La primera vez que Cedric conoció a alguien amable en este siglo fue en una oficina en la gran ciudad de Cracovia que desconocía hasta ese viaje. O bueno, era una ciudad totalmente distinta de lo que algún día fue la población de Cracovia. Aparentaba ser una ciudad mucho más moderna y concurrida que su pequeño pueblo.
Quien fue amable y le demostró que la gente, en su mayoría, había cambiado para bien estaba siendo de secretaria redactando la investigación que se tenía a cabo en el hospital. Vestía un traje formal color verde musgo con unos aretes de oro que combinaban con el pequeño gafete dorado que tenía escrito en cursiva un Cecilia.
—Buenos días señorita —dijo una voz masculina.
Ella busco el rostro del visitante.
—Buenos días, ¿necesita algo?
—Tengo una entrevista con el señor Plazak
— ¿Encuentro con el gran hombre mismo? —Pregunto Cecilia tras verlo entrar a la oficina de su abuelo y mirar todo asombrado, cuan muchos independientes que llegaban aquí a cumplir sus sueños. —No llegas tarde, ¿verdad? Él odia eso.
—Para nada. De hecho, llego un poco temprano. —Él le sonrió y dejo en vista sus dientes blancos y perfectos en su rostro cincelado.
Había que admitir que aquel extraño era apuesto y estaba bien arreglado para causar una buena intención. Estaba bien peinado pero de todas maneras algunos rizos oscuros se negaron a ser domesticados y dieron un aire más juvenil en su rostro que sinceramente no sobrepasaba los treinta y tres años.
Era, elegante y de altura sobresaliente que le daba un ligero aire de poder, más aun con aquel traje negro que alguna vez debió ser resplandeciente. Se notaba que estaba bien hecho, de buen sastre, pero que parecía tener al menos una década de antigüedad. Su vestimenta no denotaba pobreza, mucho menos en esta época, pero tampoco hablaba de arrogancia fingida para dar una impresión falsa como muchos lo habían intentado.
Ella alzo la vista para notar su mirada con una especie de gracia y buena educación, también curiosidad cuando alcanzo las páginas de un expediente en el mesón de ella que atrajo su atención.
—Disculpe, no quiero entrometerme, pero ¿es ficción o es real?
Estaba a punto de decir que era una investigación, pero él volvió a hablar.
—Es fascinante. —Es una recopilación de síntomas antiguos que la gente atribuía a seres sobrenaturales. Como un antiguo recetario de ancianos, o el libro que tenía su padre con las anotaciones de síntomas y remedios a tales síntomas. Dio una ligera sonrisa por aquel grato recuerdo, ahora todo parecía más simple, todo o mejor expresado, casi todo, tenía una respuesta fundada y clara. —Esto hubiera servido en donde vivía.
Ella se encontró sonriendo de vuelta.
— ¿y de donde viene usted? Si se puede saber
—Del este, —ella lo miró con atención hasta que el carraspeo y se corrigió. Ahora había tantos países que antes eran uno solo. —Perdón, es la costumbre, es que es un pequeño pueblo olvidado de todos, pero puedo decir que un bello lugar opacado por historias de monstruos para aterrar niños pequeños.
—pues habla bien el idioma pese a su acento.
—es muy amable.
Su semblante parecía pálido, mucho más del normal. Una vez que se dio cuenta, también lo vio balancearse sobre sus pies.
—Disculpe mi pregunta, —dijo con una voz delicada, y estando de pie por si él llegase a colapsar, —pero ¿estás bien?
—Muy bien, gracias. —Su sonrisa parecía un poco más forzada cuando le devolvió las páginas que le había prestado.
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𝐊𝐫𝐚𝐯𝐚𝐯𝐨
VampireUna maldición cae a un hombre inocente que es catalogado de vampiro. Tras malcedir y permanecer muerto por más de cinco siglos es despertado por la sangre en su marchito corazón. Sin comprender nada de este nuevo mundo su bondad es consumida por la...