4. Malos Tratos

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Los gruñidos de Avathael eran cada vez más y más fuertes, pero los trolls no le hacían caso alguno

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Los gruñidos de Avathael eran cada vez más y más fuertes, pero los trolls no le hacían caso alguno. La licántropo aullaba en medio de la noche, implorando así la libertad que tanto ansiaba.

—¡Quieres callarte! Aún no hemos decidido como vamos a comerte. —le habló Berto, mandándola a callar.

—Pues ya habeís tardado demasiado tiempo. Como os he dicho antes, prefiero la muerte que a vivir en cautiverio. Soy un ser nacido de la oscuridad que rondaba en completa libertad por las sombras, amenazando a quien encontraba a mi paso. O al menos eso eran antes de caer presa de ustedes tres. —la voz de la criatura ya no tenía el fiero tono que tenía en un principio, ahora se la escuchaba un poco más calmada.

Su actitud también había cambiado, estaba más pasiva, y solo hablaba cuando lo creía necesario. Pues estaba amenazada de muerte, si se mantenía de esa forma, talvez los torogs de piedra cambiarían de opinión y la dejarían libre, aunque ella lo dudaba mucho.

Guille había tratado de impedir que los otros dos trolls se comierán a la licántropo de todas las formas posibles. El troll comentó que había escuchado que los "licántopos" como él la había llamado tenían un sabor sumamente asqueroso y nada apetecible. Avathael asintió con la cabeza dándole la razón al troll, si esa era su única forma de escapar del estómago de los torogs, la tomaría sin pensarlo dos veces.

Pero Tom le había dicho que eso tenía arreglo, solo debían cocinarla con un buen fuego, el cual le daría un mejor sabor, asado y crujiente, justo como a él le gustaba.

Luego Guille les mencionó que esa bestia tenía pulgas en su pelaje negro. A la gaurhoth no le quedó de otra que rascarse fuertemente su oscuro pelaje, ya que así se vería mucho más creíble para Tom y Berto.

—¡Estas pulgas me están matando antes que ustedes! —exclamó mientras se rascaba la espalda con sus garras.

—Les dije que tenía pulgas. Yo no pienso devorar ni un pedazo de esa horripilante piel. —dijo Guille, negándose a hacerlo.

Al ver a la licántropo lamentándose por las fuertes picaduras de las "pulgas en su pelaje", Tom y Berto decidieron que lo mejor era no cocinar a la gaurhoth en una hoguera, al menos no por ahora.

—Si no podemos echarla al fuego, le quitaremos ese mugroso pelaje que tiene. ¡Berto trae la espada! —exclamó Tom, decidido.

El torog mencionado hizo lo que Tom le pidió, y regresó con la espada en sus manos rápidamente. Habían mandado a Guille a apagar el fuego puesto a que ya no iban a necesitarlo, así que Tom se quedó vigilando a la prisionera.

La joven licántropo no podía creerlo. Le iba a quitar su negruzco pelaje, aquel por el cual ella siempre se había sentido tan orgullosa. Si había algo que ella amaba mucho más aparte de sí misma y de sus rojizos ojos, era su pelaje lúgubre.

—Por favor, no me quiteís mi pelaje.
—le dijo la gaurhoth, mirando al troll fijamente a los ojos.

El troll hizo caso omiso a sus palabras, y en ese justo momento Berto le entregaba la espada al torog Tom, quien apreciaba el buen filo que tenía el arma asesina.

—Tu fin ha llegado, criatura peluda.
—le dijo Tom, sosteniendo la espada con sus grandes manos.

—Menciona tus últimas palabras, y hazlo rápido. Ya no puedo esperar a saborear tu carne y tus huesos. —le dijo Berto, mientras se acercaba a
Avathael para desatarle las cuerdas.

La licántropo solamente se limitó a lanzar un fuerte gruñido de molestía, aunque si hubiera tenido sus manos libres, Tom se hubiera ganado un fuerte rasguño por parte de la gaurhoth.

Guille solo se limitó a observar a los demás en silencio, pues él no quería tomar parte del accionar de Tom y Berto, quienes ya habían terminado de desatarla.

—¿Aún puedo decir mis últimas palabras, torog? —preguntó Avathael, dirigiéndose a Tom.

—De acuerdo, pero que sea rápido.
—declaró el troll de piedra.

—Usualmente no suelo recorrer estos parejes, mis pasos me encaminaron hasta aquí en busca de algo que deseo, de algo que anhelo desde hace mucho tiempo... —habló Avathael, hasta que fue interrumpida.

—Ya has hablado suficiente para mi gusto, criatura. —le dijo Tom, pero Berto lo interrumpió.

—Espera, quiero escuchar más. Continúa, pero date prisa. —ordenó Berto.

—Soy una licántropa solitaria, y una hábil y silenciosa cazadora. Si nuestros caminos se han encontrado por estos rumbos, ha de ser para poder obrar juntos en una misión que me he propuesto llevar a cabo. Será
una ardua empresa, pero sé que juntos podríamos conseguirlo. —la licántropo decidió hablar de sus
designios con los trolls, pues pensó que sería de interés de los torogs.

Podría ser su última oportunidad de salir con vida de allí, y así no terminar siendo una desdichada criatura que terminaría en los estómagos de unos enormes trolls.

Si esa era la única forma de salvarse de una muerte segura, estaba dispuesta a correr el riesgo.

—¿A qué empresa te refieres? Habla más. —exigió el torog Berto.

—Pues verás troll, no soy una simple rareza de lobo como ustedes creen. Soy una entidad maligna que ha
decidido elegir el camino de las sombras y la maldad, tomando así la forma de un gaurhoth maligno y
temible, hacía ya varias edades atrás. Pero cuando nuestro señor y amo cayó derrotado, nuestras fuerzas se desvanecieron, y nuestra raza fue pereciendo con el pasar del tiempo... Soy lo único que queda de nuestra legendaria y antigua estirpe, y no es mi deseo dejar estas tierras, al menos no en estos tiempos... —y tras esto cayó, y sus ojos reflejaron una lejana tristeza, como si aquella rojiza mirada recordara las gloriosas victorias de su raza en tiempos de antaño...

—¿Tú también morirás? —preguntó Guille, como si hubiera entendido las palabras que expresaba la licántropo.

—No si está en mi manos el poder evitarlo. Pero para ello necesito toda la ayuda posible. Venid conmigo y ayudadme, os prometo que saldraís beneficiados. —y tras decir esto, todo había quedado en un profundo y oscuro silencio...

 —y tras decir esto, todo había quedado en un profundo y oscuro silencio

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Masacre Nocturna • [Historia Corta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora