Crepúsculo interminable.

Un leve relato de un beso.

Cuando dos melodías se unen para entrelazar un baile en el que nosotros creamos. Cariño, te extraño, pero nuestra historia acabó.

25 de noviembre 2017.

Las luces iluminaba con fuerza aquel escenario en que un par de chicas bailaban dejando su alma allí. El grito de los espectadores era tan fuerte que podría escucharse hasta el lugar más minucioso del teatro. El sonido de los parlantes era estruendoso que uno podía creer que estallarían. Él bailaba dejando que su cuerpo reaccionara a su memoria muscular de lo que ha ensayado en estos últimos meses del año mientras que la mujer estaba mirando aquello que le fascinaba de él por las cortinas, detrás de el escenario.

El encuentro de ellos solo eran un par de segundos y ella sólo le podía decir que lo hace bien, él le respondía con un gracias. La ansiedad se acumulaba en sus corazones queriéndoles decir "quiero un beso tuyo, por favor."

En una de las salidas de aquel hombre fuera del escenario para que las chicas se lucieran se reencontraron por segunda vez, sólo se abrazaron y él sólo le dijo que estaba nervioso. La mujer esperaba un poco más que eso pero a la vez no porque sabía que no podía hacerlo, aunque ella lo quisiera, el amor entre ellos iba contra las reglas de la humanidad, hasta las reglas de Dios. La mente de él le pertenecía a otra persona, pero el corazón lo tenía ella. En este reencuentro entre las cortinas y el escenario fue más tiempo en el que sólo ella pudo darle animo para cuando volviera a entrar. El silencio allí no era incómodo, sino que era tranquilo, podía decir que la presencia de ella calmaba el nervio del hombre. En el último segundo se volvieron a abrazar y él volvió a entrar al escenario.

La mujer con muy pocas esperanzas de que entre ellos sucedieran algo hacía que su corazón se apagara haciendo que sus ánimos estuvieran casi por el piso, queriéndose ir, pero no podía hacerlo por el hecho de que tenía que bailar y seguramente con ello sus ánimos volverían.

El tercer encuentro quedaron frente a frente. Él tomó su rostro suavemente mientras que ella alargaba su cuello porque su altura es un poco más baja y cerraba sus ojos, sus manos se posaron en la cadera de él acercándolo a su cuerpo haciendo que sus corazones también se sintieran. Sus labios contra los de ella se plasmaron suavemente dejando un dulce sabor en ellos. Él se marchó para volver al escenario y esta vez sintió una fuerza que le ayudaba a superar su miedo a equivocarse allí. Ella con el corazón en la mano no sabía qué hacer o qué decir, se marchó del lugar de las cortinas y unió con las otras chicas que también estaban esperando su turno para bailar. La mujer no se limitó, gritó, saltó y pataleó todo los fuegos artificiales que sintió en ese momento, podía decirse que es la primera vez que siente algo así, podía decirse que ese sí fue su primer beso.

Cuando ella entró a bailar lo hizo con ánimos y dejando algo más que solía dejar en el escenario, se sentía mas que completa pero a la vez temerosa. No sabía que puede pasar después, tenía miedo de que el hombre sólo piense que fue un simple beso porque le tenía ganas de dárselo y nada más. No como ella, que deseaba algo más, que quería volver a sentir esos fuegos artificiales, esa alegría. ¿Pueden repetir ese momento otra vez, por favor?

El reloj tocó las ocho de la noche y eso significaba que era el final de la competencia y de los bailes en general. Los espectadores y los bailarines ya podían irse. La mujer esperó fuera del teatro a sus amigas y con leve esperanza de verlo para poder despedirse, pero lo único que vio fue al hombre con otra persona tomadas de la mano yéndose juntos. El corazón de ella se destruyó en una fracción de segundo, apagando ese fuego que él encendió con aquel beso detrás del escenario que era especial para ella. No sintió ganas de llorar o tristeza, ella sabía que algo así iba a ocurrir. Sentía rabia por poner su corazón para él lo tocara y hiciera esos fuegos artificiales explotar en ella.