Capítulo 1

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Definitivamente debería pedir una licencia por un tiempo, hacerme la loca psiquiátrica es un recurso demasiado usado, pero siempre puedo decir que tengo problemas familiares ¿Quién se encargaría de desmentirme? Nadie. Desde que nuestro jefe cambio mi trabajo es un caos, Brainphone sigue creciendo y ese desgraciado se lleva los créditos cuando somos nosotros los que trabajamos el doble de horas por el mismo sueldo, no debería quejarme, un despacho del tamaño de un departamento, con vistas a las montañas que se divisan a través de los grandes ventanales fijos que ocupan desde el suelo hasta el techo, decorado a mi gusto y hasta con mi propio frigobar para tomar y comer lo que quiera no da el aspecto de trabajadora explotada por su jefe, pero nada es lo que parece.

Cuando la pantalla gigante delante de mi despacho comienza a titilar me arreglo rápidamente la ropa que llevo arrugada de estar todo el día sentada frente a la computadora y preparo mi mejor sonrisa reprimiendo las ganas de soltarle un par de insultos al cretino que esta a punto de aparecer.

-Emma, ¿Terminaste los informes que te pedí para los inversionistas de Phoneclub? -dice, intentando sonar amable, sin éxito alguno.

-Buenos días Señor, habiamos pactado que le llevaba la carpeta el viernes a primera hora, y hoy es miercoles.

-Cambio de planes, deberias estar acostumbrada ya, andate a tu casa, mañana a primera hora quiero los informes completos, con costos y ganancias a futuro.

La pantalla volvió a titilar y se apago mostrando una representación de mi cuadro favorito, una replica casi exacta de ''El beso'', una obra pintada hace muchisimos años pero que me hipnotiza por completo. ¿A los millonarios no se les enseña a saludar?, este hombre logra crisparme como un gato enojado al que se le escapo el insecto que perseguia . Agarro mi cartera, mi abrigo, me hago una cola alta dejando algunos de mis cabellos rubios sueltos y salgo, si no llego a tomarme el airbus tendré que volver en auto a casa y eso serían dos horas perdidas.

Desciendo las doce plantas que me separan de la puerta de salida, saludando a mi secretaria, a la señora que limpia y a las recepcionistas, este es mi momento favorito de mi día laboral, los segundos previos a salir a la calle, cuando estoy a punto de ser libre hasta el otro día y puedo decidir si quiero tirarme de un paracaídas o tejer bufandas que nunca voy a usar durante toda la tarde.

El viento helado de junio azota mi cara y de no ser por el barbijo creo que me sangrarían los labios ya de por si secos. La gente apurada camina de acá para allá constantemente, cada vez que me veo obligada a salir en hora pico al centro me siento dentro de un hormiguero. En cuanto llego a la parada de Airbus y subo las escaleras me doy cuenta que algo no anda bien, un mensaje aparece ante los ojos de todos:

''Por disposición del gobierno, este servicio queda suspendido hasta nuevo aviso''

¿Desde cuando en este caos de ciudad se usan los monitores publicos para esa clase de mensajes?, genial, definitivamente hoy no es mi día de suerte, sin transporte aereo posible me veré obligada a tomar un taxi y dejar medio sueldo en el.

Tomo mi teléfono y marco al primer numero en la agenda, a los pocos segundos mi marido me atiende.

-Hola amor ¿Estas aún en el trabajo?, te intente llamar varias veces pero no me pude comunicar.

-No, el idiota de Mark me mando a casa a trabajar como mula, debería hacer como mi compañera y venir a trabajar con la menor cantidad de ropa posible, si a ella el metodo le ayudo, a mi tambien.

-No creo que me haga demasiado felíz esa tactica.

-Es broma, no te pongas celoso, no podria venir a trabajar con menos de cien gramos de ropa con lo friolenta que soy ¿Sabes que paso con el servicio de airbus? Esta fuera de servicio, estoy volviendo en taxi.

-Al parecer el presidente va a dar una conferencia de prensa anunciando algunos cambios, seguramente el corte sorpresivo del servicio se deba a eso.

-Estamos cada vez peor, Dios mio, solo quiero llegar a casa y terminar mi informe de una buena vez, y luego de eso voy a decirle un par de cositas que tengo guardadas hace tiempo –Respondi casi gritando, pero no recibi respuesta.

-¿Hola? ¿Amor?¿Estas ahi? ¿Christopher?

No recibí ninguna respuesta, ni siquiera un sonido que me avisara que la llamada había concluido, nada, mi teléfono había muerto, no tenia absolutamente nada de señal. Odio que a las mujeres nos tachen de superficiales y de ahogarnos en un vaso de agua y obviamente no iba a hacerme problemas por un simple telefono, pero el día no venia bien, ¿Qué mas podría salirme mal hoy?.

Lo que no sabia en ese momento es que muchísimas cosas mas iban a salir mal a partir de ese instante, si lo hubiese sabido, hubiera disfrutado ese ultimo momento de paz antes de la tormenta, ese momento en el que el cielo oscurese y se puede sentir cierta tensión en el aire, momentos antes de que comience la lluvia y amenace con llevarse todo a su paso. 


E.C.O.Where stories live. Discover now