9393 [Yoonmin]

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Jungkook

Espero que estes teniendo una linda tarde, Yoongi Hyung

A veces, sigo escuchando tu voz reclamándome por escribirte tantas veces en un día pero lo siento Hyung, es inevitable para mí

Sobre todo porque yo de verdad necesito contarte algo. ¿Sabes?  El profesor me ha felicitado hoy, eso se sintió tan bien. Yo realmente me sentí muy emocionado cuando me dijo que podría convertirme en su mejor bailarín y representar a la academia ¿Puedes creerlo?

Oh, sobre eso. La competencia es en dos meses y... honestamente me gustaría verte ahí.

¡No quiero presionarte, Hyung! Ni siquiera lo pienses, es solo que si te viera entre el público en un día importante para mí sería uno de los mejores días de mi vida.

Sé que tú no quieres verme ahora, pero haré lo posible por enmendar mi error y que me des una oportunidad nuevamente. Estarás orgulloso de mí como antes.

Por favor, ve a la competencia, Hyung. ¡Yo no te defraudaré!

Un beso para Lisa y otro para ti, Hyung. Te escribiré para darte las buenas noches.

Jungkook envió el mensaje mientras esperaba el tren para volver a su casa, su maestro no debía tardar en llegar y se enfurecería si no lo encontraba en el salón como todas las tardes.

Levantó la vista, viendo a miles de estudiantes con sus uniformes esperando en la misma parada. Hizo una mueca y bajó la cabeza mirando sus zapatos. ¿Por qué él ni siquiera podía estudiar como una persona normal? No era que no apreciara a su maestro, pero él tenía deseos de ir al instituto como los demás y no quedarse en casa teniendo clases particulares.

Según sus padres, el instituto público solo servía de distracción y, en otros casos, no enseñaban adecuadamente además de ser peligrosos y abusivos; los estudiantes solo iban a perder el tiempo y meterse en problemas por eso preferían que su hijo estudiara en casa, sano y salvo en manos de un profesional y sin distracción.

Imaginó, tantas veces, vestir un uniforme por más ridículo que se viera, e ir a un instituto como los demás; conocer gente ahí, entablar una amistad. Sin embargo, tenía que despertar y vivir en la realidad. Aquello no volvería a repetirse.

A sus siete años, luego de convencer a su padre de inscribirlo en una escuela, había ido con toda la emoción del mundo. No obstante, jamás imaginó que los niños pudieran ser tan crueles. Recordó cuando se encontró a sí mismo llorando en un charco de lodo por haber sido empujado por uno de sus compañeritos. También recordó una pálida mano de un niño un poco mayor extendida hacia él y levantándolo. Después de todo, en el fondo agradecía a los que lo habían acosado en la escuela porque de otro modo no habría conocido a Yoongi Hyung quien se encargaba de llevarlo a casa todos los días para que no corriera el riesgo de que lo empujaran o lo golpearan por el camino.

Había sido solo un año, solo uno, y sus padres volvieron a optar por las clases particulares al enterarse de la situación con su hijo. Jungkook no opuso resistencia, después de todo su Hyung iba a visitarlo todas las tardes luego de sus clases y nunca volvió a sentirse solo ante tan grandiosa compañía.