A million men

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**Advertencia: capítulo explícito y no, no tiene nada que ver con el lindo yaoi. Si gustas brincarte el capítulo, házlo, no afectará la comprensión del fic. Si deseas leerlo, es bajo tu propia responsabilidad.

#CAPITULO DIVIDIDO EN DOS PARTES#

Segundo año

Mello's POV

Todo lo que sé con respecto a este trabajo, me lo enseñaron las mismas chicas que trabajan aquí: Briana, Stephanie y Lea fueron las principales. Me enseñaron a poner un condón, que hacer durante el acto y como practicarlo, infecciones de transmisión sexual, palabras adecuadas, incluso me enseñaron a como maquillarme ligeramente y a pintarme las uñas, también me ayudaron a comprar ropa de mejor calidad.

No era que me sintiera orgulloso de este trabajo, al contrario, pero no voy a negar que cuando un chico atractivo pedía por mí, no me negaba e, incluso, lo disfrutaba.

Poco a poco me volvía uno de los chicos más solicitados del trabajo, más que incluso las mujeres. Aunque aún seguía siendo un niño inexperto.

Dwhite me protegía como un padre. Procuraba que tuviera todo lo que necesitara, comida, ropa, cuidado y atención. Era una de las personas que más tenía seguridad del lugar...

Ojalá hubieran estado aquella noche...

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Estaba cerca de un espejo, tratando de delinearme por milésima vez el ojo derecho, fracasando de nuevo.
— ¡Mierda! — arrojé lejos el lápiz negro. Me contemplé unos segundos: el cabello bien planchado, una blusa corta y tirantes cortos, un short estrecho, medias estilo red y botas cortas. No me parecía nada al Mello de antes: con cabello alborotado, playera larga y holgada, pantalón flojo y Converse viejos. Ahora soy un simple chico solitario... Antes, tenía a alguien...

Matt...

Lágrimas amenazaban de salir de mis ojos.
— No, basta — me hablé a mí mismo, sacudiendo mi cabeza — Él está mejor sin mi y yo estoy mejor sin... — no pude acabar la oración, sabía que era mentira. El corazón golpeaba en mi pecho, pero una puerta abriéndose lo calmó un poco.
— Mello, te buscan — era Dwhite, con una expresión seria.
— ¿De quién se trata? — respiré profundamente.
— Ni idea, uno de mis hombres dijo que te solicitó específicamente a ti, y además... — sacó un fajo de billetes de su bolsillo — Pagó el doble y por adelantado.
— ¿Qué? — abrí los ojos como platos.
— Si, yo también dije lo mismo — sonrió ladino — En fin, prepárate. Te verá en la tercera habitación de arriba — se fué, cerrando la puerta despacio.

¿Quién será?, ¿Quién me conoce lo suficiente como para...? No, no puede ser, ¿cómo Matt sabría dónde estoy?, Es imposible.

Empecé a darme los últimos retoques, esperanzado porque el que estuviera en esa habitación fuera el castaño y llegara a salvarme... A salvarnos.

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— Bueno, ya estoy aquí — cerré la puerta por dentro después de entrar a aquella habitación, tomándome un segundo para girar y toparme con aquel rostro conocido.

Era un rostro conocido... Pero no era quien pensaba.

— Hola, Mello — Esa sonrisa... Era Thomas. Un hombre cuarentón, demacrado, ojeroso, pálido... un muerto andante.
— ¿Q-qué haces aquí? — tragué en seco.
— Oh, bueno, después de que me despidieran -por tu culpa, obviamente-, viajé para acá. En una noche de copas de hace unos días, un chico del bar mencionó a un tal "Mello": rubio, delgado, muy joven... Supuse que eras tú, así que vine a averiguarlo — rió irónico — Sabía que ibas a terminar siendo una puta algún día.
— ¿Q-qué quieres?
— ¡Vamos, Mello!, no pagué tanto dinero solo para ver tu linda cara.
— Es verdad — sonreí burlón — Los homofóbicos no son más que homosexuales reprimidos.
— No, te equivocas — soltó una fuerte risa— Yo solo quiero verte un poco más humillado, quiero completar mi venganza inconclusa.
— ¡Olvídalo! — me acerqué un poco a él, con el ceño fruncido — Antes me acostaría con un enorme cerdo que contigo.
— Esta vez no se hará lo que tú digas. Ya he pagado por ti. Además, no creo que a Matt le guste saber que su amado trabaja como una vil prostituta.
— ¿M-Matt? — lo ví con incredulidad — ¿S-sabes dónde está?
— Claro que sí, está a unas horas de aquí.
— ¡¿Dónde está?!, ¡Dímelo, Thomas! — tomé de su playera, suplicándole por una respuesta; mis ojos estaban llenos de lágrimas.
— ¡Tranquilo! — rió despreocupado — Te lo diré... Después de que cumplas con tu trabajo — me separé lentamente de él. El muy hijo de perra me estaba chantajeando, estaba jugando con mi dolor.

Dí unas cuantas vueltas a la habitación, pensando en sí realmente valía la pena hacer esto por un poco de información de Matt. Esto no era más que un simple trabajo con otro cliente, será sencillo, pero... No, no puedo.

— No... Me niego a hacerlo... — lo encaré sin apuros.
— Respuesta incorrecta — rápidamente, tomó mi muñeca con fuerza y me arrojó a la cama, y cuando me quise levantar, él ya estaba sobre mi. Lo golpeé con los puños, le di patadas, pero no logré quitarmelo de encima, era más fuerte que yo.

— Shhh... Si haces demasiado ruido, jamás te diré donde está tu amor, así que guarda silencio — pero no lo hice, grité con todas mis fuerzas, entonces su puño acabó en mi rostro — ¡Una más y no saldrás vivo de esta habitación!, ¡Te lo juro! — sacó un arma de su bolsillo, apuntandome al rostro.

Preso del miedo y el pánico, me quedé callado. Sentí como su asquerosa lengua pasaba por mí cuello y sus manos sostenían ambas de mis muñecas por sobre mi cabeza, tan fuerte que dejé de sentirlas por unos momentos. Antes de bajar un poco más su rostro hacia mi pecho, se levantó de la cama, aún apuntandome a la cabeza.

—Quítate la ropa — dijo con esa expresión maligna en su rostro — ¡No tengo todo tu tiempo!, ¡Házlo! — me senté sobre la cama como pude y empecé a quitarme despacio las prendas, evitando su mirada. Me sentía humillado, me sentía sucio... Me sentía completamente expuesto — Que curioso. Dijiste la última vez que  nos vimos que me verías en el infierno. Bueno... Bienvenido.

Una vez que acabé con lo último que me quedaba, se volvió a lanzar contra mi. Continuó besándome y lamiendome de manera obsena.

Traté de pensar en Matt para quitarme esa asquerosa sensación, para salir de esta pesadilla pero, por alguna razón, no pude hacerlo.

Rápidamente, arrojó su arma lejos de ahí y empezó a desabrocharse el pantalón. Tal vez lo ideal hubiera sido aprovechar el momento y atacarlo... Pero no tenía las fuerzas, así que solo me quedé ahí, con el lápiz seguramente regado por todo el rostro a causa de las lágrimas.

Sin hacer nada para evitar el dolor, Thomas metió su miembro de golpe, haciéndome gritar por el intenso ardor que me había provocado; golpeó mi ojo izquierdo con tanta intensidad que me hizo perder la vista momentáneamente y mordió mi hombro fuertemente, dejando marcas profundas.

Sus estocadas era duras y sin cuidado, cada vez más y más rápidas, el dolor era tan agudo que recorría mi columna entera, incluso pude sentir algo escurrir... Sangre, estaba casi seguro de que era sangre.
No paraba, cada vez tomaba más fuerza y yo ya no podía soportarlo, sentí que en cualquier momento iba a desmayarme...

Por favor, que esto ya acabe...

Matt...

Y justo cuando sentía como mi cuerpo se debilitaba, él ya daba su última penetración. Tomó aire unos segundos y después sacó su miembro de mi sin cuidado alguno; se puso de pie y se empezó a abrochar los pantalones.

Yo me quedé boca arriba, temiendo lo peor.

— N-no tienes idea de dónde está Matt, ¿cierto? — dije con la voz entrecortada y los ojos cerrados.
— Por supuesto que no —  empezó a reír, pero yo lo único que hice fue sollozar sonoramente — Descuida, algún día lo encontrarás. Por el momento, no tengo nada más que hacer que agradecer tus servicios — tomó su arma y abrió la puerta — Nos vemos Mello, gracias por esta linda noche — lo único que pude ver, fue una sonrisa desvanecerse por una puerta que ya se había cerrado.

Soy una escoria, soy un pedazo de mierda, soy un asco, soy un idiota, soy un...

Traté de levantarme de la cama, pero el dolor era tan espantoso, que caí desmayado por éste inmediatamente, otra vez sobre la cama.

Pero aquella noche, soñé con mi castaño favorito. Algo que me hizo tranquilizarme un poco después de aquella historia de terror que había vivido hace unos minutos.

F*ck Feelings (TOE segunda temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora