14

45.1K 2.5K 486
                                    

Después de ese inoportuno momento decidimos hacer como si no pasó nada, y nos cambiamos para ir con los chicos a recorrer la montaña.

—Están preparadas para lo que se viene. Mira Valentina, aquí te tengo a tu noble corcel listo— reía Marcos refiriéndose a su amigo. Mientras él lo veía con cara de pocos amigos

—Hoy no será necesario, desperté con tantas energías que lo haré sin ayuda de mi corcel, digo de Adrián. Scusa, es la costumbre— le dijo, mostrando una pequeña sonrisa, que no sé porque razón, me molesto un poco.

—Descuida, si necesitas algo solo me lo dices— Él hizo el intento de relinchar, cosa que nos partió de risa a todos.

—Vamos mis queridos camaradas, que la aventura nos espera— era en serio que andaba con muchas energías, fue la primera en salir.

***

—Valentina ¿qué pasó? Donde quedaron las energías—pregunté con sorna.

—Esparcidas en el suelo, junto a mi sudor, non sopporto.

Y prácticamente cayó al suelo, dándose por rendida cuando ya faltaba menos de la mitad.

—Que poco rendimiento físico tienes, me a vergüenzas, siendo tan joven es para que...— no me dejo terminar por que comenzó a ignorarme y hacer ruido.

—No necesito de tus sermones, mejor ayúdame, porque mi noble corcel me ha dejado— Y así era, los chicos se adelantaron para ver si valía la pena que subiéramos hasta el final de la montaña.

Para mí era obvio que valía la pena, imaginen estar en la cima, pudiendo observar casi todo a nuestro alrededor, aire fresco y puro, las aves...

—Hey planeta tierra llamando a Marte— chucky me sacaba de mi maravilloso sueño.

—En serio, que te das unos alucines bien fuertes. — decía, analizándome de pies a cabeza.

—Has silencio y mejor continuemos.

—No, ya no quiero.

—Entonces te quedas sola, porque yo continuaré.

—Quanto male, necesito energías.

—Lo siento, no cargo baterías de repuesto.

—Que graciosa, mejor dame un beso.

¿Escucharon lo mismo que yo?

—¿Perdón?— debía asegurarme, que no era una pasaba de mi cerebro que alucina.

—Perdonato— Idiota. — En serio, dame un beso, así recupero mis energías y subo toda la pendiente.

—Estás loca si piensas que lo haré, no me voy a dejar chantajear— era una locura, como cree que la voy a besar, podría venir mi novio y verme. No, definitivo eso no puede ser.

Te das cuenta que rechazas la idea por tu novio, no porque tú no quieras.

Nadie pidió tu opinión tonto subconsciente, desaparece... Pero tenía razón, hay que admitirlo.

—Carla, solo será un besito en la mejilla, bueno en cada mejilla, per favore; tampoco que te estuviera pidiendo matrimonio— creo que tiene razón— Eso será después— lo dijo tan seria que no sabía si jugaba o era en serio, pero decidí no prestarle atención.

Lo pensé detenidamente

—Ya está bien, lo haré — eran dos besitos inocentes, no había nada de malo.

Ella se acercó a mí, y yo coloqué mis manos en su rostro, confieso que me pone muy nerviosa hacer contacto con ella. Acerqué mis labios a sus mejillas y dejé un pequeño beso en cada uno de ellos.

Valentina mantenía los ojos cerrados, pero con una sonrisa en su cara.

¿Y a esta que le pasa? me pregunté.

—Hey ¿qué tienes?

—Estoy en las nubes— me respondió sin dejar su sonrisa de idiota— Grazie, grazie, ahora siento que podría subir mil montañas más— decía eufóricamente. Antes de salir corriendo me dio un beso rápido en la mejilla, que me sorprendió, pero me dejó en las nubes como le había pasado a ella, no sé qué estamos haciendo, sea lo que sea está mal y no puede continuar.

—Amor ¿qué tienes?— me había quedado como idiota rememorando el beso de Valentina.

—Que, ¿qué pasa?

—No sé, dímelo tú, vine a verte porque estabas tardando, Valentina llego muy contenta y decidí venir a ver si te pasaba algo

—Que gracioso, ¿pensaste que me había hecho algo malo?— pobre Marcos, esta psicosiado

—Algo así— si supiera

—No te preocupes, ella no podría contra mí.

—Mejor subamos.

—Piensas que ella podría hacerme algo malo- dije molesta, creo que me está subestimando.

—Claro que no. Llevemos la fiesta en paz, hay que disfrutar de este día, sí.

—Eso deberías decirle a ella, que es la fastidiosa, y siempre me busca.

Porque le gustas

—No te metas idiota.

—¿Perdón?— ¡maldición! lo había dicho en voz alta.

—Nada amor. Vamos a ver qué hace ese par— no, no estoy celosa...

La hermana de mi mejor amigo (Historia completa en AMAZON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora