1. Cena Fallida

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Disclaimer: Los personasjes mostrados a continuación en el siguiente relato, o la mayoría de ellos pertenecen al gran escritor J.R.R. Tolkien.

El escrito participa en el cuarto concurso de RDTMTolkien ~En la Torre de Barad-dûr~.

El escrito participa en el cuarto concurso de RDTMTolkien ~En la Torre de Barad-dûr~

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Masacre Nocturna

Era una fría y oscura noche en los vastos bosques de la Tierra Media, pocas estrellas lograban observarse en el nocturno firmamento y los vientos que sacudían con fuerza las ramas de los árboles soplaban congelados.

En aquella plena y helada oscuridad, podía divisarse a lo lejos una pequeña fogata que proporcionaba calor a tres enormes criaturas, quienes se encontraban devorando los restos de lo que en vida había sido un caballo.

Para aquellos seres de tamaño excepcionalmente grandes no existía nada mejor que el delicioso sabor a carne cruda por la noche, especialmente en una noche como esta. Hasta que uno de ellos comenzó a quejarse.

—Carne de caballo hoy, huesos de caballo hoy, ¿Acaso en este mizero bosque no puede conseguirse otro mizero animal que no sea un mizero caballo? —dijo uno de ellos, mientras arrojaba el hueso que tenía en la mano lejos de allí.

—Si no lo querías, debiste dejarlo donde estaba. No es bueno desperdiciar un bocado tan sabroso en estos tiempos. —le regañó el otro, quien degustaba de su propio hueso.

—Y peor aún, cuando no hemos podido ubicar en que sitio nos encontramos. —continuó diciendo otro de ellos, mientras se metía a la boca un pedazo de la piel del equino.

—Seguramente es culpa de Guille. Siempre anda confundiendo los
caminos, y gracias a él tuvimos que terminar varados en este mizero
bosque. —volvió a quejarse el primero.

—Siempre es culpa de Guille, todo lo que sucede es culpa de Guille. —dijo el recién nombrado, remedando la voz de su compañero.

—Si lo decimos es porque es la verdad. Si no hubieramos tomado el camino equivocado debido a tú confusión, estaríamos en un lugar más apetesible. —le dijo Tom en un tono bastante molesto.

—¿Qué es apetesible, Berto?
—preguntó Guille.

—Supongo que Tom se ha confundido y quizo decir un lugar más comible.
—respondió Berto.

Y tras estas palabras, los tres enormes trolls estallaron en sonoras risas y carcajadas que pudieron ser
escuchadas en todo el bosque.

—Pues este lugar es todo menos comible. —volvió a hablar Guille, quejándose esta vez.

—Últimamente no hemos cazado lo suficiente para saziar nuestra hambre. Tenemos suerte al encontrar botines, tesoros, armas... pero no
podemos encontrar alimento alguno.
—dijo Tom, quien tuvo que
conformarse con las sobras de aquel animal.

—Desearía que pudieramos encontrar una cómoda cueva repleta de carne
cruda de elfos, carne cruda de
enanos.... —comenzó a decir Guille, quien ya podía sentir aquel delicioso sabor a carne cruda en su boca.

—Pues no las tienes, lo único que tenemos son pieles de caballo... huesos de caballo... y más zobras de caballo... y yo ya me he cansado de ellos. —dijo Berto, señalándolos.

De repente, algo que nuestros tres trolls no esperaban ocurrió...

—Bajad la voz si vaís a hablar de comida, inmundas criaturas de piedra. —dijo una voz.

—¿Qué ha sido ese sonido? —se preguntarón los tres trolls al mismo tiempo.

—He dicho que bajeís la vos. Y no pienso volver a repetirlo. —aquella voz volvió a hablar.

—¡Ahí está otra vez! —exclamarón los trolls.

Rápidamente Tom, Berto, y Guille se pusieron alerta, sea lo que sea que fuera aquella voz, no sería un
problema para ellos. Debido a que eran tres trolls de gran fuerza y tamaño, además contaban con las
armas suficientes para poder defenderse.

En ese momento, Tom se atrevió a hablar.

—¡Sal y enfrentaté a nosotros criatura de las sombras! ¿O acaso eres una gallina miedosa salida de quien sabe donde? —le desafió Tom, dispuesto a atacar a aquello que hubiera molestado su cena, ahora fallida.

—¡Yo no soy ninguna gallina miedosa! Vejestorio de piedra. —la voz se hizo presente otra vez.

—Entonces si no lo eres, muéstrate. Y nosotros mismos lo comprobaremos con nuestros propios ojos. —esta vez había hablado Berto.

Aquella voz había vuelto a callar, y los trolls por un momento pensaron que se habían librado de aquel sonido insultante. Pero, la voz había vuelto a manifestarse.

—¿Estaís seguros de que quereís que me revele ante ustedes? Puedo ser la última criatura que vosotros
contemplareís con vida. —dijo la voz, en un tono siniestro y amenazante.

Por un momento los tres trolls de piedra dudaron con respecto a su atrevimiento, estaban dispuestos a desistir de ver con sus propios ojos a la enigmática criatura que tendrían en frente.

—¡Muéstrate ahora mismo! Y si no haces, nosotros mismos iremos a darte caza. —dijo Berto.

—¡Te atraparemos, y después te comeremos! —exclamó Guille.

—¡Te arrancaremos toda la piel del cuerpo, y nos la devoraremos pedazo a pedazo! Quien se atreve a llamarme "Vejestorio de Piedra" no vive para contarlo. —amenazó un furioso Tom.

Inmediatamente los tres trolls de piedra iniciaron la búsqueda de aquella insolente criatura que se había atrevido a insultar a Tom.

La hoguera que mantenía el calor en el ambiente se había extinguido a causa de una fuerte ráfaga de viento, haciendo que el frío en el lugar se hiciera más intenso a cada instante.

Una radiante luna hizo acto de presencia en el cielo de Arda, iluminando así los oscuros ojos de una vil criatura que aún se mantenía escondida en las sombras...

Una radiante luna hizo acto de presencia en el cielo de Arda, iluminando así los oscuros ojos de una vil criatura que aún se mantenía escondida en las sombras

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Masacre Nocturna • [Historia Corta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora