El misterio de los asesinatos de Hinterkaifeck

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Si bien parece que el caso de Jack el Destripador atrae el centro de atención de los crímenes sin resolver, aún hay algunos misteriosos asesinatos que han resistido la prueba del tiempo, y en los últimos años han ganado una reputación por su rarez...

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Si bien parece que el caso de Jack el Destripador atrae el centro de atención de los crímenes sin resolver, aún hay algunos misteriosos asesinatos que han resistido la prueba del tiempo, y en los últimos años han ganado una reputación por su rareza tanto como por su sangre derramada. Uno de esos misterios viene de los majestuosos bosques alpinos del estado alemán de Baviera. El paisaje de montañas y naturaleza idílica, hace que parezca un lugar inusual para el asesinato violento, sin embargo, en 1922 una granja tranquila con el nombre de Hinterkaifeck fue el escenario de uno de los asesinatos más brutales, misteriosos y desconcertantes de la historia alemana.

Hinterkaifeck era una finca ubicada en el bosque Groebern, entre las ciudades bávaras de Ingolstadt y Schrobenhausen, a una hora en coche de Múnich. La finca fue ocupada por una familia llamada los Gruebers, la familia se componia de el patriarca Andreas, su esposa Cazilia, su hija, una mujer ya viuda llamada Viktoria, y sus dos nietos Cäzilia (7años) y Josef (2años). Vivían en un relativo aislamiento, su granja se encontraba aislada en un bosque a 1 km de la ciudad principal de Kaifeck.


A pesar del aislamiento de su granja, la familia era bastante bien conocida en la zona, aunque no por las mejores razones. Andreas Grueber era conocido como un solitario hostil que golpeaba a su esposa de forma regular y no era muy querido por la gente de la ciudad. También se rumoreaba que el nieto más joven, el pequeño de 2 años Josef, fue el resultado de una relación incestuosa entre Adreas y su hija Viktoria. Andreas se decía que estaba tan obsesionado y enamorado de Viktoria que él había prohibido activamente que se casase de nuevo y la mantuvo bajo su estricto control. Además de maltratar a su esposa, Andreas también era conocido por ser brutalmente abusivo con sus propios hijos, de los cuales Viktoria era la única superviviente. En general, la familia era hosca y huraña. El único miembro de la familia que tuvo una relativamente buena reputación en la ciudad era Viktoria, que tenía una muy hermosa voz y cantaba en el coro de la iglesia.

El misterio de la granja comenzó cuando la criada de repente renunció a su trabajo y se fue de inmediato. Cuando se le preguntó porqué se había ido tan precipitadamente, María explicó que había estado oyendo voces extrañas y otros ruidos en los alrededores de la casa, así como el sonido de pasos desencarnados que emanan desde el ático. La criada asolada de terror se había convencido de que la casa estaba embrujada y no deseaba permanecer allí ni un momento más. Ella estaba muy pálida y demacrada cuando se fue. Después de su partida, los Gruebers atribuyeron a la pobre mujer de sufrir algún trastorno mental.

Seis meses más tarde, las cosas se pusieron más extrañas, cuando a mediados del mes de marzo de 1922, Andreas estaba inspeccionando su propiedad después de una tormenta de nieve y descubrió unas huellas extrañas en la nieve que salían del bosque circundante y se dirigían hasta la casa. Extrañamente, no había huellas de regreso de nuevo al bosque. Andreas buscó alrededor de la propiedad, en busca de cualquier señal de las pisadas misteriosas, pero no había ninguna. Alarmado que un intruso potencialmente peligroso podría estar escondido en su casa, Andreas realizó una búsqueda exhaustiva en la casa, e incluso el granero y cuarto de herramientas, pero no encontró más huellas y no había señales de un intruso.

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