Capítulo doce: Orgullo

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Todos los días espero con ganas el momento. Todos. En cambio hoy no. Hoy no. Cae la noche.

Me visto lentamente. Toda la piel me escuece. Da igual. No siento dolor. No sé cuanto tiempo he estado en la bañera. ¿Una hora? ¿Dos? Toda mi piel está arrugada. Odio el agua. No puede limpiar. Almenos a mi. Ni toda el agua del mundo podrá limpiar la sangre que mancha mi cuerpo.

No tengo ganas de nada. Ni ganas de nadie. Pero no tengo que dejar que eso me frene. Nunca.

Cuando ya estoy vestida abren mi puerta. Es mi padre. ¿Qué hace aquí? Me ve y ni se inmuta. Se sienta en mi cama y entonces me mira.

-Estoy muy orgulloso de tí. -suelta sin más - Nunca te lo había y dicho y he pensado que deberías saberlo. Te quiero. Mucho.

Ahora que lo pienso tiene razón. Nunca me lo ha dicho. Aún llevo la máscara y no puede ver que estoy llorando. Mejor.

-¿Lo sabias?

-Descubrí tu máscara. Al principio me asusté. Pero luego lo comprendí. Alguien tenía que hacerlo. No esperaba que fueras tú, pero en realidad no me sorprende. Gracias, X.

Lloro más.

-Me tengo que ir. Te quiero.

-Adiós, cielo. Ten cuidado.

-Siempre lo tengo.

Bajó rápido. Estoy temblando. Nazan me está esperando. Tengo que darme prisa.

Cojo la nota que ha dejado en mi bolsillo sin que yo me haya dado cuenta.

C/ Frederic Froge N 13

No tardes ;) Te espero

*.

Me dirijo hacia ahí lentamente. Tengo que estar alerta.

Cuando llego no hay nadie. No está. Por un momento pienso que me han engañado. Ya decía yo que no debía haberme hecho ilusiones.

"No hacerse ilusiones hace que la caída sea menos amarga y dolorosa" X.

"Esperanza ante todo" *.

Me giro e intento irme con el poco orgullo que me queda. Espero que apararezca en una esquina. Que sus ojos miren a los mios.

Pero nada. No aparecerá.

Camino lentamente y me voy alejando. Miro hacia atrás. Nada.

De repente unas manos me tapan los ojos. Grito.

-Eh, tran...tranquila. -dice una voz familiar. Me destapa los ojos y me gira.- Querí...a da...darte una sorpre...presa, no a...asustarte.

Es él. Aquel chico de letra firme y voz temblorosa.

-¡Nazan! -digo quitándome la máscara. Me lanzo a sus brazos y me abraza.

-¿Por qué...qué siempre te...te quitas la másca...cara?

-Me molesta.

-¿Y por...por qué la...la llevas?

-Es una larga historia - digo sonriendo. Paro en seguida. No me acostumbro a hacerlo.

-Su...supongo que me ten...tendré que confor...formar con eso. Sígueme -dice cojiendome de la mano. Su piel es cálida y agradable.

Empezamos a correr. Rápido. Más rápido. Él se empieza a cansar y al final le tengo que llevar yo mientrad me guía. Llegamos al puerto.

El agua está clara y brillante. Las luces de la ciudad se reflejan en el agua. Está todo lleno de barcos. No puedo apartar la vista.

-¿Qué...-pregunto. Me corta con su dedo en mis labios.

-Shhh... tú espera.

De repente la fila de yates lujosos que teniamos delante se iluminan. Todas las luces se reflejan en el agua.

-Hoy... hoy es 5 de febrero. Fiesta local.

No contesto. Estoy maravillada ante tanta luz y color. Él se da cuenta y sonríe

De repente salen fuegos artificiales de los barcos. Luces rojas, azules, verdes... Es precioso. Y con él es aún más. Me abraza y nos miramos a los ojos.

-¿Ti...tienes calor?- suelta de repente.

-¿Qué?

Me tira al agua de un empujón. Seguramente debería de estar fría, pero no siento nada. Vuelve la sensación agradable. Él salta.

Viene a mi lado. Yo también me acerco. Me besa. Sus labios estám fríos. Supongo que el orgullo al final hace que nos separemos.

Nos acercamos a un poste e intentamos subir. Al final decidimos quedarnos en el agua.

Y, ahí, mojada, fría, viendo los fuegos artificiales y a su lado, me sentí viva.

Viva de verdad.

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