Royals

Sentimiento desconocido

"El niño de la profecía" 

"el destinado"

"el elegido"

Títulos, adjetivos que los adultos usaban para referirse a él, Damien no lo entendía al principio, hasta que su padre se encargo de explicarle sobre la profecía que se había hecho incluso antes de que naciera, una historia de amor de la cual  él seria el protagonista y traería paz y felicidad a los siete reinos, dicha explicación no hizo mas que confundir al niño de cuatro años, mas que nada por una palabra nueva para él y cuyo concepto desconocía

Amor

Habiendo vivido desde que tenia memoria en el reino de los demonios y alejado de cualquier rastro de humanidad, piedad y virtud, Damien desconocía por completo el significado del amor, pero su padre le insistía en que esa profecía era la razón por la que había llegado al mundo, dicha respuesta no fue satisfactoria para Damien, no le aclaraba para nada lo que era el amor y como es que él podría llegar a sentirlo, la posible respuesta llego un día en que su padre le dijo que su "alma gemela" estaba a punto de nacer, con mas curiosidad que otra cosa Damien acepto ir al reino de los cielos solo para conocer a ese ser -que se supone- le enseñaría lo que es el amor, cuando por fin nació y el pudo verla en la gran cuna de sabanas blancas no le pareció nada en especial, parecía una simple bebe

-¿y que piensas hijo, no te parece hermosa?-

-esta calva y no tiene dientes, que asco-

No es que Estella lo asqueara de verdad, es solo que el pequeño niño se encontraba irritado con ella porque no respondía para nada lo que era el amor, muy al contrario de lo que su padre le había dicho, no sintió mariposas en el estomago, ni que el corazón le latiera apresurado, nada, Damien no sintió nada, harto de la situación prefirió salir a merodear por el castillo del cielo, dejando a su padre hablar de temas aburridos con esa mujer tan amarga que parecía ser la reina madre, Damien camino por el lugar dejándose sorprender por el paisaje a su alrededor, el reino de los cielos era todo lo opuesto a lo que el conocía en su reino, el cielo era azul en lugar de negro, el agua era pura y cristalina, muy diferente a los ríos de sangre que nacían de  las obscuras colinas, el paisaje era verde y lleno de vida, no muerto y vació como en el inframundo, incluso el ruido, mientras en el infierno los gritos de agonía eran incesantes, en el reino de los cielos se escuchaban cantar a los ruiseñores, Damien los escuchaba atento, hasta que un conocido grito se colo por sus oídos, el niño de cinco años pudo reconocer fácilmente que se trataba de un grito de dolor, se sorprendió pues no era la clase de cosas que pensaba oír en un lugar como el reino de los cielos, así que motivado por su curiosidad camino siguiendo el rastro de los lamentos, llegando hasta un modesto cuarto que tenia la puerta entreabierta, Damien se asomo con cautela y vio en el interior a una joven mujer recostada en la cama, al verla con el vientre hinchado, las piernas abiertas y la frente perlada en sudor Damien pudo deducir que estaba a punto de parir, pero eso no fue lo único que Damien noto, a pesar de su corta edad Damien podía ya intuir cuando la muerte estaba cerca, casi podía sentir su presencia en aquella modesta habitación donde la joven chica intentaba dar a luz, Damien se quedo quieto tras la puerta, observando como dos mujeres mayores se acercaban a la muchacha y le pedían que pujara para que el bebe saliera, la chica lo intentaba con todas sus fuerzas, gritaba y jalaba las sabanas debajo de ella con un dolor visible

-esta muy estrecho -dijo una de la mujeres mayores- no podremos sacarlo-

-no...no, por favor...sa...saquen a mi bebe-

-¡es delicado! si lo hacemos no garantizamos que sobrevivas-

-no...no importa...-

-tu bebe también puede morir-