Mucho más tarde cuando Renato estaba profundamente dormido, Joel se dirigió desde el dormitorio hasta la sala con una sonrisa deplorable en la cara. Ante la anterior amenaza de Joel Erick había decidido dormir en la sala. Al ver al canino, el pelo en la nuca de Erick se levantó y sus orejas se aplastaron, silbando en advertencia mientras se acercaba.
—Shh gatito —susurró Joel— o Renato se despertará.
Sin preocuparse por eso de ninguna manera, Erick fulminó con la mirada al perro.
—¿Qué quieres perro?
—Juguemos —dijo Joel con una sonrisa misteriosa, su cola meneándose de un lado a otro—. Estoy aburrido.
Probablemente jugar era la última cosa en la tierra que Erick quería hacer con él. El gato frunció el ceño ante el cambio de actitud del perro, paso de amenazarlo a entusiasmarse ansioso por interactuar con él.
—Vete. Muérete —Erick volvió la nariz hacia la bestia, definitivamente era una trampa y no iba a caer, sin embargo Joel sacó un poco de pelusa del bolsillo de sus jeans y la sostuvo en su mano tentando la curiosidad del gato.
—Mira, todavía tengo un poco de tu juguete gatito.
Efectivamente, mezclado con el pedazo de pelusa había un poco de la tela del pez, una cantidad generosa de hierba gatera emanaba de los restos hechos tirones. Las orejas de Erick se agitaron y no pudo evitar acercarse con una curiosa inhalación al aire.
—Dame —exigió Erick cuando el aroma lo capturó una vez más.
La cola del perro cobró velocidad emocionado de que el gato jugara su juego.
—Pídelo amablemente gatito.
—Es mi juguete —Erick recordó con un bufido, pero cuando Joel cerró su puño sobre el pedazo y lo guardo de nuevo, el gato se rindió impulsado por una poderosa atracción hacia la hierba gatera—. Bien. Por favor, dame el juguete.
—Dime amo —instó Joel con una terrible sonrisa enfatizada por la oscuridad de la sala.
La idea era absurda. Absolutamente no había manera de que lo llamara así.
—Antes muerto —gruño Erick, sus orejas se presionaron hacia atrás perdiendo rápidamente la paciencia con la bestia y combatiendo el instinto de saltar de su lugar e intentar recuperar lo que era suyo por la fuerza, sin embargo el recordatorio de su derrota en la persecución más temprano ese día y el hecho de que Renato estaba durmiendo mantuvo a Erick sentado.
—Es sólo un juego —se encogió de hombros casualmente—. Si no quieres jugar...
La terrible sensación de estar dividido en dos superó al gato, su orgullo lucho contra el instinto y la hierba gatera gano fácilmente. Las orejas de Erick estaban prácticamente pegadas a su cabeza con incomodidad, no podía mirar al perro mientras murmuraba: —Por favor, dame el juguete amo.
A pesar de que era un juego y lo dijo sólo porque estaba desesperado Erick no pudo evitar el escalofrió que sintió a lo largo de su espina dorsal ante la palabra que uso para el repugnante perro, sin embargo no tuvo tiempo de pensarlo demasiado, Joel cumplió con su palabra y le entrego el resto del juguete destrozado moviendo la cola.
Una vez más los efectos de la hierba gatera fueron casi inmediatos, el corazón de Erick latía con el flujo de sangre a través de su cuerpo, sus sentidos se encontraban encendidos y sus mejillas calientes mientras se frotaba contra la hierba sin vergüenza. El ronroneo profundo y retumbante comenzó desde el hueco de su pecho y llenó el silencio de la sala oscura para acompañar el golpeteo de la cola de Joel.
Era una fijación tan increíble y absorbente que Erick se relajó y disfrutó de las piezas restantes de su juguete.
Después de un momento Joel extendió la mano para acariciar a Erick detrás de las orejas. En lugar de darse la vuelta obstinadamente, el felino se acercó y se deleitó con el toque del perro, realmente era increíble estar bajo el hechizo de la hierba gatera, su cuerpo explotaba con algo totalmente desconocido.
Erick ronroneó con fuerza y se arrastró con brazos temblorosos hacia Joel, frotando sus mejillas contra las rodillas cruzadas de la bestia frente a él.
Rascando bajo la barbilla del gato, Joel se rio entre dientes, totalmente entretenido.
Erick no pudo evitar perder completamente el control cuando un hormigueo cruzo por su columna vertebral. Abrió la boca para lamer la mano del perro de una manera afectuosa, mordisqueando juguetonamente los dedos de Joel mientras su áspera lengua se tragaba el sabor de la bestia.
—Buen gatito, no muerdas —alentó el perro.
Un calor brotó del estomago de Erick y envolvió todo su cuerpo, no se parecía en nada a lo que hubiera sentido antes y eso que Claire le había brindado caricias minuciosas la mayor parte de su vida. El pobre gato apenas podía dar sentido a sus acciones.
Impulsado por un instinto compulsivo se trepó al regazo de Joel con el cuerpo retorciéndose de sobreestimulación. Ronroneó emocionado mientras las manos del canino se movían a lo largo de su cuello, bajando por su espina dorsal, acariciando justo sobre su cola y haciéndolo derretirse por completo.
—Shh —dijo Joel, porque Erick definitivamente estaba haciendo demasiado ruido. Pequeños "maullidos" escapaban de él mientras sus puños apretados se aferraban a la camisa de Joel, restregándose la cara e inhalando el aroma —normalmente repugnante— del perro. El aliento caliente de Joel en su oreja tampoco ayudaba a Erick a guardar silencio, lo hacía sentir increíblemente más cálido, con la boca abierta jadeando ante el calor.
La vista de Erick apenas podía mantenerse unida, su cara estaba presionada contra el pecho de Joel. El hecho de que el gato no se moviera mientras el perro acariciaba su espalda habría hecho que Renato se desmayara.
—Nnn-mmmeow.
—Maldita sea, cállate gatito —gruño Joel y tiro del ronroneante felino hasta que Erick estuvo de rodillas ante él, mirándolo con placer delirante. No le importaba lo que sucediera, con tal de que Joel continuara acariciándolo.
Erick hizo una objeción cuando el perro se detuvo para colocarlo en posición vertical. Con los dientes descubiertos, el perro presionó su boca contra el cuello de Erick, mordiendo suavemente antes de sacar la lengua y lamer el área sensible como si fuera un delicioso helado.
Joel agarró las caderas de Erick, manteniéndolo firme mientras el felino de rodillas débiles apenas podía soportar la sensación de estar siendo devorado de esta manera.
Era demasiado, la lengua áspera de la bestia en su cuello estaba volviéndolo loco, su cuerpo se retorcía mientras los dientes raspaban su piel. Joel gruñó posesivamente y Erick pudo sentirlo hasta los dedos de los pies, particularmente una hinchazón dolorosa estaba haciendo presencia en la parte inferior de su cuerpo que estaba alentando este comportamiento irracional.
—Nnahh- ahh-mmoowww.
Erick nunca pensó que podría disfrutar tanto ser devorado, pero aquí apenas podía mantenerse erguido en el séptimo cielo con capas de saliva salpicadas en su cuello por la lengua de ese perro.
Entonces, sin previo aviso, Joel se congeló. Las orejas del perro se movieron hacia el dormitorio e inmediatamente liberó al gato maullador de repente. Erick se dejó caer débilmente sobre la alfombra sin Joel para sostenerlo. Estaba decepcionado, pero no le importó, la alfombra también se sentía bien. Se cepillo la cara contra las fibras cuando Renato apareció en el pasillo frotándose el sueño de los ojos.
—¿Qué están haciendo ustedes dos aquí? —el humano preguntó con un bostezo.
—Jugando —respondió Joel con facilidad, levantándose y acercándose a su dueño.
Renato se encontraba demasiado cansado para molestarse en preguntar por qué Erick estaba ronroneando contento en la alfombra, por lo que simplemente se encogió de hombros como si no fuera tan extraño.
—Pensé que te dije que dejarás al gatito en paz.
El perro sonrió tontamente siguiendo a Renato de regreso al dormitorio y dejando a Erick ronroneando alegremente en la alfombra.
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Híbridos [Joerick]
FanfictionErick, un chico gato, es obligado a vivir con un chico perro y su dueño.