Capítulo 1

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Resoplo cansada. ¿Por qué hay que madrugar tanto? Debería ser ilegal, pero mi padre me ha asegurado cientos de veces cada año que no lo es, que dejara de quejarme y me terminara el desayuno. Es nuestra... Conversación oficial. La solemos tener mientras mi madre se ríe.
Me froto la cara aún medio dormida y me levanto de un salto antes de acurrucarme de nuevo bajo las sábanas. Me pongo el uniforme y mi cubrebocas del mismo color que la chaqueta y falda.
   - ¡_____! Baja o no vas a poder desayunar -me llamó mi padre-.
   - ¡Voy ahora!
A ver: uniforme, listo; cubrebocas, listo; mochila, lista; zapatos, con los cordones atados; desodorante, puesto... Sí, todo correcto. Me cuelgo la mochila al hombro y corro escaleras abajo para beberme mi zumo y tomar la manzana.
   - ¿Sólo vas a desayunar eso?
Cierro los ojos reuniendo paciencia ante la pregunta de mi madre.
   - Mamá, sabes que por la mañana nunca tengo hambre. Desayuno esto -alzo la manzana ya mordida- porque me mandais tomar algo por la mañana.
   - Deja tranquila a la niña, cielo. Sabes que come bien.
Entre la duda de agradecer a mi padre que me ayude y quejarme de que me siga llamando niña con 17 años prefiero callarme. Miro el reloj.
   - Me voy yendo -avisé levantándome-.
   - ¡Saluda a Catherine de mi parte!
   - Lo haré, pero llámala Cat.
   - Catherine
Será... Río por el comportamiento casi infantil de mi madre y salgo de casa poniéndome el cubrebocas. Creo que tengo más de estos complementos que pantalones. Ahora que lo pienso... ¿Cuántos pantalones tengo? Hay un par que ya me quedan cortos... Uy, ¿y mi short roto?¿Dónde lo he dejado? No me fastidies que ya lo perdí otra vez...
   - ¡Hola, _____!
Levanto la cabeza alejando mis pensamientos a cerca de mi ropa y me encuentro con una mirada de color verde intenso.
  - Saludos de parte de mi madre, Catherine -contesto con una sonrisa burlona-.
Me hecho a reír por la mueca que pone mi amiga ante su nombre completo.
   - Ni gracia -murmura enfurruñada-.
   - Anda, ya pasó. Vamos.
Echo a andar sabiendo que Cat me seguirá, y no me equivoco. Somos amigas desde que teníamos seis años. Al ser mi madre española mis rasgos no son exactamente asiáticos y ella es estadounidense, así que al mudarse destacó por no tener los ojos rasgados. Yo al estar en un punto intermedio no tenía demasiados amigos, por no decir ninguno. Es una tontería, pero ya se sabe que los niños pueden ser malvados. Básicamente nos juntamos al ser las dos más torpes, socialmente hablando, de la clase. Ella me ayudó a mejorar mi inglés desde pequeña y yo le daba la oportunidad de practicar el japonés que le enseñaban en casa. A dia de hoy nuestros compañeros ya no nos ignoran, hemos madurado todos, pero digamos que ya están las amistades hechas y no nos relacionamos demasiado. No es algo que lamentar.

Miro de reojo a mi compañera: melena de un castaño claro que recuerda a la miel largo hasta el pecho; ojos grandes de un verde intenso; algo pálida y esbelta. Sin duda Cat es una chica preciosa. Lo único que tenemos en común es que somos bastante pálidas: yo tengo el pelo castaño algo oscuro cortado en una media melena y con flequillo; ojos marrones, pero prefiero decir que son de color chocolate; alta y delgada, aunque no tengo el vientre plano pero me gusta mi pequeña barriguita.
   - _____... ¿Había deberes de historia?
La miró de nuevo, ajustando mis gafas de pasta negra algo empañadas por el aliento que se desvía a ellas debido al cubrebocas, suspirando.
   - Yo te los dejo.
   - Oye, no te pongas en plan "Que desastre de chica" porque siempre te tengo que dejar los de economía.
   - ¡Solo fue un par de veces!
   - Sí, ¡un par de veces a la semana!
Ríe atrayendo la atención de la gente de la calle mientras niego divertida.
   - Me rindo, tú ganas esta vez.
Me saco el cubrebocas y lo guardo en el bolsillo de la chaqueta al ver que ya nos acercamos al centro. A unos metros al lado nuestra veo a Light Yagami. Va con las manos en los bolsillos, serio y pensativo. Es el más listo de la clase. No hablamos demasiado, solo un par de veces que nuestros padres hicieron cenas juntos por ser compañeros de trabajo.
   - Oye, ¿al final te vas a presentar al concurso de literatura, _____?
   - No creo. Debo empezar a preparar los exámenes, y tampoco es que escriba tan bien -me encojo de hombros mientras subimos las escaleras para ir a clase-.
   - Uno, sabes que no hace falta estudiar con tanta antelación. Y dos, escribes muy bien. Leí tu libreta azul, esa peque.
   - ¿¡Que hiciste qué!?
Todos los estudiantes a nuestro alrededor se quedan mirándome por el grito que acabo de pegar. Como si nunca hubieran visto a una loca gritar indignada, por favor...
   - Perdona, pero era demasiado tentador tenerla ahí y no leer.
Pongo los ojos en blanco. Qué asco de disculpa. Pero no me puedo enfadar porque sea curiosa si yo soy mil veces peor.
   - Anda, calla y vamos a clase. Toca Inglés.
Cat sonríe sabiendo que va a poder estar distraída sin preocuparse y entramos al aula.

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Bueno, aquí os dejo el primer capítulo de introducción. Espero que os guste, disfrutadlo y dadle a la estrellita si queréis más partes. ¡Gracias por leer! 💙
Enio_215

Intento de detective (Elle Lawliet y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora