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Los días siguientes nos vivimos la luna de miel a prisa, yendo de lugar en lugar riendo, jugando, escondiéndonos para besarnos cuando él me arrastraba de la mano a un lugar solo, haciendo de mi habitación nuestro lugar secreto, silenciosos de los oídos de los demás, de Hoshi que no sabía que pasaba cada vez que desparecíamos de su vista, tan solo fueron días de besos y risas, de nieve, mucha nieve.

Pero justo como la nieve cuando la intentas tocar, cuando intentas tomar un solo copo minúsculo en tu mano se derrite y desaparece. Ahora estábamos en el aeropuerto, su familia, Hoshi y yo, mirando como los horarios cambiaban, como preparaba su boleto nerviosamente en su mano, escuchando las indicaciones de su mamá al pie de la letra, mirando como Samuel no quitaba sus ojos de mí, como si esperara algún síntoma de llanto y tristeza para venir a decir "te lo dije" , pero Hoshi estaba ahí, hablándome evitando que eso pase, que yo colapse.

Su madre lo dejo en paz y vino hacia nosotros.

-quiero comprar una botella de agua, me puedes acompañar Wonwoo?- dijo extendiendo su mano frente a mí, mire a Hoshi quién se levantó hacia los padres de Mingyu como si él fuera la distracción, tome su mano y desaparecimos de los demás, con sus ojos apresurados miraba buscando un solo lugar donde podamos estar solos, el cuarto de seguridad lucia vacío, así que abrió la puerta y entramos, me abrazo fuertemente contra su pecho, sentí lo rápido que latía su corazón y me aferre a su espalda, no podía regresar con el rostro lloroso, ni él ni yo.

Tomo mis mejillas y me beso en la boca primero detenidamente, luego muchas veces de forma muy corta, era nuestro acuerdo, cada beso equivale a un te amo.

Sin tardarnos nada, pasamos a comprar lo que había dicho, e intente lucir normal como el, cuando su avión estaba en abordaje llego la hora de despedirnos, abrazo a su madre, a Samuel un poco a regañadientes, a dos de sus tías y a su abuela, a Hoshi y al final a mí, como si me dijera "dejo lo mejor para el final" y ese abrazo nos tomó largos segundos.

Nadie dijo nada, nadie hizo nada, solo un abrazo, una sonrisa, sin una promesa de vuelvo pronto, ambos teníamos cosas por hacer, no era adecuado hacerlo. La última llamada, y con un adiós lo perdimos de vista en el pasillo al avión, y luego, en el avión despegando.

-estas bien? - dijo Hoshi apretando mi hombro.

-sí, vamos-

-hyung- dijo Sam al ver que nos íbamos.

-ahora no Samy- le dije sutilmente dependiéndome de su madre a lo lejos, íbamos en el auto de Hoshi, el manejaba y yo a su lado finalmente partí en llanto, un llanto nada limpio, como el de un niño pequeño, ese era yo, inundado en lágrimas con el rostro rojo, Hoshi no decía nada, nada podía reconfortarme en ese momento, nada más que dejarme llorar mientras veía como la ligera nieve volvía a caer frente a mí.

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