Horas más tarde Erick se despertó encontrándose con Joel hundiendo la nariz en su cuello, frotando un evidente bulto contra su espalda y deslizando su camisa hacia arriba con sus manos cálidas, haciendo contacto con su sensible piel.
—¡Basta! ¿¡Qué estás haciendo!?
Joel inhaló profundamente, moviendo su cola con entusiasmo golpeando el colchón una y otra vez.
—¿Quieres jugar? —sugirió.
—¡No! —Erick se negó, con su corazón latiendo violentamente ante la idea.
No iba a ceder esta vez, el dolor en su culo paralizado apenas era tolerable incluso cuando yacía sin hacer nada.
—No pretendas ni por un segundo que me creeré que no quieres —insistió Joel, con un gruñido en la oreja de Erick. Su mano se deslizó sobre la entrepierna del gato apenas haciendo contacto a través de la tela.
Erick maldijo su reacción ante sus palabras, ahora estaba completamente duro y su ronroneo comenzó como el calor que se desato en él a voluntad del maldito perro.
—Detente.... No, yo no... quiero jugar —Joel reaccionó ante la negatividad del gato cavando sus manos en los muslos del felino y deslizando su lengua a lo largo de las mordidas y hematomas en el cuello de Erick—. Esto... todavía me duele —gimoteó el gato ante la cruel protuberancia de su dueño cuando esté presionó su trasero todavía adolorido.
—Pobre gatito —murmuró—. Seré cuidadoso, lo prometo —dijo y tomó nuevamente la entrepierna de Erick con descaro, pero esta vez el gatito soltó un suave gemido ante el espantoso regreso del calor.
Erick estaba completamente desgarrado, incapaz de decidir si era bueno o malo que su dueño abusara así de él, sin embargo ¿cómo podría luchar contra Joel cuando lo deseaba tanto?
—D-de acuerdo —concedió Erick vergonzosamente, agradecido de estar de espaldas a Joel porque preferiría morir antes de que el perro viera la expresión de su rostro.
Con su permiso, la excitación sin límites de la bestia creció y su cola golpeo el colchón a alta velocidad.
Joel le quitó los pantalones a Erick con un solo movimiento, como si hubiera estado esperando hacer eso durante las últimas horas.
—¡No me hagas daño! —chilló Erick, un poco aterrorizado al recordar que el perro era conocido por no saber contenerse. Un temblor fantasmal de dolor palpitó en su culo, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse, sus pantalones salieron volando por la habitación y Joel tiróo del gato flexible contra su pelvis desnuda, acunando su cabeza y haciendo que el corazón de Erick salté con fuerza.
—Cálmate —advirtió Joel, rizando el cuerpo tenso del gato contra él—. No te lastimaré Erick.
Era difícil creerle, pero de alguna manera Erick logró relajarse un poco. Sin saber porqué confiaba en su dueño incluso cuando no podía verlo a los ojos.
La mano áspera de Joel levantó su pierna y Erick cerró los ojos con fuerza, preparándose por si acaso, entonces cuando todo lo que podía sentir era algo cálido presionando contra su eje, Erick abrió los ojos un poco para echar un vistazo y el calor lo venció por la vista de la dura polla del perro entre sus piernas.
Lucho de inmediato, intentando débilmente salir del abrazo apretado de Joel, pero la bestia simplemente era demasiado fuerte.
Usando el brazo doblado bajo el cuello de Erick, la mano de Joel mantuvo al gato quieto por la cabeza mientras hablaba, en un tono de advertencia y con un gruñido.
—Erick.
Los moretones en las caderas del gato por la noche anterior seguían siendo dolorosos y Erick lloriqueo cuando Joel apretó uno con su mano libre.
—Me estas haciendo daño —acusó Erick, con una oreja aplastada por la incomodidad, aunque estaba indudablemente excitado, especialmente por las siguientes palabras de su dueño.
—Quédate quieto entonces —sugirió Joel— o te morderé fuerte.
La mano áspera que sostenía su cadera lo soltó tan pronto como Erick se congeló en su lugar, obedeciendo la orden. Los dedos del perro se arrastraron por la suave piel y cuando Joel empujó sus caderas hacia adelante su polla hinchada se frotó contra la de Erick, haciéndolo gemir suavemente.
El calor volvió a Erick irracional, podía sentir la forma en que se encendían todos los músculos de su cuerpo, la forma en que su mente se nublaba, la forma en la que deseaba al perro.
En el fondo sabía que le estaba haciendo demasiado fácil a Joel obtener lo que quería, pero una parte de él cada vez mayor estaba dispuesta a obedecer.
El pecho de Joel retumbo contra su espalda cuando Erick comenzó a rendirse y relajarse. La mano de Joel se volvió sorprendentemente suave, pero más caliente que el magma en sí, cuando se envolvió alrededor de los dos miembros con gratitud. Erick no sabía cuánto deseaba esto hasta que sucedió y al contacto no pudo evitar el jadeo gutural que se le escapo maullando por la necesidad.
El perro se deleitó con la sensación de su gatito derritiéndose contra él. Bromeó con el felino frotando su cabeza hinchada a lo largo de la vena palpitante de la polla de Erick provocando otro hermoso gemido.
—Date prisa —siseó Erick, ardiendo en desesperación mientras trataba de tocarse y así deshacerse finalmente del calor.
—No —ordenó Joel—. No te atrevas a tocar lo que es mío —esa definitivamente fue una orden.
Las manos de Erick cayeron al colchón y él gimió por la injusta situación, sus manos se retorcieron entre las sabanas en un esfuerzo por obedecer. ¿No era este su cuerpo? ¿Por qué no podía tocarse como quería?
—Así es, esto es mío —dijo Joel e hizo un hincapié dando un apretón a las dos pollas juntas en su mano.
Asintiendo desesperadamente en la cama, el felino deseaba completamente los colmillos del perro en su cuello solo para poderse correrse de una vez, su cuerpo torturado temblaba por la ola de calor mientras gemía de deseo.
—No te estoy lastimando ¿verdad gatito?
Erick negó con la cabeza, pero guardo silencio ante el retorcido juego del perro, si abría la boca estaba seguro de que diría cosas de las cuales después se arrepentiría.
Justo cuando sus caderas comenzaron a girar sin control Joel hizo un sonido irritado deslizándose fuera de las piernas de Erick y empujándose hacia atrás, la cabeza de su pene se froto obscenamente contra el miembro de su gatito sometido.
—Más... —suplicó Erick completamente consumido por el calor que irradiaba su polla, quería correrse más que nada en este mundo sólo para deshacerse del calor y estaba tan cerca que casi podía sentirlo.
Joel quedó satisfecho con la súplica y se acomodó nuevamente entre las piernas a petición del felino, un gruñido primario subió por su garganta al ver a Erick deshaciéndose entre sus brazos.
—¿Cuánto más Erick? —la bestia preguntó.
El gatito no quería responder, prefería morir, pero también estaba indispuesto, con la cabeza girando delirantemente ante el placer que le daba Joel.
—Mucho. ¡Necesito mucho más—! —se las arregló para decir, pero su voz se rompió cuando Joel agarro las dos pollas resbaladizas otra vez, su mano cálida sacudió rápida y fuertemente las dos llevándolos a ambos al borde del orgasmo demasiado pronto.
Erick fue consumido por un placer delirante cuando se corrió junto a su dueño, todo el dolor en su cuerpo desapareció mientras montaba el orgasmo hasta que pronto estuvo jadeando fuertemente en la cama, tratando de recuperarse. Su cuerpo entero hormigueó con una extraña clase de sensibilidad, el calor no desapareció, pero se volvió lo suficientemente frío como para ser soportable.
El perro se incorporó para contemplar la escena con algunos movimientos felices de su cola.
—¿Ves? No te lastime —dijo Joel, con los ojos fijos en los charcos húmedos de semen que manchaban las sabanas de Renato—. ¿Qué pasa gatito? ¿Quieres jugar de nuevo?
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Híbridos [Joerick]
FanfictionErick, un chico gato, es obligado a vivir con un chico perro y su dueño.