Capítulo IX :Rindiéndose a lo prohibido

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Shi estaba caminando hacia donde le habían dicho que la princesa de fuego se estaba quedando en el castillo, pero al llegar a las puertas de la habitación la puerta de abrió dejando salir al soldado que había estado acompañando a Yan Da en el camino de vuelta al reino.

El salía sonriendo de la habitación, al verlo se sorprendió haciendo una reverencia en forma burlona: - Su majestad príncipe de hielo, ¿Qué lo trae a los aposentos de mi ama?, le pregunto el joven.

Shi lo observó por un momento causándole molestia la actitud tan irrespetuosa dentro de todo el le debía respeto por ser un príncipe, así que decidió ponerlo en su lugar: - Si bien sabes quien soy, más te valdría guardarme respeto, le contesto tratando de avanzar a la habitación.

Pero el muchacho a su espalda le dijo: - Yo que usted no entraría no creo que ella se encuentre en este momento presentable para atenderlo, haciendo que Shi volteará a verlo, encontrándolo con la sonrisa de lado como burlándose de él.

Shi no le daría el gusto de darse a notar, así que volteo y avanzo a la habitación, volviendo a escuchar su voz a su espalda antes de ingresar a la habitación: - No me diga que no se lo advertí, le dijo el joven empezando a reírse ruidosamente.

Shi ingreso a la habitación encontrándola muy silenciosa para su gusto, buscando la presencia de su princesa, la sintió en el balcón hasta que se dirigió hasta allí, la vio de espaldas apoyada a la baranda.

- Yan Da, la llamo haciendo que ella volteara a verlo, recién se dio cuenta como estaba vestida, solo con una bata de descanso y con el largo cabello mojado suelto sobre los hombros.

Ella lo observo sorprendida nombrándolo en un susurró que sonó a delicia en sus oídos.

- ¿Qué haces aquí?, le dijo ella avanzado a la habitación cerrando las puertas del balcón.

- Necesitó hablar contigo, le dijo el siguiéndola por la habitación.

- Creo haberte dicho que no quería volverte a ver, respondió ella sentándose en su tocador para cepillarse el cabello.

El avanzo hasta ella colocándose detrás deteniendo su mano cuando estaba bajando el cepillo por el cabello, quitándoselo de las manos para empezar el a peinarla, como antes lo había hecho.

Ella quiso moverse, pero él no se lo permitió sujetándola suavemente con una de sus manos mientras con la otra la peinaba.

- No deberías hacer eso, le dijo ella viéndolo por el reflejo del espejo.

- Ahora no te gusta que lo haga, recuerdo no hace mucho tiempo que todas las noches lo hacía y te relajaba mucho, al parecer estas muy tensionada le dijo colocando el cepillo en el tocador acercando ambas manos a su cuello dándole pequeños masajes, como había hecho en interminables ocasiones.

Yan Da quiso levantarse, pero el puso presión en sus manos, haciendo de la sensación que le estaba brindando fuera más placentera, haciendo que por minutos perdiera la noción de lo que en verdad esta sucediendo relajándose completamente bajo su toque. Shi sonrió al sentirse relajarse entre sus manos siempre ocurría cuando el le daba estos masajes, ya que sabia que ella por el tipo de entrenamiento sufría de tensión en esa parte y el ayudaba a bajársela.

Estuvieron así por bastante tiempo hasta que a la mente de Yan Da le llego la imagen de él protegiendo y poniendo a su espalda a la princesa sirena, produciéndole mucha cólera, zafándose de su agarre para levantarse del tocador.

- ¿Yan Da? Le dijo el sorprendido por su cambio de humor.

- Responde ¿Qué relación tienes tu con la princesa sirena?, le pregunto ella entrecerrando los ojos.

El no se esperaba esa pregunta tan directa de su parte, pero le gustaba mucho la idea de ella celosa por Lang Shang, así que decidió aumentar solo un poco esos celos respondiéndole: - No creo que eso sea de tu incumbencia, hablo poniendo el rostro más estoico que tenía.

- Así que es así, entonces será mejor que le pregunte directamente a ella, le respondió Yan Da moviéndose a la salida.

Shi fue más rápido que ella así que se puso delante cerrándole el paso:

- No es necesario que vayas y le preguntes yo te puedo responder, le dijo viendo como sus ojos empezaron a brillar con ira dándose cuenta que se había pasado un poco con su juego.

- ¿Por qué la proteges tanto?, le dijo Yan Da

Shi aun sabiendo que estaba mal quiso seguir insistiendo con su juego al responderle: - Ya te he dicho nada tiene que ver contigo esperando su reacción, quedándose sorprendido por lo que ella le dijo a continuación.

- Ying Kong Shi, sabes al final ya no me importa, así que te pido que salgas de mi habitación le dijo dándose la vuelta, para llegar a su cama.

El la siguió jalándola del brazo para que lo volviera a encarar: - ¿De verdad es así?, no te importa le dijo él.

- Es así, no me importa lo más mínimo lo que te ocurra o hagas, le respondió ella tirando con fuerza de su brazo, el soltó pero la empujo contra la pared más cercana.

- Mientes, si fuera así ni siquiera hubieras preguntado por Lang Shang, le dijo abrazándola por la cintura atrayéndola contra él.

Yan Da golpeo su pecho con fuerza para que el la soltará, no haciéndolo retroceder ni un centímetro, más bien la apretado más contra el.

- Estas celosa de lo que pueda tener con la princesa sirena, le dijo el sonriendo socarronamente

Yan Da se dio cuenta de lo que el trataba de hacer, quería causarle celos, "Así que quieres jugar ¿No?, pues dos podemos jugar al mismo juego" pensó ella.

- No lo creo príncipe, he descubierto que existen otros que pueden despertar diferentes sentimientos en mí, ¿Si tu me comprendes?, le dijo sonriendo de forma sensual.

Causando que el frunciera el ceño: - No entiendo que es lo que quieres decir, le dijo apretándola más esperando su respuesta.

- "Caíste", pensó Yan Da al ver la cara ahora descompuesta que acababa de poner al entender a lo que se refería.

- Vamos no hace falta ser muy inteligente para entenderme, le respondió volviéndolo a picarlo.

- ¡Quieres decir que tu y ese muchacho que acaba de salir!, gruño Shi.

- Veo que no eres tan disperso como a veces pareces, a pesar de ser tan joven ya sabes las cosas que pueden pasar entre un par de adultos. Respondió ella esta vez cambiando de estrategia acariciando su pecho, sonrió al sentir como se tensada ante su toque.

- ¡No Yan Da! No mientas tu nunca podrías entregarte a nadie así nada más, le dijo el acercándose peligrosamente a sus labios.

- ¿Y eso es porque?, susurrando ella a centímetros de sus labios, sabiendo cual era la respuesta pero queriendo escuchársela decir.

- Simplemente porque tú eres mía y de nadie más, le respondió él acorralándola más contra la columna donde estaban apoyados.

- Entonces pequeño príncipe de hielo, es hora que me le pruebes le contesto ella arremetiendo contra sus labios con pasión.

Shi correspondió ese beso teniendo pensamientos que nublaron su mente, solo dejándole una idea en él: "Si es lo que quieres, entonces nunca podrás escapar de mí".

La Verdadera Novia (Yan/Shi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora