Sacudo la cabeza y me río de mis propios pensamientos alocados. Gaara me mira extrañado y con una ceja alzada (el gesto, el pobre no tiene cejas XD). Le devuelvo la mirada y vuelvo a reír, apretando su mano con dulzura mientras me aferro a su pecho desnudo, manteniendo el calor bajo las sábanas.
- ¿De qué te ríes, Akari?- quiere saber él, rodándose para quedar frente a mí.
- No me creerías si te digo todo el quilombo que se acaba de montar en mi cabeza- sigo riendo, dejándolo aún más confuso si cabe. Me ruedo yo también para mirarlo fijamente a los ojos, esos ojos como dos piedras de jade opacas que me enamoraron desde la primera vez que los vi a ellos y a su portador.
- Cuéntamelo, de todas formas no podré volver a dormir- insiste mirando el reloj sobre la mesita de noche detrás de mí, donde aún reposa el envoltorio del preservativo usado hace apenas unas horas. De momento, son las cinco de la mañana en Sunagakure, y todo es calma y paz.
- Te lo cuento luego- ahora la risa es traviesa, mientras que le doy un dulce beso en los labios de un sutil "Buenos días". Y no hago sino confundirlo más.
Gaara gruñe molesto por mi terquedad y se gira bruscamente sobre la cama para quedarse encima de mí. Me sonrojo al notar que ninguno de los dos se ha vestido aún. Aunque, recién cumplidos ya dos años desde que somos pareja, no le veo sentido.
- ¿Acaso has vuelto a soñar que eres un experimento de Konoha y que Akatsuki te violó? ¿Ese sueño continúa?- se mosquea. Celoso...
- ¿Acaso te has dado cuenta de que me estás restregando tu "eso" en el vientre?- alzo una ceja divertida, molestándolo. Me encanta cuando se mosquea, se le ve tan dulce... Eso sí, nunca enfadarlo en serio es aconsejable.
- Sí, soy plenamente consciente- se jacta, provocando que me sonroje aún más. Por suerte, afuera aún es muy oscuro como para que lo note. Sólo se ven siluetas recortadas por la luz de la luna que comienza a marcharse lentamente una noche más.
- Entonces hazme el favor y ponlo en otro sitio- inflo las mejillas en un puchero para nada serio, arrancándole una sonrisa lasciva que no me gusta para nada.
- Por ejemplo...- baja la mano hasta ponerla juguetona sobre mi entrepierna. Se me escapa un fuerte jadeo y acabo por mirarlo mal- ¿aquí?
- No seas tan insolente conmigo, señorito "soy-el-Kazekage-y-hago-lo-que-quiero-con-mi-novia"- le advierto, poniendo las manos sobre sus firmes hombros y tratando de apartarlo de encima de mí.
- Puedes hacer que pare- ronronea, bajando su rostro sobre el mío y sin dejarme nada más en el campo de visión que no sea su rostro retorcido por la lujuria-. Tan sólo dime qué pasó en este episodio de la Akari que Konoha que se enamoró del desertor de SU verdadera villa, Akasuna no Sasori.
- Ahora por pervertido no te lo digo- sentencio, siguiéndole el juego y mirando hacia otro lado con aire caprichoso.
- Qué chica más mala...- se ríe profundo en la garganta, agachando la cabeza para apoderarse con su boca de mi zona más sensible de cintura para arriba: el cuello-. Por suerte, sé cómo solucionar eso...
- Difícil lo veo- lo reto con una mirada de reojo traviesa.
Comenzando nuestro habitual juego de sí o no, en el que ambos acabábamos ganando y perdiendo a la vez, se olvida el tema del último capítulo de mi vida en sueños.
Pero nunca olvidaré las tres palabras que oía salir de los labios de mi novio durante toda esa semana donde tuve el mismo sueño de forma correlativa. Esas tres palabras que Gaara siempre susurraba en mi oído durante los capítulos más horribles hasta que me calmaba.
Silencio, pequeña, silencio...
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Silencio, pequeña, silencio...
FanficSi preguntas, nadie en toda Konoha sería capaz de decirte algo que turbe la alegría y la paz de Akari. Como su nombre dice, ella es la luz, la luz que ilumina el orfanato donde vive desde que nació. Eso va a cambiar: le falta año y medio para irse...