El segundo día de clases prometía ser más ligero que el primero, pero Sasha descubrió que no sería así. Con grandes ojeras debido a la falta de sueño, causada por las múltiples tareas y proyectos del día anterior, comenzó a disgustarse al levantarse. No es que no le gustara la escuela, pero algunos profesores dejaban demasiada tarea sobre temas obsoletos. No todos, cabe recalcar, pero un par de ellos parecían amargados y desquitaban su frustración con los alumnos.
Decidió despertarse cinco minutos tarde, lo que le costó en realidad quince valiosos minutos. Al abrir los ojos, ya era tarde. En segundos entró y salió de la ducha, y se arregló con lo primero que encontró en su armario. Solo se comió una manzana antes de salir de casa y correr hacia su auto.
Cuando llegó, faltaban unos minutos para que comenzaran las clases. Entró en su aula y se encontró con su amiga Chloe, quien estaba muy feliz, con una sonrisa de oreja a oreja. Y si bien Sasha la conocía, sabía que esa sonrisa solo podía significar problemas.
—Hola —saludó Chloe con una gran sonrisa a Sasha.
—¿A qué se debe tanta felicidad? —preguntó Sasha, mientras tomaba asiento.
—Me enteré de algo que será nuestra última oportunidad.
—¿Oportunidad de qué?
—Ya tenemos 28 años, cuando salgamos de aquí seremos 100% adultas y no podremos hacer ninguna travesura.
—La verdad es que yo nunca he hecho ninguna.
—Por eso mismo.
—¿Y cuál es esa travesura?
—Me enteré de que los martes los doctores tienen permitido usar la alberca del gimnasio y después van a las duchas. Y mi idea era, solo por una vez, ir a espiarlos mientras se duchan.
—Oh no, no y no, mala idea, muy mala idea, paso.
—Por favor, solo una vez en tu vida, no quiero hacerlo sola.
Chloe era insistente, rogó una y otra vez, hasta que Sasha finalmente aceptó. Minutos antes de que los profesores se dirigieran a las duchas, las cuales estaban junto a las de las chicas, estas últimas estaban descuidadas y los alumnos traviesos habían logrado aflojar un par de ladrillos para espiar a las chicas que se duchaban. Sasha desconocía este detalle, ya que evitaba usar las duchas del gimnasio y había suspendido sus clases de gimnasia por las de lectura.
—Está bien, ya déjame en paz —cedió Sasha, irritada por la insistencia de su amiga. Chloe sonrió satisfactoriamente por haber ganado esa disputa. Las dos chicas se metieron a las duchas de las chicas a escondidas.
—¿Y a cuál entro? —preguntó Sasha.
—En la 2, yo entraré en la 3, esos son los únicos baños que tienen ladrillos flojos.
—Ya me estoy arrepintiendo.
—Anda, no te eches para atrás. Si lo que escuché es cierto, bien, y si es falso, pues también. Anda, entra —empujó a su amiga hacia la ducha y ella ingresó en la otra.
Sasha se sintió nerviosa e insegura de lo que estaba haciendo, tocó cada ladrillo de la ducha. Después de unos segundos, encontró el ladrillo y con mucho cuidado lo sacó poco a poco para que nadie del otro lado la viera. Cuando por fin pudo sacar el ladrillo, lo primero que vio fue un abdomen y pecho marcados. No estaban tan musculosos, pero lo suficiente para lucir excelentes. Observó cómo la persona del otro lado se bañaba. Después de un rato, notó que el tipo traía unos boxers de licra y pensó que por fin alguien la entendía en bañarse en estas duchas con ropa interior por incomodidad o vergüenza. Después de un rato, el tipo terminó y cerró la regadera. Sasha quería terminar todo el espectáculo, pero se dio cuenta de que aquel tipo se quedó quieto un momento. Temerosa de que se hubiera dado cuenta, vio cómo el tipo se agachaba un poco, como si intentara identificar quién lo espiaba. Por un segundo, sus miradas se cruzaron. Sasha, asustada, colocó en su lugar el ladrillo y salió corriendo de las regaderas para dirigirse al jardín, donde ella y su amiga almorzaban juntas.
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Nota importante: La idea la saqué de una historia de Benedict Cumberbatch, (no recuerdo el nombre de la historia) la acople a mi historia, una disculpa no era mi intención de copiar la idea, espero no haya problemas con la autora de aquella historia.
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Profesor Cumberbatch [EDITANDO] ~TERMINADA~
FanfictionElla es una chica de 28 años a punto de graduarse para ser una de las mejores neurocirujanas El un hombre de 40 años que tiene años de experiencia en su campo de neurocirujano pero será por todo un año profesor en una escuela dando clases y consejo...