Capítulo Veintidós♥

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Florencia sentía que los días pasaban en cámara lenta. Dos semanas más habían transcurrido y todo se movía lentamente.

El invierno estaba siendo muy cruel. En todos los sentidos.

Las calles se encontraban desiertas, la lluvia y el viento amenazaban día tras día a la ciudad. Y Flor se moría de tristeza.

Estaba recostada en el mostrador de Té de Jazmín y recordaba la actividad favorita de Jazmín: observar a la gente pasar y pensar en sus posibles vidas o quizás inventarle una. Imaginarse quiénes eran, cuál era su propósito en la vida y si amaban a alguien.

Comenzó a observar a la poca gente que pasaba corriendo por la calle cubriéndose de la lluvia, y se preguntaba si alguno de ellos estaba viviendo un amor a distancia, si alguno de ellos extrañaba tanto a alguien que le dolía el alma.

Suspiró pesadamente y tomó su celular, abrió el chat de Jazmín y escribió:

"Te extraño tanto que me duele todo" .

Pero a Jazmín ni le llegó, seguramente estaba durmiendo después de un día agotador de trabajo en la empresa. Y se molestó.

Se molestó porque ya no quería estar más así, se molestó porque estaba unida a Jazmín pero no soportaba tenerla tan lejos mucho tiempo más.

Miró en su computadora el calendario y se dio cuenta que al día siguiente se cumplirían cinco meses de la noche en la que ella entró por la puerta de ese local y le cambió la vida para siempre.

Pero seguramente Jazmín no lo recordaba, seguramente tenía demasiado estrés mental con la empresa, seguro el cambio de horario la mareó y no se acordaba que sucedía al dia siguiente.

No es que fuera su aniversario porque formalizaron varios meses después, pero para Florencia ese día le había cambiado la vida para siempre. Y la llenaba de frustración no poder compartirlo con quien más amaba en la vida.

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Para distraerse a la tarde Florencia salió a merendar con sus hermanas luego del trabajo en el colegio, por supuesto que la notaron muy rara y con la complicidad de Miranda comenzó a contarle su historia con Jazmín a todas.

Al principio muy temerosa, teniendo en cuenta todos los prejuicios que seguramente tendrían y las miradas extrañas, pero para su suerte, Virginia se abalanzó a ella abrazándola fuerte, Carla solo hacía preguntas íntimas que la ponían un poco nerviosa pero estaba lejos de haberlo tomado mal, y a Lucía básicamente ni le importó.

Luego de esa merienda tranquilizadora, volvió al departamento de Jazmín.

Cuando entró lo sintió muy vacío y recordó el whatsapp que le mandó aquella mañana y del cual no había recibido ni el visto.

Se empezó a preocupar, y también a fastidiar. Si bien toda la vida se había sentido sola, este tipo de soledad nueva que estaba sintiendo gracias a la ausencia de Jazmín era algo completamente nuevo y la estaba molestando mucho.

No quería estar así, tenía sus días buenos y días malos, y hoy precisamente era uno malo.

Básicamente hacía un mes que estaban en países diferentes. Por un lado era positivo porque significaba que faltaba tan solo la mitad del tiempo para reencontrarse, pero por otro lado, ese mes que habían transitado comenzaba a pesar.

Le comenzaba a falllar la fuerza interior que había tenido hasta entonces y se irritaba fácilmente ante el más mínimo detalle.

El departamento de Jazmín le quedaba enorme, y mientras estaba tomando un café observando por el ventanal gigante la lluvia, se le ocurrió proponerle a Jazmín que quizás a la vuelta podrían adoptar un perrito juntas.

Esa idea la hizo sonreír, y después recordó que tampoco es que vivieran juntas hasta entonces, ella estaba en su departamento por el motivo de su viaje, no porque lo hubieran charlado en una situación cotidiana.

De pronto comenzó a llenarse de inseguridades. ¿Y si a Jazmín se le había pasado el amor con la distancia? ¿Si se había dado cuenta que merecía alguien mejor? ¿Si había conocido a una francesa? Florencia estaba segura que cualquier persona en el mundo era más interesante que ella.

Y el amor era así.

Una montaña rusa de emociones. A veces positivas, a veces negativas.

Y siempre, pero siempre necesitaba un empujoncito de la suerte, del destino y porqué no de la fuerza de cada una.

Faltaba poquito para las doce de la noche y Flor decidió bajar a Té de Jazmín, por supuesto que estaba cerrado y a oscuras. Pero se sentía segura allí.

Se paró frente a la puerta de vidrio y observó que misteriosamente el día estaba exactamente igual que hace cinco meses atrás, cuando ella llegó y el destino las juntó para siempre.

Cerró los ojos y lloró. Lloró porque extrañaba. Lloró porque recordó.

Lloró porque hacía cinco meses la vida le había cambiado para bien y ahora no podía vivir sin el amor.

Lloró porque nunca espero amar así, porque se dio cuenta que no era un invento, que es verdad que el amor siempre llega tarde o temprano, que siempre hay una persona ahí escondidita esperando por nosotros.

Alguien que nos quiere con nuestros defectos y virtudes, alguien que no nos quiere cambiar, alguien que disfruta de nuestra risa y nos llena de amor en cada abrazo.

Lloró porque Jazmín era todo lo que quería y no estaba allí para mirarla a los ojos y compartir con ella su emoción, porque no era solo una fecha, era el comienzo de algo nuevo y Flor estaba segura de eso.

Pero la vida tiene esos instantes mágicos reservados para nosotros siempre.

El destino nos junta, nos cruza, nos hace amar, nos separa temporalmente, enreda los hilos y nos vuelve a unir caprichosamente. Porque él es así. Y cuando menos lo esperás te devuelve el amor. Te lo presenta ante tus ojos para recordarte que estás acá para hacer de tu vida tus sueños realidad y para recordarte que todo todo en algún momento deja de doler.

Florencia se sobresaltó por el golpe que sintió en la puerta. Abrió los ojos y vio una silueta oscura frente a ella del otro lado del vidrio. Se le aceleró el corazón del susto y comenzó a temblar.

La figura comenzó a quitarse la capucha y alumbró su cara con la luz de un celular.

Florencia la hubiera reconocido bajo cualquier circunstancia.

-Perdón, ¿está cerrado? - comentó

Y Florencia lloró al escuchar su voz, y con sus manos temblorosas comenzó a buscar la llave para abrir sin creer lo qu estaba sucediendo, pensó que era un sueño, una alucinación, su deseo de volver a verla.

Del otro lado del vidrio Jazmín Del Río temblaba de nervios y de emoción, mientras el agua de la lluvia la había dejado totalmente vulnerable frente a los ojos de su novia.

Los árboles bailaban con el viento, el silencio de la noche estaba allí esperando ser llenado y la lluvia una vez más fue testigo del encuentro.

Así, como la primera vez.

Como siempre.

Como cuando el amor golpea tu puerta dos veces.

Como cuando la vida te hace regalos maravillosos.

Como hace cinco meses atrás ♥

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Este capítulo va dedicado a Mica @queenoreiro♥ te amo con todo mi corazón amiga! 

Té de Jazmín (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora