Jack, el Linterna.
Dicen por ahí que el diablo se enteró que en la Tierra había un hombre con el alma negra y decidió que era tiempo de conocerlo, así que se puso el traje de un humano y lo fue a encontrar. Para comprobar los rumores que giraban alrededor del hombre, el diablo se hizo pasar por su amigo hasta que le confesó su verdadera identidad y le dijo que se lo llevaría a pagar por sus pecados. Ante la sorpresa, Jack le pidió que como último deseo le concediera más tragos; él aceptó. Llegó la hora de irse y había que pagar, pero ninguno de los dos tenía efectivo, así que Jack retó al diablo para convertirse en moneda y pagar lo que habían consumido. Lo hizo, pero Jack no pagó con él, lo puso en su bolsillo al lado de un crucifijo que cargaba y le advirtió que no lo sacaría a menos de que lo dejara de molestar por un año más.
El tiempo pasó y santanas regresó, pero Jack de nuevo le pidió su última voluntad: conseguir una manzana situada en lo alto de un árbol como última cena; él aceptó y cuando subió al árbol, Jack talló en él una cruz y para dejarlo bajar le pidió que no lo molestara por 10 años más. Lucifer cumplió, pero ese hombre murió esperándolo, y cuando llegó al cielo no lo dejaron entrar y su segunda opción era el infierno, pero ahí tampoco lo dejaban pasar por el trato que tenía con el dueño de esos lugares. Fue entonces cuando Satanás decidió sentenciarlo a deambular por el mundo con un nabo hueco de carbón ardiendo, como única luz para guiarlo (dicen que de ahí nace la tradición de las calabazas como lámparas).
Se trataba de Jack O'Lantern, dice la leyenda que confirma que en la noche de brujas anda por las calles pidiendo Truco o Trato; todos sugieren que aceptes el trato, sin importar lo que sea, porque el truco sería aceptar una maldición... (Dicen también, que las calabazas con caras horrorosas se utilizaban para espantar a Jack y cualquier ente peligroso).
La casa embrujada.
En un pequeño y escondido pueblo había una casa abandonada sobre la que se contaban muchas historias. Un día de Halloween, cuatro amigos: Raúl, Fran, Carolina y Lorena, se acercaron para inspeccionar, pero antes de entrar escucharon un grito y decidieron marcharse. Por la noche, a la hora de pedir caramelos, ellos se seguían preguntando quién podía haber estado en aquél lugar y decidieron acercarse de nuevo. No era aún las 12 de la noche, pero al llegar sintieron un escalofrío; entraron y cuando iban caminando, una muñeca de porcelana cayó en su camino; no pareció espantarles y siguieron el rumbo; encontraron dos sillas frente a una chimenea donde había una vela y una caja de música que de la nada se abrió y empezó a sonar.
Asustados, buscaron la forma de salir, pero unas sombras los alcanzaron y ahí comprendieron todo: como en una película, pudieron ver a una niña de unos once años jugando a la ouija mientras sus papás estaban abajo haciendo caricias a su hermano, un bebé; en lo que pareciera un impulso, ella tomó un hacha y bajó a la sala donde mató a sus padres y hermano. Los cuatro niños comprendieron que la niña se sentía celosa por el robo de atención y decidió vengarse. Cuando intentaron salir, dicen que la infanta los maldijo, y desde entonces, cada noche de Halloween, Raúl, Fran, Carolina y Lorena visitan esa casa y pasan horas "jugando" con el espíritu.
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Historias para no dormir, ¿te atreves?...
HorrorEres capaz de no asustarte en la noche al leer etas historia, o solo las lees de día para distraerte, o acaso crees en los que en ellas se encuentra, lo mas oscuro y retorcido de ellas, que te ponen los pelos de la nuca de punta, por que no pasar un...