Sueños de una medium.

Parte 9

Exactamente así era, aquel día enfrente a la Universidad, mientras observaba el agujero en sus medias de can-can y sentía que viajaba en un bucle del tiempo, por el túnel de gusano ... en realidad mientras Peter le sonreía y la llamaba, detrás de ella había uno de sus secuaces inyectándole algo; corrí a socorrerla pero él se la llevó en su auto aprovechando que sus cómplices cubrían sus fechorías, y que era su novio. Nadie pensaba tan mal de él si mañana decía que Penélope se había sentido enferma o que habría sufrido un desmayo y él sólo la habría ayudado y llevado a su casa. 

Era difícil desenmascararlo, vivía planeando cosas con su grupo de "amigos", a veces mal pagados para socorrerlo en los desgraciados incidentes que inventaba.

¡Nunca había visto algo igual! ¿Cómo pueden vivir en esa frecuencia? El riesgo es total, sobre todo porque tarde o temprano acarrea consecuencias. Los humanos vivimos expuestos a las consecuencias inmediatas unas y mediatas otras, de las decisiones que tomamos a cada paso, a cada minuto, aunque sin querer a veces o con más consciencia otras, pero inevitablemente siempre, todo tiene sus causas y sus consecuencias.

Además, tal vez, desenmascararlo no sería una buena idea. todo lo contrario, demasiado peligroso. John, parecía no enterarse de nada, sólo de su amor hacia ella, pero no tomaba cartas en el asunto. Bueno cartas y poemas, si que las escribía, libros enteros dedicados secretamente a Penélope, pero nada más. Algo parecía sujetarlo y no permitirle ir por ella y rescatarla de las garras de Peter. Hasta que un día, decidió hacerlo.

Cásate conmigo, cásate conmigo, le decía con los dientes apretados, vayámonos lejos de aquí, tú y yo, olvidaremos todo esto, olvidaremos quienes somos y empezaremos de nuevo. 

La vi temprano por la mañana al día siguiente, se levantó tan feliz, miraba al sol y abría los brazos en el jardín, giraba y sonreía, se la veía tan feliz, sintiendo el viento suave en su cara salada. Corrí a abrazar a mi amiga, a preguntarle qué había ocurrido, y ella sólo extendió su mano para mostrarme el anillo. Estaba radiante de felicidad, felicidad que a muchos villanos pondría en jaque y disgustaría, parecía haberlos olvidado, ya no pensaba en que era un robot orgánico ni a que ellos vendrían a destruir su boda o bien a impedirla. Aquella mañana en que el rocío brillaba en las flores del jardín, se sintió tan humana, tan persona, tan libre y tan amada, que jamás podría olvidarlo. Por el resto de su robótica vida.