9393 [Yoonmin]

10

—¿Jimin hyung? —Jungkook encontró al pelinaranja en la banca del parque tal y como el mayor se lo había indicado, enviando su ubicación por celular. El azabache se acercó cautelosamente y terminó sentado a su lado. —¿Qué haces aquí a las doce de la noche?   

El mayor no levantó la mirada, contempló el césped humedecido por la temperatura mientras luchaba por mantener sus ojos secos y que el pelinegro no lo viera romper en llanto como el fracasado que se sentía.

—No tengo dónde ir. —Su voz salió apenas y el contrario frunció el ceño sin comprender del todo.

—Dijiste que dormirías en casa de tu mejor amigo.

—Huí.

Jungkook suspiró de repente y rodeó el hombro del mayor intentando brindarle su apoyo. Jimin estaba demasiado afligido como para sonrojarse ante tal acto, sin embargo en el fondo se sentía medianamente reconfortado por su abrazo.

—Cuéntame qué pasó. ¡Pero aquí no! —Se apresuró a hablar antes de que el pelinaranja respondiera. —Si seguimos aquí, a estas horas, y sin ropa caliente pescaremos un resfriado.

Jimin bajó la mirada hasta su cuerpo, solo llevaba puesto el pijama que Taehyung le había prestado y no se había dado cuenta que estaba temblando de frío por mantener sus pensamientos en los acontecimientos recientes.

Y no era para menos, las últimas horas fueron las peores en su vida hasta el momento. Él sabía desde un principio que ir a la casa de los Kim podría ser peligroso debido a sus hábitos, pero jamás pensó que Namjoon pudiese descubrirlo. El pelirosa se alarmó al instante adentrándose al baño junto a él para ayudarlo, mas Jimin había entrado en pánico y, en un visto y no visto, ya se encontraba corriendo hacia la salida, antes de que esté pudiese detenerlo. Sentía mucha vergüenza de sí mismo, después de que aquella humilde familia lo acogiera en su casa él sólo había huído para evitar afrontar sus errores por la desesperación.

Se encontró a sí mismo más solo que nunca, sin un lugar a donde ir. Con su madre en el hospital y no queriendo ir a su casa en esas condiciones porque eso sólo significaría más rechazo por parte de su padre, sumando la lejanía y que salió corriendo sin dinero para tomar el tren. Sin su mejor amigo y su hermano que siempre estaban con él. No sabía qué exactamente hacer. Terminó sentado en una banca del parque cerca de la cafetería donde Taehyung trabajaba, con las mangas mojadas por todas las lágrimas que secaba a su paso. En ese momento, la imagen del ángel del tren apareció en su mente, como si realmente fuese su salvador. No era que quisiese molestar a alguien más con su comportamiento, y menos al chico que hacía mover su corazón. Sin embargo, no tenía otra opción. Fue entonces cuando envió su ubicación a Jungkook, con una breve explicación de que no tenía donde ir y si podía ayudarlo. Era un milagro que había logrado traer su teléfono consigo por tenerlo siempre en la cintura, de otro modo, estaría completamente perdido.

El pelinegro tardó más de 25 minutos en llegar al lugar, tomando un taxi luego de salir a escondidas de su casa, pues se suponía que debía estar durmiendo. A Jeon le impresionó demasiado la manera en la que Jimin se encontraba, absolutamente distinta a como lo había visto en la mañana, pero no lo rechazó, al contrario, Jimin era una persona muy buena y él lo sabía, y estaba dispuesto a ayudarlo. Después de todo, Jimin era el único chico con quien hablaba ahora y Jungkook realmente deseaba forjar una amistad con él.

El menor levantó al pelinaranja y lo cubrió con su chaqueta. Paulatinamente, la mente de Jimin iba despejándose de todo mal e impregnándose del calor y la atención del azabache, sintiendo su corazón bombear con más tranquilidad y sin dolor otra vez.

Eran las doce con cuarenta y cinco de la noche cuando Jungkook pagó el taxi y abrió el gran portón de su casa con cuidado de no hacer ningún ruido y delatarse. Su nana debía estar durmiendo. Jimin por su parte, abrió los ojos impresionado que brillaron como luciérnagas, la casa del Ángel era muy grande y ahora sentía vergüenza otra vez por las pintas que llevaba.