Silencio, pequeña, silencio...

#6: No es quien parece ser

Sasori

¿Qué hacía Akari con el Sharingan? ¡Pero si ella no era Uchiha! ¿¡Qué diablos pasaba!?

Akari seguía clavando sus fríos ojos rojos en mis cinco compañeros, quienes estaban paralizados viéndola como yo. Comenzó a hablar, con una espeluznante voz grave y seca que recordaba a...

- Primero me dañáis a mí, luego tratáis de hacerme aún más daño... ¿y ahora dañáis a mis amigos? No tenéis perdón.

Estiró los brazos a cada lado, como abarcando un espacio indefinido (todo profesional XD), y sus ojos se tornaron al Mangekyo Sharingan. Antes de poderme dar cuenta, tanto Itachi como los demás se agarraban la cabeza con desesperación y gritaban suplicándole a Akari que parara. Cuando la miré, vi que sonreía macabramente y que su pelo se había modificado de forma. Tanto su voz como su aspecto, recordaban a...

- ¿Ahora entendéis mi sufrimiento? ¿Tenéis idea de lo que me hicisteis sufrir aquella noche?- dijo tras dejar de hacerlos sufrir. Los cinco habían caído al suelo, retorciéndose-. No quiero tener que volver a demostraros lo mucho que me lastimasteis, porque la próxima vez no tendré compasión ninguna con vosotros. Os mataré.

- ¡Akari, no eres tú!- me abalancé sobre ella, agarrándola por los hombros y sacudiéndola con fuerza-. ¡Por favor, Akari, despierta!

Poco a poco, su rostro de locura pasó al de desconcierto, sus ojos regresaron a su tono verde jade y su cabello volvió a ser liso. Me miró primero a mí, antes de comenzar a jadear con fuerza y mirar a los demás, quienes se estaban levantando con mucha dificultad debido al poderío del Mangekyo Sharingan. Aterrada, miró sus manos como si fueran las de un monstruo antes de apartarse bruscamente de mí.

- ¿Qué he...? Yo no... El Sharingan... No puede...- tartamudeaba cosas sin sentido, incapaz de formar una frase. Quise volver a acercarme, pero me gritó que me alejara y salió corriendo hacia Konoha.

- ¿El Sharingan de...?- balbuceó Itachi. Nunca lo había visto con tanta desesperación reflejada en su rostro. Miraba a los demás y luego clavaba la mirada en el suelo-. Es imposible que ella...

- Espero que así aprendáis a no acercaros a ella... Nunca- dije fríamente, mirándolos con odio, antes de salir corriendo detrás de mi chica.

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Akari

- ¿¡Por qué usé el Sharingan si no soy Uchiha!?- grité, agarrando del cuello de la camiseta a una de las cuidadoras del orfanato.

- Por favor, Akari, cálmate...- suplicaban todas. Pero estaba histérica, necesitaba saber qué pasaba conmigo.

- ¡No quiero calmarme! ¡He estado a punto de matar a cinco personas, cinco! ¡Decidme por qué puedo usar el Sharingan! ¿¡Qué es lo que no sé!?

Se hizo el silencio en la gran casa, interrumpido sólo por mis jadeos de histeria. La más veterana de todas ellas apartó a las demás y les dijo que llevaran afuera a los niños. Luego me miró con tristeza.

- Akari, cariño... Siéntate. 

La obedecí, expectante, y me dejé caer en el sofá mientras ella se sentaba con paciencia en el sillón frente a mí. Suspiró antes de volver a hablar.

- Tu historia no es como la de los demás niños de este orfanato, ni siquiera es la historia que crees que fue verdad.

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Sasuke

- ¿Qué?- chillé cuando Itachi vino a casa junto con Deidara, Hidan, Kisame y Kakuzu, contándome lo que había pasado hacía tan sólo unos segundos-. ¿Que Akari ha usado el Sharingan?