Narra Rosse
Estaba sentada frente a mi laptop a oscuras en la pequeña recámara que sería mía durante estos meses, trataba de seguir escribiendo lo que sería mi trabajo de historia para la universidad pero a mi cerebro se le había ocurrido no funcionar y llevaba tres palabras. Mi nombre.
Cerré la laptop de un manotazo y corrí y me aventé en el suave colchón. Mi cabeza volaba sobre lo que había pasado el día de ayer cuando había llegado a este departamento, no me sacaba de la cabeza lo hermoso que era ese chico y me ponía los pelos de punta vivir con el.
Era hermoso, amable y caballeroso ¿que más podría pedir una chica? Nada, absolutamente nada. La noche anterior se había encargado de mostrarme todo el apartamento y me había indicado cómo funcionaban las cosas ahí, comprendí todo y asentía a cada cosa que decía pero la sonrisa parecía que se había quedado pegada a mi cara y me había abofeteado mentalmente por esoTodo estaba en orden, pero había algo que me llamaba la atención más de lo normal el me había dicho que no podía pasar a la habitación que estaba aún lado y es más la había cerrado con llave ¿que tendría ahí? Era algo que sin dudarlo averiguaría
Me levante decidida a hacer algo de provecho y caminé fuera de la habitación y me paseé por todo el apartamento buscando algo interesante, tomé un retrato que estaba encima de un mueble y lo miré atentamente. Una mujer muy joven como de mi edad, muy bonita si y con una sonrisa enorme. ¿Quien sería? ¿Sería que Cole tenía novia? Al pensar eso mi semblante sin pensarlo decayó, esperaba que estuviera soltero.
Narra Cole
Cada día dormía menos, era algo a lo que me empezaba a acostumbrar, Hanna seguía igual y la bebe ahora sonreía con más frecuencia y eso me hacía el hombre más feliz del planeta.
Me levante de la cama donde solo había dado vueltas y vueltas y ni había conciliado el sueño en ningún momento, me puse ropa deportiva y decidí que era buen momento para salir a correr un poco.
Corrí durante media hora y al final me quedé sentado frente a una banca solitaria en el parque. Mi cabeza estaba llena de malos momentos, no sabía que hacer en definitiva y ahora ya habían pasado 4 meses desde el accidente y Hanna simplemente no daba señales. Mi corazón se oprimía a cada momento al recordar los buenos momentos que habíamos vivido juntos también los malos momentos me hacían sentir aún peor y ahora me atormentaba más que nunca el haber dejado a mi hija sin su madre
¿Que debía hacer? ¿Hanna de verdad despertaría algún día? Eso era algo que ahora no tenía completamente acertado. Mi hija por otro lado ya estaba más cerca de mi y de que viviese en casa, ya había sido el primer juicio pero aún faltaban dos más, lo que odiaba era verle la cara a Josh quien se presentaba cínicamente y tenía el lujo de ir a visitar a mi hija. Me repugnaba que se le acercara a mi hija.
Y ahora Rosse la querida Rosse era la que había llegado a traer un poco de paz en mi vida y se lo agradecía, cada día hablábamos un poco de lo que nos gustaba hacer y de lo que queríamos hacer sin embargo nunca le mencioné que tenía a Hanna y a mi pequeña, era algo que guardaba para mi y no me gustaba que me tuvieran lastima
Me levante de la banca donde me había sentado al notar que el amanecer estaba haciendo su entrada, trote hasta el departamento pensando en que ese día había quedado que desayunaría con Rosse
Al llegar tomé una ducha rápida y me puse un traje para poder así salir al trabajo después de desayunar
—Buenos días dormilon—Dijo Rosse delante de mi
—Buenos días Rosse ¿como has dormido hoy?
—Muy bien ¿Tú qué tal?
—Bien—dije mintiendo—¿Que harás hoy? —pregunte curioso
—Ahorita desayunaré y después la universidad, pero después de eso nada ¿por que?—dijo disimulando muy mal la sonrisa que tenía en los labios
—¿Quieres que pase por ti? Podemos ir a comer algo juntos—pregunte con un atisbo de nerviosismo
—Si, claro que si eso me encantaría—dijo sonriendo esta vez ampliamente
—Entones pasó por ti—dije sentándome frente a ella
Asintió y se dispuso a comer lo que nos había servido a ambos, me gustaba verla tan tímida y a la vez tan alegre eso era algo que sin duda me gustaba de ella
Entre bocados y muchas sonrisas y miradas salí a trabajar, después de ir a comer con Rosse tendría que ir a ver a Hanna y después iría a ver a mi pequeña
Pasaron las horas volando y también había llegado un nerviosismo a mi con un golpe de culpabilidad. No sabía exactamente que estaba pasando entre Rosse y yo pero sin duda alguna me sentía culpable.
Baje del auto y me recargue en el para esperar a Rosse. Pasaron 5 minutos y ella apareció frente a mi con una sonrisa gigante, le sonreí de vuelta y le abrí la puerta de copiloto para que entrara y así lo hizo
—¿Que Se antoja comer?—dije una vez que ya estaba en el auto
—¿Una hamburguesa te parece bien?—pregunto poniendo un mechón de pelo detrás de su oreja
—Me parece muy bien ¿Quieres comerla en casa o en restaurante?
—En casa esta bien, mucho menos gente—Dijo riendo
—En casa entonces—dije y arranque
Me ponía nervioso su presencia sin dudarlo pero ni sabía exactamente el porqué
Conduje hasta el restaurante y pedimos nuestra orden una vez la tomamos fuimos directo a casa donde comimos tranquilamente entre chistes y anécdotas de Rosse que me resultaban muy graciosas
—Bueno, tengo que irme—dije frente a Rosse
—¿Tan pronto?—dijo Rosse frente a mi con intento de puchero
—Tengo algo muy importante que hacer, pero no tardaré tanto ¿está bien?
La vi asentir sin ganas y me le acerqué para darle un beso en la mejilla pero ella volteó la cara y termine besándole los labios
Suaves y dulces era lo que eran, me quedé un momento con sus labios pegados a los míos y de un impulso comencé a besarla, su pequeña boca era suave y deliciosa, todo era suave como ella era pero intente profundizar el beso y ella me dio permiso, un cúmulo de sensaciones se arremolinaban dentro de mi, la besé y la volvía a besar una y otra vez hasta que nuestras respiraciones eran agitadas
Ella me sonrió una vez que nos separamos y entre besos la ropa fue desapareciendo, hice que sus piernas rodearan mi cintura y así la lleve hasta su habitación, la deposité en el colchón y continué besándola, primero su dulce boca después su suave piel. La miré una vez más en medio de una sonrisa y ella correspondió mi sonrisa de la misma manera. Le quite el sujetador y luego las bragas que me impedían ver su completa desnudes, ella hizo lo mismo con mi bóxer y de ahí entre más besos sobre su suave piel me hundí en ella.
—Después de todo no era tan importante lo que tenías que hacer—dijo Rosse mientras sonreía.
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Ya se JAJAJAJA esto no se lo esperaban
Quiero que sepan que este capítulo lo escribí con una sonrisa en la cara, lo siento
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Un beso y nos vemos a la próxima. ❤️
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Sin segundas oportunidades.
Fiksi RemajaCuesta comprender que todas las promesas y todos los sueños que habíamos dicho ya no serían, que se habían desvanecido aquel frío 28 de enero y se habían resbalado de mis manos como se me resbalaba tu sangre. Cuesta comprender que nos habíamos pasa...