La Verdadera Novia (Yan/Shi)

Capítulo XI: Entre sueños y despertares

Ambos se amaron toda la noche, de forma suave reconociendo cada parte de ellos, Shi detallo cada centímetro de la piel de su princesa, haciéndola muchas veces reír y otras susurrar con placer, por las caricias que el le estaba brindando.

Los dos se entregaron mutuamente, adorando cada momento de su primera vez como pareja, reconociendo que habían perdido demasiado tiempo al no querer admitir sus sentimientos, pero este día lo habían remediado, con esta línea que ambos habían traspasado ya no habría vuelta atrás, los dos lo sabían pero no les importaba porque eso era lo que deseaban estar siempre juntos.

Ya casi para llegar el amanecer sabían que tenían que separarse, nadie todavía podría enterarse de lo que estaba pasando entre ellos, tendrían que ser a partir de la fecha muy cuidadosos con cada paso que daban, el padre de Yan Da y su hermano, nunca permitirían que ellos estuvieran juntos, así que ahora guardarían más en secreto su amor, lo protegerían a toda costa.

Shi se levantó a regañadientes del tibio lecho, no deseaba separarse ni un poco de su amada princesa, ahora que se había convertido en suya, el quería amanecer con ella, poder verla dormir y abrazarla mientras descansaba entre sus brazos, pero no era caprichoso, sabría esperar como lo hizo hasta este momento.

Recogió sus ropas para empezar a vestirse, siendo observado por Yan Da, la cual lo miraba anhelante, a pesar de haber compartido toda la noche con él aún quería más, deseaba más de él, así que decidiendo que no podía dejarlo ir sin tenerlo un momento más poseyéndola.

Así que se bajo de la cama y se coloco detrás de el abrazándolo por la espalda, restregándose contra él, haciendo que a él se le cortara la respiración al sentirla de nuevo piel con piel, ella se puso de puntas para besar su cuello y darle pequeñas mordidas entrelazando sus dedos en su torso desnudo, acariciando lenta y tortuosamente su pecho, había aprendido ciertos lugares donde él era demasiado sensible a su toque como su estomago, el cual en este momento recibía sus atenciones, empezó a subir sus manos por su pecho, ahora mordiendo uno de sus hombros, escuchándolo gemir despacio su nombre, cuando deslizo su lengua por el contorno de uno de sus oídos.

- Yan Da, por favor para, le escucho decir cuando su mano, comenzado a bajar peligrosamente a cierta zona que estaba empezando a necesitar su atención.

- En realidad quieres que pare, mi pequeño príncipe, le respondió ella llegando a acariciar despacio su intimidad, haciéndolo sisear con placer, debía admitir que pensó que su pequeño príncipe no iba a ser tan bueno en este tipo de actividades, ya que sabía perfectamente de su paso de niño a hombre en muy poco tiempo, pero su instinto natural era demasiado bueno, la había vuelto loca por él y en este momento ella solo tenía en mente una cosa, ellos dos de nuevo unidos íntimamente mientras ambos se disfrutaban uno del otro, así que eso es lo que haría, no se iría sin tomarla una última vez en este día.

Así que lo acaricio despacio sintiendo como poco a poco el se animaba con su toque, sonriendo al sentirlo temblar cuando ella bajaba lentamente su mano por toda su largura.

Shi no podía hilar bien las ideas al sentir el delicioso toque que su princesa le estaba dando, toda su energía se estaba acumulando en solo ese punto de su anatomía, era demasiado placentero para querer detenerla, solo podía dejarse ir a donde ella quisiera, más aún lo torturaba besando su espalda, ya se había dado cuenta de cuan sensible era en esa zona, así que en este momento lo estaba matando al besarlo de esa manera, el no pudo contenerse así que volteando para verla de frente atrapándola entre sus brazos, la bezo con fuerza, casi salvajemente echándolos a ambos en la cama, ella había logrado lo que quería, el había despertado de nuevo en su excitación, necesitaba tenerla otra vez, irrumpir en su cuerpo, sentirlos unidos, así que lo hizo la atrajo a él ingresando con fuerza en su cuerpo, acallando el grito que su princesa iba a soltar con un furioso beso, que le supo a gloria al sentirla temblar cuando ingreso en ella.