VI

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Luciérnagas.

Iluminan nuestro camino para hacernos sentir que es nuestro.

Farolillos con alas que nos revolotean alrededor y que emiten un pequeño zumbido.

Tu cara se ilumina por la sonrisa más grande que he visto nunca, y me miras.

Nos siguen, nos guían.

El reloj a sido incapaz de pararnos, ni las horas, y ni mucho menos ese billete de tren que no se puede cambiar.

Tu mano sostiene la mía, y me arrastra allí donde quiera que quieras ir.

Risas silenciadas. Susurros altos. Y en el fondo de mi corazón, esas palabras jamás pronunciadas.

Cierro el libro con fuerza. Lástima que los protagonistas estén en una encrucijada.

Lástima que todo haya sido narrado por mi escritor favorito, e imaginado por mi mente.

Miro por la ventana del tren, y ya no veo nada.

Nieve, frío y nada.

El paisaje favorito de las películas, los sentimientos más odiados por el alma.

Susurro tu nombre a la ventana, y espero que no te llegue. Como venganza.

Palabras que nunca me dijisteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora