19.

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Un auto yendo a una velocidad que no debería.
Una reacción química recorre por mi cuerpo.
Adrenalina seguramente es.

Mi corazón latente estaba,
al hacer esas conexiones inexplicables de por qué.
Realmente podía decir que estaba todo bien.
El viento en mi rostro,
un grito formado por ondas lanzó mis cuerdas vocales.

"Una vez más." ese pensamiento se mostró en diálogo con alguien que compartía esa sensación.
4.30 am insinuó el reloj del auto,
¿debería importarme la hora que debo llegar a casa?
En parte sí, pero me sentía feliz.
Y el tiempo me estaba arrebatando eso con tan solo pensarlo.

Aquel día 19 cambió algo de mí.
No, no sólo en mí.
Cada 19.
Gritos de ahogo y lágrimas caen en la almohada.


¿Qué hora es?
3.30 am, ¿por qué no puedo dormir?
¿Debo ir a clases mañana?
Recuerdos me invaden con el frío.
Me hace sentirme patética.
Por favor, sálvenme.

Cada 19.
Me arrodillo debajo de mi cama.
4.30 am ¿Qué hago?
Entrelazo mis dedos entre ellos,
cierro mis ojos y me dispongo a orar.

¿Qué digo? ¿Qué pido?
"Perdóname por favor." murmuro suavemente.
No puedo seguir.
Mis rodillas duelen porque tienen hematomas.
Caigo al suelo y las lágrimas brotan desesperadamente con un grito ahogado.

"No resisto, no puedo." vuelvo a murmurar con la respiración entrecortada.
Cada 19.
Se cuenta lo mismo.
Cada 19 del mes.
no me libero de esto.

Crepúsculo interminable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora