Jeon Wonwoo es un chico muy tranquilo, estudiante de universidad con una mirada llena de melancolía, demasiado aferrado a sus recuerdos de niñez. un día uno de sus profesores le propone ser tutor de un chico idol, un niño mimado al que deberá apoyar...
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-que le hacen a Wonwoo? ¿Lo interrogan? -
-no, solo charlábamos, que te dijo papá? Se veían serios-
-les he dicho que Wonwoo y yo tenemos un relación-
-tan pronto???-
-nunca me ha gustado mentirles, además me ha dicho que no pasaba nada, es mi vida, y soy muy feliz, ellos lo serán conmigo también-
-tienes mucha suerte-
-lo sé- Todos hablaban entre ellos, yo sostenía mi plato mientras Mingyu me miraba fijo.
-quieres quedarte hoy? -
-no sé, no creo que sea correcto acabas de presentarme-
-por favorrrr! Ahora que estamos juntos deberíamos aprovechar el tiempo, ¿sisisisi? Andaaaaa- me reí ante tu extraña actuación de niño pequeño.
-no puedo creer que el amor de mi vida haga un berrinche como niño de prescolar- dije sin darme cuenta de las palabras que solté.
-has dicho qué soy el amor de tu vida?- ambos nos quedamos en silencio.
-no...no...- intente hacerme el desatendido.
-claro que si...soy el amor de tu vida, soy el amor de tu vida- la estúpida sonrisa de Mingyu, sus manos sosteniendo mis mejillas para acariciar su nariz con la suya, hacían que me olvidara de que estábamos en esa comida de su familia entre la blanca nieve y las risas de los demás.
-supongamos que desde el día 0 al día qué vivo actualmente es un 100%, he pensado en ti un 90% de mi vida...técnicamente si lo eres...-
-soy qué? - dijo acercándose a mi jalándome hacia el por mi abrigo, mis ojos bailaban a los lados paranoicamente, pero nadie nos miraba, era como cualquier cosa.
-lo que dije-
-no, dilo otra vez...soy qué? -
-...el amor de mi vida...eres el amor de mi vida- sonriendo me beso en los labios, un par de veces, tenía esa facilidad de vomitar mariposas imaginarias cada vez que lo hacía.
-tu eres el amor de mi vida también...te amo- dijo dándome otro beso y sonriendo muy infantilmente, sé que mi rostro era un tomate rojo, pero no podía hace nada para evitarlo.
Así comenzó la historia donde nuestros caminos se volvieron a unir, más bien yo los uní, Mingyu me dijo en aquella canción que el volvería a mí, pero esperarlo me tomaría más tiempo y yo, yo lo quería a mi lado ya.
Ahora los besos eran eso, un beso.
Y los te amo, finalmente podía oírlos con su voz sin cansarme.
