6. Masacre Nocturna

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Anochecer, la hora tan esperada por la licántropo y los trolls de piedra había llegado después de una larga espera

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Anochecer, la hora tan esperada por la licántropo y los trolls de piedra había llegado después de una larga espera.

Era una noche fría y sin estrellas, solo la luna hacía acto de presencia en el nocturno firmamento de la Tierra Media.

Los trolls y la gaurhoth se encontraban cerca de la aldea humana que ambos habían planeado atacar. En completo silencio, vigilaban los movimientos de los humanos que allí habitaban, sin estos imaginar lo que les esperaría más adelante.

—¡Es la hora! ¡A atacar! —exclamó Tom, quien ya empezaba a sentir hambre nuevamente.

—Aún no es el momento, los fuegos todavía están encendidos. Si atacamos ya, terminarán por descubrirnos.
-reclamó la licántropo.

—Ya conoces el plan, Tom. Hay que atacar en completa oscuridad. —le corrigió Berto.

—Y en completo silencio. —agregó Guille.

Así que Tom tuvo que esperar a que todos los fuegos de la aldea estuvieran apagados. El viento se tornaba helado, y la noche se hacía cada vez más fría, el cielo comenzaba a nublarse, pero la luna aún se mantenía visible en el cielo.

—¡Ya ha llegado la hora! —ordenó Avathael al trío de trolls, y estos comenzarón a avanzar detrás de ella, cual oscuras sombras que se mueven en una nocturna y congelada noche.

En la aldea, todos los habitantes se encontraban profundamente dormidos, a excepción de unos cuantos hombres que vigilaban los alrededores, pero como la joven licántripo pudo apreciar, no contaban con las armas suficientes para poder defenderse de tan terrible ataque, sin duda alguna, estaban condenados a fracasar en su defensa contra el sorpresivo ataque de una licántropo sanguinaria junto a tres trolls enormes.

—La masacre ha comenzado. —
susurró Avathael en el tono más bajo que pudo.

Y tras sus fuertes aullidos, su mortífero plan dio comienzo.

Los tres trolls se encaminaron a por los vigilantes, quienes trataban de hacerlos retroceder inútilmente con sus escazas armas, arcos, flechas, hachas y lanzas.

—¡Apunten! —se escuchaban los gritos de los hombres, pero sus flechas no podían hacer nada en contra de la gruesísima piel de los trolls, tan resistente como la piedra misma.

Tom y Berto empezaron a devorarlos uno a uno, mientras que Guille los aplastaba a todos, acabando así con sus funestas vidas.

La licántropo hacia uso de sus colmillos y garras, no recordaba la última vez que había sido parte de una masacre de tal magnitud.

—¡Nos atacan! ¡Den la señal! ¡Despierten a todos! —los gritos de los hombres se hicieron escuchar por todos los rincones del bosque, pero la mayoría de las voces eran calladas por la sanguinaria licántropo.

Los hombres del bosque dieron pelea con hachas que utilizaban para la tala de árboles, mientras daban a sus mujeres y niños la oportunidad de escapar de semejante muerte, pero todos fueron capturados.

—¡Metedlos a los sacos! ¡Ahora! —
exclamó la licántropo, dando órdenes a los trolls, mientras estos cumplían con las indicaciones de Avathael.

Y así, las vidas de los habitantes de aquella aldea humana se iban perdiendo en medio de la noche. Los trolls aniquilaban a todo aquel que opusiera resistencia, y la gaurhoth utilizaba sus garras y colmillos como armas letales, dando así un terrible final a tantas vidas inocentes.

Su pelaje ahora se había teñido a un rojo intenso, del mismo color de sus siniestros ojos. Sus colmillos se encontraban empapados de sangre humana, pues había terminado de morderle el brazo a un joven muchacho que había tratado de clavarle una daga cerca de su espalda.

Los trolls también estaban bañados en sangre, pero a ellos no les importaba. Pues se estaban abasteciendo de toda la carne cruda posible, no habían tenido un semejante banquete de carne mortal en tanto tiempo.

El llanto tormentoso de las mujeres era deprimente, mientras estas observaban con sus ojos llorosos la muerte de sus hijos en manos de esas horribles abominaciones de piedra. Una mujer no lo resistió más, y le dió una cortada a la pierna de Berto con una lanza, la cual terminó mutilándola con su potente martillo.

Otro hombre quizó vengar la muerte de su pequeña y única hija, y terminó aniquilado por la espada que Tom le había lanzado a su cuerpo, atravesándole el corazón y dejándolo convertido en un cuerpo inerte.

Otra muchacha decidió acabar con la feroz licántropa que había terminado con la muerte de su hermano, pero está terminó decapitada por la gran fuerza de Guille, no iba a permitir que nadie terminará con la vida de Avathael.

Y así la nocturna masacre terminó entre ríos y charcos de sangre derramada, para felicidad de la gaurhoth, como también de los trolls.

Pues, nadie había logrado escapar con vida. Todo aquel que lo intentaba había sido capturado y muerto en el intento.

El piso estaba repleto de cadáveres mutilados, entre ellos hombres, mujeres, niños y ancianos...

—Bien, aquí termina nuestra sangrienta aventura. Podeís devorar todo lo que queraís. Yo ya he cumplido con mi cometido. La sangre que hasta ayer corría por sus venas, hoy corre por las mías. -de sus colmillos aún fluía algunas gotas de rojiza sangre.

—¿A dónde irás ahora? —le preguntaron los tres trolls al unísono.

—Aún no lo se con exactitud. Pero descuidad mis cómplices torogs, nuestros caminos volverán a cruzarse pronto ¡Adios! Mis sanguinaríos amigos. —y dicho esto, desapareció entre los árboles que habían sido testigos de aquella horrible masacre.

Varios años habían pasado desde aquella noche teñida de sangre inocente. La causante de la pérdida de incontables vidas volvía a realizar sus andanzas por los bosques, pues hace tiempo que no ponía pie alguno sobre aquellos páramos.

Algo que divisó llamó la atención de la joven gaurhoth, era algo inmenso hecho completamente de roca sólida. Y quiso acercarse más para poder contemplarlo mejor.

Lo que la licántropo vió le sorprendió demasiado. Eran nada más y nada menos que los antiguos compañeros, quienes habían sido parte de su aventura sanguinaria: Berto, Guille y Tom.

—Regresaron a la esencia con la cual fueron creados. —y estas fueron las últimas palabras de Avathael, antes de desaparecer nuevamente entre la oscuridad de las sombras.

Fin...

Fin

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Masacre Nocturna • [Historia Corta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora