Capitulo Uno♥

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Llovía torrencialmente en la ciudad de Buenos Aires. Eran las 5.46 pm y aunque no fuera algo habitual Té de Jazmín estaba totalmente vacío.

-Pueden ir yendo si quieren -dijo la dueña de la reconocida casa de té. -Hoy cerramos temprano; con esta lluvia están imposibles las calles. - Le comunicó al grupo de chicas que oficiaban de mozas.

Con su habitual sonrisa amable, saludó a sus empleados y se quedó lavando la vajilla acumulada del día.

Le generaban mucha calma los días de lluvia, eran sus favoritos, aunque mucha gente no pudiera entenderlo.

Aunque era cierto que en Buenos Aires la lluvia puede ser muy caótica en cuanto al tránsito y la inundación de las calles, no era real que cerraba su local solo por eso. Encontraba un cierto placer en escuchar el ruido de la naturaleza furiosa afuera, mientras ella estaba tranquila, refugiada en su lugar, mirando la vida pasar por los enormes ventanales del local.

Desde que era niña, Jazmín encontraba un cierto fanatismo en observar a la gente en silencio, cuando iba en el tren, en el colectivo, o simplemente caminando por la calle, le gustaba inventarle nombres a las personas; imaginar en donde vivían, si tenían hijos, si estaban muy enamorados o pasando por alguna ruptura sentimental; si eran felices, o cuáles eran sus sueños. Hoy, a sus 28 años nada había cambiado, seguía teniendo el mismo entretenimiento.

Fue interrumpida sorpresivamente de sus pensamientos cuando una figura empapada se presentó con brusquedad sobre los vidrios de la puerta, y fue cuando se dio cuenta que no había dado vuelta el cartelito de "cerrado" de su casa de té.

Se acercó hasta la puerta haciendo señas de que estaba cerrado, pero cuando vio el estado de la muchacha que allí se encontraba no dudó en abrirle.

-Mirá está cerrado ya, me olvidé de dar vuelta el cartelito, pero si querés podes pasar para esperar a que pare esta lluvia - dijo Jazmín

La chica evocó una media sonrisa, y se sacó la capucha que la cubría. Estaba mojada de pies a cabeza, el delineador corrido y el pelo alborotado que goteaba agua sin parar.

-Muchas, gracias, me llamo Florencia, vos debes ser la dueña no? es re lindo este lugar. Dijo casi sin pausas entre una oración y la otra.

Jazmín la observó por un segundo y pensó que nunca había visto unos ojos tan lindos en su vida hasta ese momento. Se sintió un poco nerviosa y no entendió porqué, asi que prefirió ofrecerle un té, ya que la chica realmente parecía necesitar algo caliente.

- Muchas gracias! si soy la dueña del lugar, ponete cómoda si querés, te voy a traer un té que debes estar helada

La otra chica solo le sonrió en silencio y se quitó su abrigo sentándose en una de las mesas.

Jazmín no comprendió su amabilidad injustificada por una chica que apareció de la nada, de hecho una vez que cerraba el local no solía atender a nadie por cuestiones de seguridad. Pero algo, algo adentro suyo la había puesto nerviosa. Nerviosa lindo. Y no entendió, pero sonrió igual.

Mientras esperaba que el agua estuviera lista, se acercó a la mesa con la caja de té para darle la oportunidad a Florencia de elegir uno.

-Elegí el que te guste más - dijo sonriendo

-Me gustan todos, soy muy fan del té. Quiero que vos lo elijas por mi, sorpréndeme - le dijo guiñandole el ojo

Y en ese momento Jazmín tuvo la percepción de que sus mejillas estaban más coloradas que su pelo.

Té de Jazmín (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora