En la vida y en la muerte

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Algo había cambiado, pero no debería sorprenderle. Sabía que en algún punto de ese cruel juego llegaría el día en que todo se derrumbaría. Nunca debió enamorarse, más sin embargo, no luchó contra aquéllos sentimientos que cada día eran más fuertes; y Kokichi sabía, que ciertamente, Miu le correspondía, la atracción entre ellos se notaba y hacía pública en cada juicio por el que pasaban.

El líder supremo lo admitía, amaba insultar a Iruma en frente de todos y que la misma mostrase como le gustaba aquello, demostrándose que sólo él la podía hacer sentir bien, y que nadie la entendía más que él.

Kokichi observa el pizarrón donde estaban las fotos de sus compañeros, tanto los caídos, como los que seguían con vida, señalando como se concluyó cada caso. Nunca pasaba tanto tiempo antes de que otro caso ocurriese, y aunque quería evitarlo, Monokuma siempre encontraba formas de que alguien cometiese un asesinato; y esa no era la excepción. Sin embargo, ahora era diferente, Ouma no necesitaba tener el talento de analítico para saber lo que estaba por pasar, mucho menos cuando se trataba de Miu Iruma.

Pero a pesar de todo, él no la culpaba. Todo a fin de cuentas, era culpa de ese maldito juego. No culpaba a Miu de su decisión, pero si lo hacía sentir triste y algo molesto, Kokichi no lo demostraría, de cierta forma lo entendía, sabía porque la inventora decidió hacerlo de esa forma, ella no tenía malas intenciones con él, no tenía porqué decírselo para saberlo.

Después de todo, su amor estaba destinado a fracasar desde un principio.

El líder coloca la foto de Miu y la de él al lado del otro. Aquélla noche fue la última vez que Ouma le pidió un favor, crearle varios inventos que serían de utilidad para enfrentar a Monokuma más sin embargo, a pesar de que Kokichi le pidió que luchase con ellos, ella se negó. Kokichi la escuchó con atención, sin vacile en su rostro, sin ningún rastro de desinterés, él era excelente mintiendo, pero en esa ocasión no lo hizo. Realmente se preocupaba por Miu.

Era de esperar que estuviera cansada de las traiciones entre amigos, no quería luchar junto a los demás por esa misma razón; porque siempre había alguien que les apuñalaba por la espalda.

Ouma sonríe de la ironía, porque a pesar de estar harta de traiciones, decidió traicionarlo a él. Dibujó una flecha entre la foto de ambos, que explicaba claramente que Miu lo asesinaría. Kokichi se quedó con ella haciendo los últimos preparativos en la sala de computadoras, Miu, muy emocionada, le explicó con detalle todo, y con esa sola explicación no le fue difícil asimilar que estaba preparando un homicidio contra él.

De cierta retorcida forma, se veía romántico.

Miu quería salvar el mundo, pero Kokichi sabía la verdad, el mundo se había acabado hace tiempo atrás. Pero sabía que sin importar si ella lo sabía o no, continuaría con la esperanza de que sus inventos lograrían restaurar el planeta. No obstante, Kokichi intentaría hacerla cambiar de opinión, porque ellos quizá podrían vivir allí para siempre... quizá podrían derrotar a Monokuma... quizá podrían salvar el mundo juntos...

Salió de su habitación y caminó hasta la de la inventora, no necesitaba ni tocar la puerta, el tenía sus propios trucos (además que ya era muy tarde), por lo que entró sin invitación. La habitación de Miu, a pesar de tener la ropa tirada en el piso, olía muy bien. Kokichi observó como la chica dormía plácidamente sobre la cama, con una tranquilidad que le hizo compararla con la bella durmiente, quien no despertaría al menos que le diesen un beso de amor verdadero.

Sin perder más el tiempo, se acostó a su lado, observándola con detalle. Kokichi pensó en lo idiota que debía parecer en aquél momento, nunca pensó que llegaría al punto de pensar que verla dormir era un buen pasatiempo.

Pero pronto la tranquilidad y el silencio se vieron interrumpidos cuando su bella durmiente despertó.

—¡¿Qué haces aquí?! —Pidió una explicación, totalmente sorprendida. Sus gritos no eran para nada como los de una princesa, pensó Kokichi. Las mejillas de la rubia ya se encontraban totalmente rojas—. P-para que estés colándote en mi cama a estas horas...

—Ya quisieras que viniera a eso, zorra —le dijo con una sonrisa traviesa, Miu no pudo evitar gemir tras aquél insulto—. Quería verte —se sinceró. Miu paró de pensar cosas pervertidas y lo miró.

—¿V-verme...? —dijo tímida mientras se cubría más con la sábana.

—¿Qué sucede? —le preguntó, acercándose un poco a ella, quien se quedó estática— ¿no le crees a éste mentiroso? —con un movimiento hábil, colocó su brazo izquierdo alrededor de la espalda de Iruma, su piel era tan suave, a pesar de que temblaba por los nervios, no ocultaba el hecho de que le gustaba sentir su tacto, su rostro estaba tan cerca que a Miu le costaba mantener la vista sobre él— Respóndeme —ordenó el líder supremo.

—T-te creo... —apenas logró responder. La cercanía de sus cuerpos hacía que Ouma pudiese ser capaz de sentir su corazón latir con fuerza, aquello la hacía sentir muy bien. Con su otra mano libre, acarició su rostro, el cual ardía un poco.

—Lucha con nosotros, podemos lograrlo —invitó, una vez más.

—No... no puedo —ella dijo en voz baja, desviando su triste mirada de la seria de él. Ella sabía que Kokichi no le estaba mintiendo, pero algo dentro de ella, su valentía murió tras recordar los meteoritos que cayeron sobre la tierra. El mundo la necesitaba, y era capaz de destruir lo que la hacía feliz por salvara a los demás, su talento era el de inventora, después de todo, no podía renunciar a eso.

¿Cómo podían llamarla egoísta cuando estaba abandonando su felicidad por el bien del universo?

Miu decidió matar a Kokichi, no porque lo odiaba, sino más bien, porque era a quien más quería. No, no lo quería, lo amaba. Los latidos de su corazón no le mentían. Él era inteligente, por lo que si mataba a alguien más, la descubriría en un abrir y cerrar de ojos, pero también lo era Saihara, pensó en matarlo a él, pero si ganaba, no soportaría ver a Kokichi siendo ejecutado en su lugar. Al menos así, muriendo en un mundo virtual, sería menos doloroso. Aquello era, apostarlo todo.

Se sorprendió al ver como Kokichi se recostó sobre su cuello, aferrándose más a ella, sentía su respiración sobre su cuello que le causaba cosquillas; él olía sus rizos dorados, que por alguna razón estaba obsesionado con estos, y que, aunque estuviesen hechos un desastre, eran suaves y olía muy bien, el líder podía pasar todo el tiempo que quisiera acariciando su cabello, esa mujer, sin lugar a dudas, era su debilidad. Miu, por su parte, cerró sus ojos y lo abrazó, disfrutando de aquél momento en el que eran felices, a sabiendas de que sería el último.

El líder supremo, al ser rechazado, tuvo que dar inicio al plan B, del cual no quería llegar, pero no había otra escapatoria; Kokichi tenía que darle la vuelta al plan de Miu, y para eso usaría un cómplice, quien más tarde, se trataría de Gonta. No obstante, Kokichi moriría al final, de eso se ocuparía él mismo, utilizaría el caso de Miu, su amor, como ventaja para que su plan funcionase, no podía ser de otra manera, ya no.

Todos lo verían como el malo de la historia, eso no le importaba mientras salvase a todos, y en el final estuviese junto a Miu, vivo o muerto.

Behind the scenes [Irouma/Oumiu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora