Especial Diego: Despedidas.

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Salí de la cafetería sin guardarle rencor, sin tener remordimientos de lo que iba a hacer mañana. Me iría del país por causas importantes, o eso dicen mis padres. Para mí es una manera de alejarse del mundo al que una vez pertenecieron y ahora, años después aun los seguía persiguiendo.
Volvería, tal vez en un año o dos pero tenía claro el volver. Seguiría siendo doloroso para mi el no verla otra vez. Y si me preguntaban que veía en ella, no lo sé. No creo que si quieres a alguien puedes decir el porqué. Una vez leí que si te gusta alguien por ser inteligente es admiración, si te gusta por su personalidad es aprecio —o eso creo, mi memoria me traiciona la mitad de las veces— , y si te gusta por su belleza es solo atracción. Pero si no sabes explicar el porqué entonces es amor.
Llegué al estudio donde por última vez practicaría con mis amigos. Jake, Brenda, Hannah, Bob y Nina eran como parte de mi familia. Cada uno era un pedazo de mi que me ayudó a no darme por vencido en la vida y desprenderme de ellos era algo difícil. Cuando entré al salón donde guardabamos los instrumentos me extrañó encontrar la luz apagada, y entonces creí entender lo que ocurriría cuando encendiese la luz. Y así fue. Inmediatamente encendí el interruptor un ruidoso ¡SORPRESA! sobresaltó mi corazón. Todos se lanzaron sobre mí en grandes y apretados abrazos bien recibidos —aunque tenía calor—  y me abrieron paso para ver el gran pastel blanco con trozos de chocolate negro en las esquinas. En el centro se leía ¡Hasta pronto Diego! en unas finas letras hechas con sirope de chocolate.
Nina era en especial sentimental y estaba llorando ya. Aunque también estaba consciente de sus sentimientos hacia mí pues ya me lo había dicho, pero eso nunca cambió nuestra relación.
—Hará mucha falta nuestro vocalista estrella.— dijo Brenda, una chica morena, al parecer era de origen afroamericano. Ella tenía un carácter brusco y fuerte, además era muy directa, pero era alguien de confiar.
— ¿Seguirás tocando allá?— preguntó Jake.
— Tal vez solo para mí. No sería lo mismo si no es con ustedes. No cualquiera puede entender a alguien como yo.—
— Y sabes que estamos aquí para ti, en caso de que vuelvas a enfrentarte a esos problemas otra vez, por favor no recurras a la opción más dolorosa. Mandanos un correo o algo y así podremos mantenernos en contacto.— Jake me miraba con una mezcla de reproche por lo primero y súplica por lo segundo.
Bob no hablaba. Él había sido el de la idea con aquella carta, y resultó ser una broma. Según él, no creía que tendría el valor de dársela a Amy y por eso la había hecho así. Se que se arrepentía de eso pero no podía hacer nada al respecto. No quería que ocurrieran problemas entre nosotros por una tontería.
— Hey Bob, te tengo algo.— saqué una hoja de mi mochila y se la entregué. —Es la nueva letra, si quieres me mandas tu opinión por correo y eso.—
— Seguro que no hay que cambiarle nada, eres bueno en lo que haces.—
— Nah, seguro hay que cambiarla desde la primera letra hasta la última, te estás poniendo cursi amigo.— Brenda y su extraño sentido del humor... nunca la entenderé del todo.
Así, duramos un rato más antes de marcharnos a casa, y además de comernos el pastel tocamos algunas canciones. Cuando salimos del estudio ellos quisieron acompañarme a casa así que todo el camino conversamos e hicimos chistes estúpidos y sin sentido. A veces pienso que nuestra actitud es muy diferente a la que aparentamos, pero eso nos aparta de malas personas.
Me preguntaba si Amy había leído la nota. No quería dejarle una mala impresión de mí, a fin de cuentas cualquiera se asusta. No supe lo que decía la carta esa hasta varios días después cuando a Bob se le ocurrió decirlo. Quería matarlo, en el buen sentido claro. Bueno, si es que a eso se le puede buscar buen sentido.
En determinado punto sentí a alguien detrás de nosotros, pero estaba oscuro para ver. Me preocupaba que habíamos avanzado bastante y aún estaba esa sombra detrás de nosotros. En un momento en el que un auto pasó y sus focos iluminaron a esa persona por unos segundos creí haberla visto a ella. Pero no era posible eso, creo.
Al llegar al frente de mi casa me despedí de mis amigos. Ahora yo también quería llorar, aunque tenía casi tres años que no lo hacía. El mundo me hizo de hierro para soportar sus golpes pero mis amigos me ablandaban como nada más lo lograba. Y cuando enfoqué mi vista atrás la vi. Se escondía tras un poste de luz, mala idea si quería ocultarse, pero me sentí aliviado. ¿Que hacía allí? No lo sé, pero estaba seguro de que era por mí.

~•~•~•~•~•~
A la mañana siguiente tuve que madrugar. A las cinco y media el despertador de mi celular me obligó a abrir los ojos. Y no quería hacerlo porque eso significaba ver mi habitación casi vacía, con tan solo la cama y varias cajas con mis pertenencias. Era triste no ver mis posters de Black Vreil Brides, Helloween y Gus'n roses en las paredes. Algunos, como mis padres, lo ven aterrador. Pero para mí era tan normal como para otros lo sería tener a su deportista o cantante favorito.
Desayuné un tazón de cereal con leche y me puse a la labor. El camión de mudanzas llegó pronto y sin perder tiempo entramos las camas y sofás, la vitrina, el estante de trofeos —los trofeos estaban en una caja—y las demás cosas. A las casi dos horas ya estaba agotado pero aún faltaban algunas cosas.
Y una pequeña figura caminaba hacía acá como ida en sus pensamientos. Parecía concentrada en lo que pensaba y en un momento la vi susurrar algo. Vestía un uniforme sencillo de falda azul oscuro y camisa blanca, con un pañuelo también azul en el cuello. Mis ojos no creían que fuera cierto. Lo de la noche anterior ya me había parecido una alucinación pero esto definitivamente no lo era.
“¿Y si no me busca a mí? Puede que solo pase por aquí. " intenté convencerme mientras seguía en la labor. Pero no fue así. Ella se detuvo al frente de mi casa y me hizo señas para que me acercara. “¡¿Es en serio?! Ella está aquí, y vino a verme." Era difícil de digerir para mi cerebro. Pero aún así dejando esos pensamientos de lado me acerqué.

—Así que te mudas...— en su rostro había algo... ¿culpa? ¿desilusión?
—Si, es extraño verte por aquí.— Estúpido Diego, ella viene a tu casa ¿y lo único que dices es eso? deberías lanzarte por un precipicio para ver si se te quita lo idiota.
— Bueno, solo pasaba, ya sabes. No sabía que vivías tan cerca de mí. —
«Y es una pena que lo sepas a estas alturas cuando me estoy mudando...»
—Así es.— Miré al suelo, realmente no sabía que decirle y me es difícil mirarla a los ojos.
— Disculpame.— Me sorprendió bastante oír eso. ¿Ella se disculpaba conmigo? ¿Porqué?
—¿Porqué?—
—¡¿Cómo que porqué?! — subió la voz, pero luego se calmó. — Por tratar te tan mal, no debí hacerlo, y me arrepiento de veras. Aunque no puedo corresponder a tus sentimientos —me lo imaginaba.— pero me habría gustado que fuéramos amigos.—
¡Ella quiere ser mi amiga! Es casi increíble pero ¿Que te lo impide? Seamos amigos.
—Entonces ya lo somos.—
—Supongo que... esto es un adiós ¿no?—
— Si, eso creo...— aunque me duele pensarlo, y más ahora que pareces dispuesta a hablar conmigo. —pero... ese “Adios" ¿Es un hasta nunca o un hasta luego?—
—No lo sé, espero que lo segundo. Me tengo que ir al instituto. Adiós.—
—Adiós...—
La vi alejarse de mí, y me dediqué a admirar por unos segundos a aquella chica que quizás no volvería a ver mientras pensaba en sus palabras.
— Yo también espero que sea lo segundo...—
Cuando desapareció su figura al doblar la esquina sentí que debía hacer el esfuerzo. Debía volver algún día. Pase lo que pase...

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Pues, si. El capítulo anterior a los ojos de Diego. Tal vez esperaban que su personalidad fuera mas “Dark" pero realmente lo “Dark"  es su pasado, algo de su presente y su ropa XD. Claro que esos detalles no lo sabrán a menos que me de la gana de ponerlos.
“Adiós mi niño, nos veremos algún día" (agita su pañuelo blanco imitando a las películas)
Es el tercer capítulo en una semana ¿creo? y puede que no escriba mucho en los próximos días por asuntos de la vida y el amorch... amorch... amorch... que rarito.

Si te gustó puedes regalarme un voto y nos veremos prontoooooo

Aquí no existe principe azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora