Un Real Desastre

1.- De lo qué va un día normal en la escuela.

Dejemos una cosa en claro, la preparatoria es horrible. Y no lo digo por la terrible comida de la cafetería o por el terrible limpiador de pisos con aroma a brisa fresca con el que limpian los pasillos. La preparatoria es terrible por las terribles personas en ella, desde los incompetentes profesores hasta los mediocres alumnos.
No lo tomen como un ataque, sé que no debería de generalizar a las preparatorias, y estoy de acuerdo, puede que ni siquiera en mi pretenciosa escuela el 100% de los alumnos sean idiotas, pero tal vez un 90% si que lo es.
Como el profesor de ciencias, el señor Davenport, que siempre mira mi escote cuando entrego las tareas, o el total de chicos que siempre me miran con fastidio y me golpean con sus mochilas cada qué pasó junto a ellos, o el conserje que suele arrojarme la basura directamente a los pies cuando barre los pisos.
De entre todas las cosas que hay, me cuesta trabajo decidir cual es la que mas les molesta mas sobre mí a todos los que me miran con recelo.
Puede que el hecho de ser pelirroja les genere conflicto a los mas supersticiosos, o tal vez el rumor de Tara Song sobre que tengo piojos en mi desprolija cabellera haga que todos prefieran estar a medio metro de distancia de mí. Tal vez se debe a mi fuerza y brusquedad escosesa, o a que no suelen entender porque me visto, en palabras de mi madre, "como una vagabunda adicta al crack".
Estaba acostumbrada a solo ser yo y que nadie más que mi madre se molestara por ello, en Escocia podía vestir, decir y comer lo que me viniera en gana y ser feliz por sobre todas las cosas que mi madre me impone en su reglamento de "como ser una princesa", aquí en la escuela ser yo misma equivale a ser presa del acoso.
Yo sé que les fastidio tanto con mi forma de ser como ellos me fastidian a mí solo por el simple hecho de asistir al magno colegio de magnates opresores y tiranos del futuro...por elección.

El Colegio Europeo es una fábrica de dictadores, o como ellos prefieren llamar, lideres del futuro. Bajo un plan de estudios de economía mundial y derechos internacionales se esconde la producción en masa de muchos monarcas o herederos.
Suena hipócrita de mi parte, ya que soy una princesa, pero es cierto cuando dicen que uno no elige a su familia. Nací siendo la primera hija del clan Dunbroch de Escocia, heredera al trono, y un jugoso premio para el mejor postor. No puedo ser reina sin estar casada, así que muchos hombres (que no son herederos directos a un trono) han estado tras de mí desde que cumplí los doce años. Tuve mi primera reunión matrimonial mucho antes que mi primera menstruación.
Sé que mi futuro no está para nada en mis manos y aún así, luche por no venir a esta escuela. Ya bastante es ser una princesa estando en casa, imaginen serlo en un internado a kilometros de su hogar.

La campana suena y me saca de mis pensamientos, en clases aburridas como lo es historia me es común soñar despierta, guardo mi libro de texto y salgo corriendo del salón con dirección a mi casillero lo mas rápido que puedo, intentado no toparme con mi mayor tormento desde que llegue aquí. Elsa y Ana.

Elsa es una chica de último año, es rubia platinada, tiene cintura ceñida y es fría como el hielo. Ana por su lado es una chica de primer año, es rubia rojiza, alegre y tan dinámica como su trastorno de hiperactividad se lo permite. Ambas son tan diferentes que cuesta creer que son hermanas.

Cuando llegue a la escuela, intentaron mostrarse amigables, sin embargo tenían una actitud tan pesada que se convirtieron en un verdadero dolor en el trasero.

Busco entre el revuelo de cosas que tengo guardadas en mi casillero mi libro de francés y una barrita de cereales para estudiar y comer antes de mi siguiente clase. Justo cuando creo que estoy por librar a las hermanas disparejas, alguien cierra bruscamente la puerta.

– ¡Hola Mer! –escucho decir a una voz chillona. Sonrío falsamente antes de dar un paso atrás para recuperar un poco de mi espacio personal.