Capítulo treinta y seis♥

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Llovía torrencialmente en la ciudad de Buenos Aires.

Jazmín Del Río estaba apoyada en el mostrador de Té de Jazmín. Cuando de pronto ingresó Florencia por la puerta del local, encapuchada y goteando agua de sus ondas morenas.

No, no era un deja vu. Era la realidad de nuevo. Y Jazmín sonrió.

Sonrió porque así empezó su vida, su nueva vida. Se mordió el labio inferior y una lágrima corrió por su mejilla.

-¿Qué te pasó? - dijo Florencia en un tono elevado de preocupación frente a la gente que se encontraba allí merendando

- Nada mi amor - exclamó Jaz sirviéndole un té calentito

Florencia frunció el ceño, dudando de su verdad, pero había algo raro. Jazmín tenía un brillo especial en sus ojos, que no denotaba tristeza.

Jazmín estaba pensativa, en un mundo paralelo al que Florencia no parecía estar habilitada a entrar, decidió darle su espacio y pasó al baño a cambiarse la ropa mojada que traía por las condiciones climáticas.

El ruido de los truenos inundaba el lugar, cualquiera que observara hacia afuera se moriría de miedo. Pero Jazmín, estaba contenta. Cada sonido que sentía a través de los vidrios le hacía latir el corazoncito con más emoción, y eso era algo que nadie podía llegar a entender.

Su futura esposa salió del baño ya seca y continuó observándola en silencio, pasó detrás del mostrador donde se encontraba Jazmín, se puso un delantal y comenzó a ayudarla sin emitir palabra alguna.

Jazmín la observaba y se llenaba los ojitos de amor. Intercambiaron miradas en reiteradas ocasiones, una Florencia confundida y temerosa no sabía que esperar pero igual no podía dejar de mirarla. Los ojos de Jazmín la tenían hipnotizada, como desde siempre, desde la primera vez que la vio.

La gente se iba retirando lentamente del lugar y Jazmín cobraba con una sonrisa imborrable en su rostro. Mientras Florencia limpiaba las mesas aún en completo silencio.

Cuando el último cliente salió del lugar, Jazmín se tomó su tiempo y apareció tras Flor, que se encontraba barriendo un rincón del local.

La abrazó por detrás y plantó un suave beso en su cabeza. Florencia cerró los ojos abrazada a la escoba y sonrió. Temía muy en el fondo que su novia se hubiera arrepentido de la propuesta hecha semanas atrás.

-No sabés, lo feliz que estoy de que seas mi mujer. No sabés la felicidad que sentí hoy cuando te vi pasar por esa puerta como la primera vez que te vi, cuando llegaste a mi vida como un huracán. No te das una idea lo que siente mi cuerpo cuando estás tan cerquita como ahora y las ganas que tengo de que seamos la familia más linda del mundo. Vos sos mi hogar para siempre Florencia, no me dejes nunca. - le susurró despacito en el oído mientras seguía sosteniendo el abrazo.

La morocha quedó sorprendida por la declaración después de tanto silencio y tanta duda. Se dio vuelta dejando la escoba recostada en una mesa y la miró. Pudo ver la sinceridad en sus ojos, pudo ver la transparencia que estaba desde siempre y no podía evitar que se le llene el pecho de amor.

-Pensé que te habías arrepentido, no sabes el susto que tenía Jazmín

-¿Arrepentirme? puedo arrepentirme de mil cosas en esta vida, pero nunca de vos.

Florencia comprendió que Jazmín tenía sus momentos de reflexión interna que debía respetar, donde la colorada amaba recordar cosas hermosas que le habían sucedido y otras no tanto pero que la ayudaban a reforzar sus sentimientos, a contemplar sus deseos y como lentamente se iban haciendo realidad.

Té de Jazmín (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora