Sueños de una medium.

Parte 8

Recapitulemos, aquí es donde llega mi entrada, mi nombre es Caoline y teniendo mis propios Peter y John, me siento muy identificada con Penélope, somos amigas sinceras y leales, muchas veces nos abrazamos a llorar y tantas otras nos tomamos un café con pastel de cumpleaños y a reír, se ha dicho.

Luchamos ambas contra los mismos monstruos y fantasmas, una sarta de gente que está chiflada,  que no gustan ellas de tomar sopa, ni ellos de fumar pipas, así como tampoco les gustaba comer patatas. Tienen una maraña tan grande que ni ellos mismos ya, pueden descifrar la fantasía surreal, han dudado tanto del paisaje  que se han creído sus propias  lunas sin estrellas, al punto que  los eventos casuales ya no les sonrieron. Una real porquería, donde lo único que importa es el dinero, olvidando árboles y flores   ... olvidando todo lo que verdaderamente queda!

Y bien, ese es el entorno que nos oprimía, Penélope era casi adolescente y yo ilusionada aún, con 30 jóvenes años. Como explicaba, vamos a recapitular. Penélope es nuestra amiga, y protagonista de esta cruel historia de la que fui testigo y víctima, y amiga de la víctima central. Y que, siendo vecinas durante 17 años, vi con mis propios ojos y escuché con mis propios oídos, la crueldad sin límites de Peter y el gran engaño que se tejió para separarla de John.

Contemos que entremedio ella experimentaba situaciones paranormales, que no eran tales, sino que al ser el primer robot orgánico en la historia de la humanidad, y estar luchando por ser persona, pues ella vivía como eventos paranormales cualquier hecho fuera del sistema para el que había sido biológicamente programada. Seguramente lo que ella describía como bucles en el tiempo, eran circunstancias de hombres en trajes grises y marrones, con sombreros, sueños y  somníferos, la  llevaban al laboratorio. El stress al que estaba sometida era demasiado, mucho más allá de lo imaginable que puede ser el stress para el promedio de la gente normal, que se siente agobiada con el trabajo o con las compras en el shopping.

Y al mismo tiempo, luchando por ser persona, por tener libre albedrío, por amar ... a un hombre.  Su peculiaridad la llevaba siempre a conocer personas también  peculiares, y las situaciones que se desencadenaban eran en verdad irrepetibles; ella no creía eso de que todos somos peculiares! No podía! Y sabía el Por qué?

De manera que, siendo tan compleja la realidad, continuaba sintiendo y viviendo como bucles y viajes en el tiempo  las luces del laboratorio y los médicos que investigaban sobre ello; todo lo cual, también la llevó a estudiar los fenómenos de abducciones. En fin. Un entretejido diferente y, al menos tenía el consuelo de, tratar siempre de ser los más auténtica posible.