1.- Nueve años.

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🫧 Craig 🫧

Craig bostezó. Era tan sólo la tercera hora y ya no soportaba más. Ahora entendía porqué su madre insistía en que durmiera temprano, y aún con eso, no se arrepentía de haber jugado con su nueva consola hasta tarde. Oh bueno, tal vez sólo un poco.

En un momento de tranquilidad, cómo aquellos que pueden conseguirse con dificultad en una escuela primaria, y mientras todos hacían sus deberes, Craig escuchó ese curioso sonido que solía brotar en los momentos menos indicados. Tweek. Su compañero de clase tenía una especie de paranoia constante, así que emitía pequeños gritos o sonidos extraños. Todos se giraron para mirar un momento al rubio, para después volver a lo suyo.

Era normal. Pero esta vez había algo distinto, algo que hizo a Craig detenerse un momento más. Algo realmente estaba mal hoy. Se encogió de hombros. No es como que vaya a tener la oportunidad de preguntarle, porqué él no pensaba acercarse al niño rubio; ellos casi nunca hablan, de todas formas.

Durante el primer descanso Craig se demoró un poco en el baño antes de ir a su lugar especial. No le gustaba ver a los otros chicos lavarse las manos, era un espectáculo grotesco. Sin embargo, ¿cómo iba a saber que al llegar a aquel pequeño espacio donde siempre desayunaba, este ya estaría ocupado?

Sólo atinó a ver con molestia al niño rubio que cómodamente ocupaba su lugar.

Craig suspiró con cansancio, se sentó al lado de él, e ignorándole por completo comenzó a comer. Observó el mundo a su alrededor, y se preguntó en qué dirección estaría girando el viento ahora mismo. Estiró una de sus manos frente a él. El chico rubio a su lado lo miro con extrañeza.

— ¿Qué haces?- le preguntó.

— Averiguo hacia dónde va el viento.- respondió Craig.

Tweek frunció el entrecejo; a Craig no le importó.

— ¿Por qué?

Craig sólo lo miró. Como no sabía que contestar lo dejo así. ¿Tendría que haber una razón para que haga lo que siempre hace? De ser así entonces tendría que cuestionarse porque hizo todo lo que ha hecho hasta ahora. Y le tomaría más de unos cuantos segundos. Así que probablemente le responda después, si es que lo recuerda.

Extrajo un pequeño cuaderno de su bolsillo. El viento le daba de lleno en la cara interna de la mano derecha. Lo anotó. No puntos cardinales porque aún no sabía diferenciarlos, y había dejado su teléfono en casa. Debería tratar de conseguir una brújula de bolsillo.

— ¿Haces esto a menudo?- volvió a preguntar el rubio.

Craig, que había logrado olvidar la presencia del intruso, asintió.

— Es un pasatiempo.

— Qué raro eres.- mencionó Tweek, sin ánimos de seguir preguntando. Levantó el termo que llevaba consigo y dio un gran sorbo. A Craig le llegó un fuerte olor a café. Miró al chico con curiosidad y algo de molestia.

— ¿Tú me dices eso a mí? ¿Tú?- reprochó sin ocultar el tono grosero.

Vio a Tweek encogerse de hombros, sin contestar su pregunta.

— ¿Te gusta mucho el café?- preguntó él entonces. El rubio asintió.- ¿Qué tipo de leche usas?

Tweek lo miró extrañado.

— No uso leche. Lo tomó así.-

Craig junto las cejas y apretó los labios en un gesto de confusión. El entrecejo de Tweek se frunció al notar que Craig no le quitaba la mirada de encima, y aquella expresión seguía presente.

Luna de Café ☕️ Creek ☕️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora