Marceline abrió un poco la puerta de su habitación y miró fuera. Las luces del salón estaban apagadas, pero la luna había cambiado de posición y brillaba a través de las ventanas que había detrás del televisor. Lentamente, deslizó los ojos por el cuerpo de Finn.
En seguida vio que sus alas habían desaparecido y, sorprendida, abrió los ojos de par en par. Convencida de que estaba soñando, abrió más la puerta y le observó detenidamente... Habían desaparecido... No las tenía plegadas.
Simplemente, no estaban allí... Estaba tendido en el sofá con la cabeza sobre el extremo más cercano a la cocina, y los pies colgando por el extremo que estaba junto a las ventanas. Marceline tuvo que aguantarse la risa al verle allí tumbado de aquella forma tan incómoda. Era demasiado alto para aquel sofá tan pequeño.
Tendría que haberle cedido la cama y haber dormido ella en el sofá, se adentró un poco más en el salón. Andaba de puntillas. Esbozaba una mueca a cada paso que daba pensando que podría estar haciendo ruido. Quería observarle un momento y no quería despertarle. Si le había parecido que su vestido negro era provocativo, Marceline no quería ni pensar lo que opinaría del pequeño camisón negro que llevaba en ese momento.
Se detuvo a algunos centímetros de él, justo al otro lado de la mesita. Estaba muy guapo bajo la luz de la luna, y sin las alas parecía un hombre normal. Le resultaba muy fácil engañarse y pensar que era tan mortal como "ella", estaba profundamente dormido; su pecho desnudo subía y bajaba a ritmo constante. Cuando recorrió su cuerpo con la mirada se le secó la boca.
Estaba desnudo.
Era evidente que no estaba acostumbrado a tener compañía femenina. La manta roja había resbalado hacia abajo y apenas le cubría las caderas, estaba a punto de caerse del todo. Deslizó los ojos por su cuerpo hasta saciarse. Tenía uno de los brazos debajo de la cabeza y el otro descansaba sobre su cadera atrayendo la mirada de Marceline justo hacia ese punto, recorrió las curvas de sus músculos y siguió por la oscura línea de vello que despertó la curiosidad de sus ojos guiándola hacia el sur.En aquel momento resultaba difícil creer que se tratara de un verdadero ángel. Aunque ella era una Bruja... Su madre siempre le había enseñado a creer en todo, porque uno nunca sabe qué cosas pueden resultar ser ciertas. Ella siempre había creído en los ángeles, pero jamás había pensado que uno de ellos acabaría durmiendo en su sofá, le parecía increíble poder mirarle y saber que él ya había vivido toda una eternidad.
Él era inmortal. Un inmortal muy atractivo.
Tenía una apacible expresión en el rostro y su pelo rubio había escapado de su cola de caballo y descansaba sobre el antebrazo que desaparecía bajo su cabeza. ¿Todos los ángeles serían tan atractivos como él?
De repente Finn se movió y ella corrió hacia su habitación. Se escondió bajo las sábanas y fingió estar dormida. El corazón le latía muy rápido y la sangre cabalgaba a toda prisa por sus venas; se concentró para oír cualquier señal que le confirmara que le había despertado.
Por un momento se quedó convencida de que no le había molestado, y entonces tuvo la extraña sensación de que alguien la observaba.
Se encendió la luz, Marceline se sentó rápidamente en la cama y apretó el cubrecama rosa contra su pecho. Abrió los ojos de par en par.Se tapó los ojos con las manos y sintió cómo le ardían las mejillas debido a la imagen que tenía ante los ojos.
- Marceline dice: ¡Tápate!
Una ráfaga de calor recorrió toda la piel de Marceline cuando le vio desnudo en la puerta de su habitación.
- Finn dice: Parecías estar bastante interesada en verlo hace un momento.
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Un Ángel Justiciero
FanfictionLa historia gira en torno a Finn y Marceline... Finn Un Ángel que protege un poso sin fondo escucha el llamado de su supuesto "Amo" Pero al acudir al llamado descubre que en realidad el llamado que escucho fue de una chica llamada Marceline la cual...