Se encontraron.

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Se miraron, con mil palabras encerradas en sus ojos. Se abrazaron, intentado destrozar todos los males que afligían al otro. Platicaron, permitiendo traslúcir sentimientos que se negaban a confesar. Se despidieron con un "hasta luego", rogando al cielo otra infinidad para hablar de más tonterías. Lo que no supieron es que el espacio entre el "hasta" y el "luego" tardaría más que esa infinidad que tanto rogaban.

La noche también se enamora || DISPONIBLE EN AMAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora