Capítulo I:

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                             Frío.

En aquella blanca habitación en la que estaba reinaba el frío, últimamente siempre hacía frío allí. No lo entendía muy bien sin embargo, no era lo más importante en ese momento, de por si, dentro de poco él y el cachorro se irían de ahí para nunca más volver.

La estrategia no podía fallar, la habían planeando desde hace varios años. Tanto él como su acompañante habían visto todos las posibles escenarios que se podían encontrar al salir y estaban cien por ciento seguros, no había ninguna posibilidad de que algo salga mal.

Teniendo tantos años estando en aquel lugar ya había ganado la confianza de las personas que trabajaban allí, científicos y otras personas lo trataban como uno más, aun sabiendo que el fue parte de los experimentos que ellos hicieron y siguen haciendo. Ellos no se esperarían su escapada.


«Son realmente patéticos e idiotas»


Recordó que le habían encargado algo así que salió de la habitación en la que estaba y caminó hasta una de las salas donde las mutaciones tenían lugar, allí sus ojos fueron hasta el hombre a cargo del ser sin suerte que será otro más de ellos. Se supone que debía entregarle al sujeto los datos de su paciente y luego retirarse, pero no pensó dos veces cuando las palabras salieron de su boca.


—¿Puedo quedarme a observar?


El hombre si bien se mostró un poco confuso, en seguida tuvo una sonrisa amable y asintió—por supuesto, Miro. Puedes quedarte.


—Muchas gracias.


Y así, se quedó observando como el pobre caracal sufría de algo que seguro sería lo peor en su vida, vio como le inyectaban distintos líquidos para acelerar aquel cambio. El animal se retorcía y lloraba debido al dolor, trataba de zafarse de sus ataduras. Quería ayudarlo, pero no podía hacer nada. No por el momento.

Al terminar de ver aquello simplemente se retiró del lugar. No tenía nada que hacer y estaba aburrido, recorrió los pasillos una y otra vez buscando entretenerse hasta que visualizó un cartel que indicaba el lugar donde estaban los experimentos ya hechos, sonrió y se adentró allí, inmediatamente se dirigió hasta una puerta ya conocida.


Sacó la llave de su bata y abrió la puerta. En cuanto cruzó por ella volvió a cerrarla y observó con cuidado al ser que se encontraba en ese cuarto.

Encadenado a las paredes y sentado en la cama se encontraba su futuro acompañante para salir del laboratorio. La expresión que mostraba era siempre neutra, lo veía fijamente sin decir nada, como siempre esperando que él comience a hablar.


—Buenos días, Ryuu.

—¿Has conseguido información?

—¿Ni siquiera me saludas? Eres malo. Creí que era tu mejor amigo.

—Lo eres, Mir. No te confundas. Y bien... ¿tienes o no información?

—Pues sí, hay información: tendremos otro compañero, esta vez es un caracal, ya lo han sometido a la transformación.

—Vaya, ahora van por los felinos. Interesante. 

Una pequeña risa amarga se escuchó en la habitación, las pocas veces que ambos se veían siempre terminaban siendo divertidas de alguna manera. Después de intercambiar unas cuantas palabras más dejó a su cómplice para ir junto a su "jefe" a una reunión. Mentiría si dijera que no estaba emocionado, y eso que ni él sabía el porqué.

El karma de la humanidad [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora