Leve relato de un sueño imaginado.

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El viento cálido se hizo presente alborotándome mi cabello, haciendo que abriera mis ojos y despertando mi curiosidad de en donde me hallaba.
El cielo tenía un color rosado pálido que podía combinar con los árboles que sin duda era de cerezo. Las pequeñas flores se movían al ritmo del viento haciéndolas unirse con él en un movimiento que podía hacerlas caer al suelo, curioseando; querer saber cómo es y cómo huelen, extendí mis manos abriendo mis palmas a que una con el viento cayera sobre ella. Sin duda, suave y lentamente cayeron dos unidas como si fueran pareja. Era una metáfora para mí.

— Lo que he leído sobre historias mencionando a estas flores, solo caen a cinco centímetros por segundo. ¿De qué altura habrán llegado? — me cuestioné buscando algún significativo más. Las acerqué a mi nariz buscando algún olor en ellas, y solo me hizo recordar a un olor a vela aromática; aquella vela que alguna vez usé para mi cuarto.
Quise sellar ambas flores cerrando mis manos, pero curiosamente el viento resonó más fuerte haciendo que una se fuera antes de plasmarlas con mis manos. «¿Qué significa aquel momento? ¿por qué una de habrá ido si parecían pegadas como una pareja, como almas gemelas?», pensé.

Aprecié por un momento la última flor que aún se hallaba en mí y la soplé suavemente haciendo que se fuera con la otra y que se volvieran a reencontrar.

Caminé por el lugar en donde me encontraba, dudaba mucho si esto era un sueño o la realidad. De tanto mirar al cielo, preguntándome por qué de ese color no me di cuenta que toqué césped, era un verde oscuro y se sentía húmedo pero realmente no lo estaba, solo estaba frío. Me agaché tocándolo con mis dedos para asegurarme pero solo sentí algo en mi cuerpo, una conexión entre la tierra y yo; como si me perteneciera, si fuéramos hechos iguales. Podría decir que es a base de Dios, quien creó las maravillas del mundo y nosotros mismos, por amor y por felicidad. ¿Podrá ser la conexión entre él y yo?

— Es solo césped. — me respondí. — No hay nada más que tierra y hierba, nada fuera de lo común.—
Me senté en el césped frío sin importarme que me manchara o que estuviera húmedo con las manos a los lados y el mentón pegado en mis rodillas. Comencé a jugar con éste mientras lo arrancaba uno por uno. De pronto, el cielo se tornó azul, como también anaranjado, ya no era ese color rosa pálido; era más real. Ahora sí dudé que esto era un sueño, ¿Es algo astral lo que estoy viviendo?
Lancé todo mi cuerpo contra el césped haciendo que las puntiagudas hierbas me pincharan mi descubierta espalda. Contemplé las maravilla de la atmósfera que un ser haya creado, tal vez si lo hizo Dios, tal vez sí existe; con esas estrellas que lentamente van apareciendo parpadeando suavemente haciendo notar que pronto llegará el océano azul oscuro. ¿Por qué océano?, porque el mar es un misterio para mí, cada día tiene algo que mostrarnos, ya sea una criatura o algo fuera de común, es así es el cielo; inexplicable como el océano, curioso de qué es lo que esconde más allá en lo profundo.

Un viento frío hizo erizar mi piel haciendo que me abrazara a mí misma, de pronto un sonido muy similar a una melodía musical me hizo levantarme para merodear de dónde venía. Tenía un tono de clásica pero también de una canción que escuché alguna vez, no sabía si ir al lugar de donde venía o disfrutarla de dónde está estaba. Me hacía sentir una electricidad en mi cuerpo, algo que siento cuando bailo, como una conexión pero es algo más. El viento soplaba con fuerza empujándome como si me quisiera llevar a algún lado, solo me dejé llevar por él porque mi cuerpo no me respondía a mí sino a la armonía que sentía al escuchar el sonido de una teclas de piano.
El sonido se hizo más fuerte, el cielo más oscuro mostrando el final del día y el viento paró frenéticamente cuando divisé un piano de cola blanca en medio del lugar inexplicable. El sol se estaba escondiendo pero dejaba un rayo en donde iluminaba a una sombra o una persona. Estaba tan concentrada en el suave calor que sentía por el rayo que seguí caminando para sentirlo aún más.

Crepúsculo interminable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora