Un Ángel Justiciero

Capítulo 4 ¿Esto, Esta Bien?

Marceline miró fijamente los oscuros ojos de Finn y allí, reflejados en su interior, vio la pasión y el deseo que ardían en el interior de su cuerpo. Tenía que estar imaginándoselo. Todo aquello no era más que puro teatro y estaba funcionando. Pero en cuanto Finn le puso las manos encima perdió completamente de vista a Johnny.

Los últimos minutos le parecieron completamente reales. No podía ser real.

Sus alas eran un continuo recordatorio de ello y ella había sentido la necesidad de notar cómo la tocaban y la devolvían a la realidad. Aunque había tenido la sensación de que Finn había estado a punto de besarla, debía recordar que eso no tenía ninguna importancia. Él era un ángel y estaba completamente fuera de su alcance. Incluso aunque él llegara a besarla, se tenía que convencer de que sólo era una representación.

No se podía enamorar de un ángel, no importaba lo sexy que fuera el ángel en cuestión. No podía albergar ninguna esperanza de que todo aquello se convirtiera en algo más que en una misión para él. No era tan ingenua como para no darse cuenta.

Un ángel no se podía enamorar de una mujer mortal.

La canción acabó y Marceline miró hacia donde estaba Johnny. Se había ido. Miró a su alrededor poniéndose de puntillas para ver por encima de las cabezas de la multitud, pero no pudo encontrarle en ninguna parte.

- Marceline dice: Se ha ido.

Marceline dio un paso atrás y se alejó de Finn. Él pareció decepcionado cuando ella le quitó las manos de encima, ella se dio la vuelta para no verlo y poder fingir que se lo había imaginado.

Finn se la llevó de la pista de baile y volvieron a la mesa. Ella le cogió la mano y le llevó en dirección a la salida, no tenía sentido que se quedaran si Johnny se había marchado, la música le estaba dando dolor de cabeza y ya había fingido lo suficiente para toda una vida. Cuando sugirió aquel plan para vengarse de Johnny no pensó en las consecuencias ni en cómo le afectaría todo aquello.

- Finn dice: ¿Nosotros también nos vamos?

La profunda voz de Finn provocaba extrañas sensaciones en su interior, aquel sonido conseguía que deseara poder estar de nuevo entre sus brazos para estar cerca de él y que pudiera susurrarle cosas al oído... Marceline asintió y empezó a subir rápidamente las escaleras que conducían a la salida, el aire de la noche estaba empezando a refrescar, pero seguía siendo lo suficientemente cálido como para poder ir sin chaqueta.

Miró al cielo y deseó poder ver las estrellas. Era una noche clara, pero las luces de la ciudad provocaban una neblina que no dejaba ver las estrellas, a excepción de las más brillantes.

- Finn dice: ¿Quieres volar?

Aquella pregunta, que él formuló en voz baja y muy cerca de su oído, era una auténtica tentación. Ella se moría por aceptar y olvidarse de toda precaución. Él se acercó más a ella y Marceline pudo sentir el calor que emanaba de su cuerpo. Quería darse la vuelta y besarle hasta que se extinguiera el fuego que él había encendido en su interior. El aliento de Finn le hacía cosquillas en el cuello. Él le puso las manos sobre los hombros calentándole el cuerpo y haciéndola temblar bajo su caricia.

- Finn dice: Te puedo llevar volando hasta tu casa.
- Marceline dice: Tengo miedo de caerme.

Finn la rodeó de una forma sensual para ponerse delante de ella; parecía un auténtico depredador. La miraba a los ojos; parecía querer ver directamente el fondo de su corazón para descifrar el auténtico significado que escondían aquellas palabras.

Marceline tenía miedo... No podía caer presa de los encantos de un ángel.

- Finn dice: No te soltaré.