Capitulo 9

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—Después de todo no era tan importante lo que tenías que hacer—dijo Rosse mientras sonreía.

La sonrisa que estaba en mi rostro había aparecido como si fuera por arte de magia, me levante lo más rápido que pude y vi el reloj de la mesita

Maldije por dentro, la hora de visita para ir a ver a Hanna había acabado.

Me puse la ropa interior y sin decir nada salí de ahí en busca de mi ropa que había quedado tirada en la pequeña sala

Me puse mi ropa y fui en busca de mi móvil cuando escuché el timbre

Volví a maldecir porque esta vez llegaría tarde pero a ver a mi hija

Me apresuré a abrir la puerta y era frank parado frente a mi con una pose despreocupada

Sonreí levemente

—¿Que haces aquí?—dijo sonriendo mientras se adentraba a mi casa

—¿Que no puedo venir a visitar a mi amigo?—Se quedo un momento en silencio—oh ya veo que no—dijo mientras tomaba la falta de Rosse en las manos

Maldije por tercera vez

Frank me miró serio y en sus ojos veía un poco de odio en ellos ¿pero que me pasaba? El no tenia porque meterse

—Cole aún no te vas—dijo Rosse apareciendo en nuestro campo de visión solamente en ropa interior

—No querida, Cole todavía no se va—dijo Frank mientras se acercaba a mi—Si Hanna viera esto seguro vomitaría en tu cara—dijo para después salir azotando la puerta.

En ese momento todo había llegado de golpe a mi, pero ¿que había hecho? Un dolor en el pecho se había instalado de pronto, le había fallado a Hanna.

—¿Quien Es Hanna?—pregunto Rosse llegando hasta a mi y enredando sus brazos en mi cuello

—Que te importa—dije quitando sus brazos bruscamente saliendo de ahí

Caminé hasta las escaleras y bajé todos los pisos corriendo, las lágrimas se estaban acumulando en mis ojos y la desesperacion se habia apoderado de mi.

Hanna, le había fallado al amor de mi vida.

3 meses antes

—Su esposa—Era algo que rondaba ni mente

Para referirse a Hanna la llamaban "Su esposa" y era algo se me había hecho sonreír

Caminé deprisa por las calles del centro y me detuve frente a una joyería enorme

—¿Buscaba algo en especial?—me había dicho un joven tras el mostrador

Me quede pensando unos segundos y asentí

—Un anillo de compromiso—Respondí firmemente

Hanna iba a ser mi esposa y de eso estaba seguro, la amaba como a nadie y sin duda ella sería mi esposa. Planeaba darle el anillo cuando despertara porque realmente confiaba en que ella iba a despertar

El joven frente a mi me enseñó varios anillos muy hermosos frente a mi pero sin duda había uno que estaba completamente seguro que Hanna amaría porque era diferente a los demás

Tres diamantes pequeños lo adornaban y era perfecto para Hanna pensé.

—Quiero ese—dije señalando el anillo

—Muy buena elección, lo pondré en una caja pequeña y vuelvo enseguida.

Asentí y solo pude imaginar la cara de emoción que pondría Hanna cuando despertara y lo viera.

Porque Hanna iba a despertar y Hanna se casaría conmigo.

Tiempo actual

Mi respiración era más agitada que antes, no podía creer lo que acaba de hacer. Me odiaba por ello

Me quede sentado en las últimas escaleras pensando en lo que acaba de ocurrir

Me odiaría para toda la vida.

Hanna me mataría.

Ella no sabría si me perdonaría.

Si Hanna cuando despertara se enterada ¿me perdonaría? Era algo que dudaba mucho, yo la conocía y estaba segura que ella jamás perdonaría algo así

¿Ocultárselo? Creo que era una buena opción pero ¿y si todo salía mal? ¿Y su Hanna no despertaba?

Me sentía impotente ¿cómo volvería a ver a Hanna a la cara? Creo que no volvería a ser igual

¿-Y mi hija? A ella también la había traicionado con lo que acaba de hacer

Definitivamente este había sido el peor error de mi vida

Pero no solo a Hanna y a mi hija había traicionado, también había traicionado a Rosse por no haberle cobrado nada

Ella ni siquiera sabía quien era Hanna y mucho menos sabía que tenía a una hija

Me maldije una vez más, pero también me había traicionado a mi

Todo ha is sido rapido, no había pensado claramente lo que hacía, solo pensaba en mi placer pero claro en esos momentos Hanna ni mucho menos mi hija habían aparecido por mi mente.

Maldita la hora en que hizo a Rosse mía

Las lágrimas que se habían acumulado en mis ojos empezaban a caer poco a poco

—Los hombres no lloran—Me reprendí

Me levante y salí directo al auto para ir a la farmacia

Porque aparte de ser muy estupido para haber engañado al amor de mi vida también había sido muy estupido para no usar preservativo y correrme dentro de Rosse

No quería un hijo más, no de ella.

Fui a la farmacia, compré la pastilla y volví al departamento.

—Ten, tomate esta pastilla—Dije entrando a la habitación donde Rosse estaba poniéndose la ropa

—¿Por qué te fuiste así?—pregunto acercándose a mi

—Eso es algo que no te incumbe por ahora, haz caso y tómate esa pastilla que no quiero errorcitos—dije dándole la pastilla y saliendo a la cocina por un vaso de agua

Serví el vaso y volví a la habitación, esperé a que se la tomara y volví a salir

Ya la había cagado mucho por hoy Yeni pensaba seguir haciéndolo

Me encamine a la salida y me dirigí en busca de mi hija.

Este día lo había denominado como el peor de mi vida porque de este día dependía mi felicidad y con frank sabiendo lo que había pasado dudaba mucho que algo me saliera bien de ahora en adelante.

Sin segundas oportunidades.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora