×EDITANDO×
Victoria perdió la movilidad de su pierna izquierda por un accidente automovilístico, desesperada acude a personas que le enseñaran artes místicas, pero al no querer involucrarse se va lejos y usa la "magia" para poder caminar, con el tie...
Narradora Otro dia mas en el santuario y como todas las mañanas Victoria lee un buen libro en 5 o 7 minutos dependiendo del grosor, esa mañana Strange atendía una llamada, Victoria intentó resistir la curiosidad de escuchar con quien hablaba Strange pero fue más fuerte que su voluntad y cedió a la curiosidad, poniendo más atención a las palabras de Strange.
-Por favor no te vayas... ¿qué haré sin ti?... te voy a extrañar Christine, adiós.-Strange colgó el teléfono.
Victoria se decepciono al escuchar eso, creía tener alguno pequeña esperanza con Strange pero lo que acababa de escuchar aplastaba su oportunidad y al mismo tiempo habría sus ojos ante la realidad, cruda y triste, pero la realidad de todo esté, Strange sentía algo por Christine.
Dejó el libro sin terminar en la masita que estaba a un lado suyo del sofá de la sala y fue directo a la puerta principal, pasó a un lado de Strange.
-Buenos días, voy a salir espero que no haya problema.-Le comentó.
-No, no hay problema, adelante.-Victoria se cambió de ropa con un hechizo a algo mas "normal" y salió del santuario, necesitaba un poco de aire fresco para pensar las cosas con mas calma y con la cabeza fría.
A Victoria le relajaba hacer relojes de arena, era lo que construía para despues venderlos, vivía de hacer relojes de arena, no era un negocio millonario pero le daba de comer y lo disfrutaba, eso era suficiente para ella, nunca buscó sobresalir ni ganar millones, solo quería vivir tranquilamente.
Con su celular busco tiendas donde podria comprar arena y madera, lo demas lo tenia en casa, las herramientas, el pequeño horno para hacer los cristales, la lija, abrillantador de madera y otras cosas más.
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El resto del día se dedicó a fabricar el reloj, la experiencia adoptada con el tiempo y con las herramientas en mano hicieron que Victoria terminará en una horas el reloj, no sabia que hacer ahora con el, se quedó pensando en el vacío un poco y recordó que Strange se encontraba deprimido por el partir de Christine, tal vez el reloj lo animaría un poco, un regalo de una amiga a un amigo triste.
Lo guardó en un caja de cartón, color café y le puso un moño rojo como decoración, salió de su casa y en vez de abrir un porta y aparecer en el santuario decidió caminar hasta llegar.
Llegó al santuario y no se escuchaba ruido en el, empezó a buscar a Strange, quien lo encontró en el sofá donde ella leía en la mañana.
-Ya regresé Strange.
-Te tardaste.
-Lo sé, hice unas compras y luego me detuve en mi casa donde... hice esto, para ti.-Le da caja.
-¿Qué es?
-Un regalo.
Strange abrió el regalo y se encontró con el hermoso reloj de arena.
-Yo...no puedo aceptarlo, debió costarte todos tus ahorros.
-En realidad me costó muy poco, ya que yo lo hice.
-No puedo, lo siento.-Dejó el reloj en la mesita y se fue.
