Algo más

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A Kokichi no le parecía atractivo escuchar palabras obscenas cada vez que Miu hablaba, sin embargo, la primera vez que se fijó en ella, sin mentiras, fue el primer día en que todos se reunieron en el gimnasio, justo en aquél momento en que los monobest hicieron aparición, ella había manifestado que primero matasen a los feos; Iruma pudo haberlo dicho enserio, pero para Ouma no fue más que algo de lo que podía aprovecharse como una broma, él no tardó en unirse a su idea y decirle a Himiko que corriera. En ese preciso momento pensó: ¿Un dúo así no sería interesante pero insoportable para los demás? Aunque aún no la conocía del todo bien como para llegar a ese tipo de conclusión. Pero sus comentarios solían llamarle la atención.

La segunda vez, fue en la primera investigación que tuvieron, el caso de Amami Rantarou para ser exactos. Aquél invento creado por Iruma había sido de gran ayuda en el juicio; y a pesar de que Miu era realmente idiota a la hora de argumentar, cuando se trataba de tecnología, la chica brillaba de talento. A Kokichi le parecía curioso aquél detalle, por lo que pensó, que no era tan descabellado darle una oportunidad.

Y la tercera vez fue... cuando empezó a conocerla.

El líder supremo, desde un principio, empezó a planear como terminar ese juego de matanza, pero no podía simplemente decirlo, él prefería jugar de otra forma, de una en que pensasen que él era el malo de la historia, no podía ser de otra manera. Pero para poder llegar a su objetivo, debía conocer a su enemigo. Gonta había dicho, al día siguiente de la ejecución de Kaede, que había visto un insecto, y aunado a su gran vista, Kokichi no podía sacarse aquello de la cabeza; por lo que se dirigió al laboratorio de Iruma, sin ser visto por alguien más.

—¿Qué mierda haces aquí maldito enano? —Miu no tardó en vociferar aquéllas palabras obscenas en su contra.

—Sólo vine a pedirte un favor, quiero que crees algo para mí, tal y como lo hiciste con Akamatsu-chan y Saihara-chan —Le respondió ignorando su comentario el cual no lo hizo sentir ofendido. El mismo portaba una característica sonrisa, de aquéllas que no sabías si eran fingidas.

—¿Y qué te hace pensar qué lo haré? —Miu le dijo con un tono de superioridad—. Si quieres que lo haga, debes arrodillarte ante mí tal y como Kaeidiot y Poichi lo hicieron.

—Oh, con que así es como juegas~—Kokichi colocó uno de sus dedos sobre sus labios con una mirada juguetona y al a vez intimidadora, la cual hizo a Iruma temblar, mostrando su verdadero ser, y el experto en las mentiras podía notarlo a simple vista, Iruma Miu no era el tipo de persona que aparentaba ser, una mujer obstinante que se hacía la fuerte insultado a todos, en realidad, era una persona frágil y fácil de convencer. Había que ser un tonto para no darse cuenta— ¿No se supone que las perras como tú son las que se arrodillan ante su amo? —Preguntó mientras se acercaba a Miu, quien por naturaleza empezó a alejarse por cada paso que daba Kokichi, podía sentir cada mentira de la rubia, como intentaba parecer que no le gustaba aquéllo, y eso le incitaba más a hacer lo que hacía; cuando la pared detuvo a Miu y supo que no tenía escapatoria, el pequeño líder, aprovechando aquello, apoyó su mano contra la pared mientras miraba a su presa con malicia— Dime, ¿te portarás bien y harás lo que te pida, cerda?

—¿C-cerda? —Miu repitió con cierto sonrojo en sus mejillas, apartando su mirada de satisfacción de la maliciosa de Kokichi. Oh, como disfrutaba aquello— ¡S-sí, lo haré! —La rubia parecía que estallaría en cualquier momento. Kokichi no podía imaginar que pasaría si llegase más lejos.

O quizá sí.

—¡Es bueno escucharlo, sabía que lo harías! —Enseguida, la expresión de Kokichi cambió y sonrió ampliamente mientras se alejaba de Miu, dejándola libre.

—¿Y qué es exactamente lo que quieres que la majestuosa Miu haga por ti? —Le preguntó mientras recuperaba su faceta egocéntrica, al parecer Kokichi no era el único que cambiaba tan fácilmente su máscara.

—Pues, quiero algo como esto —Kokichi sacó de su bolsillo un papel, donde dibujó un invento que parecía ser como una aspiradora portátil—. Y espero no hagas preguntas al respecto, perra asquerosa.

—E-esta bien —Iruma tuvo que morderse el labio para aguantar cierto quejido de placer al escuchar ese insulto hacia ella, Kokichi pudo notarlo— Dame hasta mañana...

—¡Okee! Lo dejo todo en tus manos, Iruma-chan —él respondió mostrándose muy feliz al respecto, tal y como un niño inocente lo haría, y tras despedirse, se fue del laboratorio de Miu.

—¿Ese maldito enano que se cree? —Empezó a hablarse a sí misma Miu—. Pero... todo aquello que me dijo... —tras recordar su cara sádica y aquéllos insultos la hicieron sonrojarse y abrazarse a sí misma; y por alguna razón pensó en que Kokichi podía leer su mente.

No estaba del todo equivocada, aunque en realidad era que Miu era fácil de leer para alguien como él. Kokichi usualmente le aburría saber tan fácilmente lo que la otra persona quería, pero esa vez era diferente, el líder lo sabía, había algo más entre ellos, y el no saber que era exactamente le emocionaba de alguna manera.

Behind the scenes [Irouma/Oumiu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora