Capitulo 23.

184 12 0
                                    

Sube a tu habitación, le dijo su papá a Moisés y se quedó sin respiración, miro para tener ayuda de su mamá pero esta ya había entrado en casa con sus hermanos


- Papaaa – le dijo para ver si podía parar lo que venía

- No Moisés, sube – repitió Moisés con todo el dolor de su alma hacía un minuto estaba con una gran sonrisa en la cara y ahora estaba a punto de llorar pero no podía dejar las cosas así

Moisés tenía que entender que no podía irse de casa con tan solo diecisiete años, entendía la situación de su hijo pero su hijo tenía que comprender que era peligroso lo que hizo y no solo por huir de casa sin decir a donde sino por exponerse al trabajar en un bar de copas hasta altas horas de la madrugada expuesto al humo del cigarro, lidiando con borrachos, volviendo casi al amanecer a su casa pudiendo ser víctima de cualquier tipo de agresión o accidente.

- Moisés, te dije que subas – repitió papá con un tono de voz algo áspero al ver que el muchacho se había quedado inmóvil, Moisés sabía que no podía hacer nada y sin decir más subió a su habitación, Rebeca que lo había visto subir casi corriendo solo sintió pena por su niño, ella sabía que Ramón nunca era duro con sus niños pero por una vez en su vida no quería que su marido lo castigara pese a que era lo correcto, quizás porque su ausencia había movido algunos hilos que nunca imagino en su corazón, además pasaron una tarde estupenda y su hijo se veía tan alegre que no quería lágrimas esa noche, así que cuando Ramón no tardó en pasar y al subir las escaleras Rebeca lo cogió del brazo

- Ramón – este se dio la vuelta para mirarla

- ¿Qué pasa amor? – Rebeca soltó el aire

- Ya no lo castigues, ahora que está en casa no quiero oírlo llorar por favor – le pidió y Ramón se acercó a ella y le dio un beso

- Yo tampoco quiero hacerle llorar, pero Rebeca si se lo dejamos pasar puede que en un tiempo lo vuelva hacer... además estuvo trabajando en un bar hasta altas horas de la madrugada – le contesto muy serio

Y a Rebeca que se estaba enterando ahora mismo de la situación se le encogió el alma, ¿y si le hubiera pasado algo a su niño? pensó y ya no dijo más nada, solo le devolvió el beso a Ramón y lo dejo que subiera a la habitación de Moisés, a quien papá encontró sentado en la cama con cara de amargura.

- Moisés – le dijo Ramón sentándose a su lado, pero Moisés se paro y no le dio tiempo a decir más nada

- No es justo que me pegues, yo te dejé la nota explicando el porqué lo hacía y tú me dijiste qué me ayudarías y ahora ¿Qué? –Ramón se quedó sorprendido por la reacción de Moisés

- Si hijo, te dije que te ayudaría pero no de esa manera... no huyendo – respondió Ramón recuperando el control cuando le puso un dedo sobre los labios de su hijo para que deje de gritar – te fuiste de la casa sin pensar en el peligro en que te pusiste yéndote en la madrugada sin pensar en lo que te pudiera pasar – y aunque Ramón se prometió ser paciente al final sus nervios le ganaron y termino elevando la voz – pudieron haberte asaltado o secuestrado, incluso te hubieran matado Moisés –agrego tratando de recobrar la calma

- ¡No exageres! – grito Moisés, aun cuando sabía que su papá tenía razón pero no sé la iba a dar

- ¿Qué no exagere? – pregunto Ramón incrédulo, fue cuando decidió pasar a la acción, así que se desabrochó el cinturón y Moisés abrió los ojos como platos y empezó a rogar como nunca lo había hecho

- ¡No papá! – dijo cogiendo las manos de su padre para que no siguiera quitándose el cinturón – no con el cinturón por favooor –rogo al ver que su padre no iba a cambiar de opinión

Sangre Flamenca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora