Lunes, 12:45 pm.
Una de las cosas que más me incomodaba de estar con Jack, o debo decir, la única cosa que me incomodaba, eran sus fans. Digo, no es que les tenga desprecio, pues gracias a ellos él llegó a donde está, pero ¿era necesario ser tan intenso y escandaloso?
Luego de ese abrazo tan tierno, Jack me hizo entrar en la camioneta donde llegó, mientras él firmaba uno que otro autógrafo y se tomaba muchas, pero muchas fotos.
Él era talentoso, realmente sabía lo que hacía. A pesar de que el rap no fuese mi género favorito he de admitir que tiene temas que realmente fascinan.
-¿Cómo estás, Robert? –Dije sonriéndole al chofer, un joven rubio de no más de veinticinco años cuya apariencia era demasiado adorable para el carácter que tenía.
-Estoy en perfecto estado, señorita Garcés.-Respondió casi en tono robótico.
-¿Qué te he dicho de llamarme por mi apellido? –Alcé una ceja- Me siento como una doña estirada cuando lo haces.
-No le tengo la confianza para llamarla por su nombre.
-Ajá. –Miré por la ventana en busca de Jack y me percaté que ahora estaba fotografiándose con ese tal Alejandro. Una de las cosas que más me preocupaba de todo este alboroto, era que a partir de mañana habrá demasiadas personas interesadas detrás de mí. No me agradaba para nada la idea. –Unos minutos después Jack entró al auto con una sonrisa muy reluciente.
-Hola bonita.
-¿Ya te dije que eres el peor amigo del mundo?
-¿Y yo ya te dije que te ves adorable cuando te enojas? –Hizo un leve puchero haciendo que sus ojos verdes resaltaran mucho más.
-Eres imposible. –Reí.
-¿A dónde quieres ir?
-Sabes bien a donde.
-¿Pizza y hamburguesa?
-Tú sí que sabes.-Sonreí y él le indicó a Robert el sitio donde iríamos.
Me encantaba cómo podía cambiarme el estado de ánimo de una manera tan sencilla y rápida. No recuerdo la última vez que estuve enojada con él; he llegado a preguntarme si alguna vez lo he estado.
-¿Qué tal estuvo tu día, bonita?
-Pudo estar peor –Intento ser optimista- ¿Qué tal el tuyo?
-Pues no hay mucho que contar. –Hizo una mueca con su boca en señal de "meh". – Mar sigue sin responderme.
Jamás me he enamorado en mi vida y mientras más veo todo lo que conlleva tal sentimiento, me dan menos ganas de hacerlo alguna vez.
Jack lleva dos años de relación con una chica cuyo corazón parece estar hecho de hielo. Me sorprende el hecho de que se hayan enamorado siendo tan distintos. Me atrevería a decir que lo único que tenían en común es el amor enorme que se tiene el uno al otro, lo cual me parece hermoso.
Claro que, había días en que abundaban tanto las peleas entre los dos, que el amor parecía olvidárseles.
-Ya lo hará, Jackie, ya verás.
-¿Y si la vuelvo a llamar?
-La has llamado alrededor de cincuenta veces. ¿En serio crees que te contestará a la número cincuenta y uno?
-Quizás. –Estaba tan estúpidamente enamorado, que me llenaba de ternura y a la vez de ganas golpearlo en la cara hasta hacerlo reaccionar.
-No lo hagas. Debes darte tu puesto, Jack.
-Cuando te enamores, lo entenderás.-Y le marcó, para conseguir el mismo resultado segundos después.
4:00 pm. Aquella plaza.
Una de mis cosas favoritas del día era visitar este lugar.
Sola. Siempre sola.
Jack lo entendía, sólo él lo hacía.
Había algo en este sitio que me llenaba de una paz inexplicable. No sé si eran los árboles frondosos o las bancas desgastadas, pero sin duda era mi lugar preferido en toda la ciudad.
-Pensé que no vendrías hoy. –Ana, una de las abuelitas que frecuentaba la plaza para tejer, se me sentó al lado con una tierna sonrisa dibujada en su rostro.
-Sabes que nunca falto. –Le sonreí- ¿Qué tal va ese suéter?
-Casi terminado. –Alzó ante mis ojos un suéter tejido color crema con pequeños bordados de flores en la parte frontal.
-Precioso, como todo lo que haces.
-¿Escribiste algo para hoy? –Había tardado demasiado en preguntarme. Le sonreí y asentí.
No sé si lo que escribo se puede considerar poesía, pero sin duda amaba hacerlo. La mayoría del tiempo soy increíblemente irritable, menos cuando escribo y estoy aquí.
Busqué en mi bolso el cuaderno donde tengo todos mis escritos y busqué el del día de hoy. Me aclaré la garganta y comencé a leer:
"Día tras día escucho la misma frase: ¿Cuándo te vas a conseguir a alguien? ¡Necesitas enamorarte!
¿De verdad lo necesito? Digo, ¿Es realmente necesario conseguir a una persona para conocer lo que es el amor?
He observado a suficientes parejas para caer en cuenta de que el amor no es estar con una persona. Jamás lo ha sido.
Desde siempre nos quieren hacer creer que para poder sentir amor necesitamos conseguir a alguien más, un complemento, nuestra otra mitad. Nos hacen pensar que estamos incompletos, nos hacen olvidar que el amor siempre empieza en nosotros.
No necesitas otra mitad, no necesitas a alguien para sentir amor, NECESITAS AMARTE A TI MISMO. No lo olvides nunca."
-Mi niña, el amor es algo tan complicado de entender.
-Creo firmemente que no existe alguien en el mundo que haya entendido por completo el concepto del mismo.
-¿Y para qué necesitamos entenderlo?
-Para poder amar bien.
-Eres toda una experta para ser alguien que jamás se ha enamorado.
-Me gustaría serlo. –Sonreí- Soy toda una espectadora, he aprendido bastante.
Miré a mí alrededor tomando una gran bocanada de aire, sonreí. Que bien se sentía estar aquí.
-Pssst, psssstt. –Ese sonido tan familiar, tan terriblemente familiar.
-Dios, no. –Hice una mueca de disgusto y giré para encontrarme de nuevo con esos ojos.- ¿Qué haces aquí?
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Sólo así
Подростковая литератураMe preguntaron cuál sería la palabra perfecta para describirme... No supe responder, pues en mi cabeza sólo hay espacio para ti.