—Ignóralos —susurra a mi lado.
No entiendo el comportamiento de todos. Quizá, ya haya rumores sobre nosotros en toda la escuela: aula por aula, persona por persona, incluso maestros, ya que Evan es uno de los chicos más populares en el instituto, no me parecería extraño que ocurriera. Sin embargo,—más que curiosidad— el temor me invade al pensar en lo que podrían decir de nosotros. Las miradas siguen devorándonos. Tal vez preguntándose dónde diablos andábamos —a solas— cuando ya habían dado el toque de entrada a clases. Muerdo mi labio inferior. Podrá intimidarme la mirada seductora de Evan, prácticamente porque me gusta, y de no ser así, ya lo habría enfrentado, que es exactamente lo que haré con este grupo de imbéciles, a excepción de Brooke que ni nos ha dirigido la mirada desde que entramos al salón de clases.
—¿Qué miran? —dije con tono amenazante.— ¿Tengo algo en la cara? —elevo mis cejas.Evan ríe. Y solo por ello, el momento ya no fue incómodo para mí.
—Ya oyeron, si no tienen nada que decir, mejor devuelta a sus vidas. —sigue sosteniendo mi mano y apretándola con fuerza. No me lastima, pero ya puedo sentir las "arañitas" invadiendo mi mano por la falta de circulación—. Y dime... ¿qué hiciste ayer? —Ambos nos sentamos en los pupitres sin soltarnos de la mano—, me dijiste que estabas con tu amiga Brooke, ¿qué hicieron?.
—Pues, nada. Cosas de chicas... que, tal vez, nunca las entiendas —digo, en modo burlón —. Nos encontramos a Jace al caminar en el parque que está frente a mi casa.
—Bien —responde, apretando sus labios.
No sé en qué momento, pero él ya estaba muy —demasiado— cerca de mí como para besarnos, si quisiéramos. Y no me iba a negar, aunque mi cabeza diga no, simplemente, mi corazón dice sí. Cuando los labios de Evan hacen contacto con los míos, el mundo se convierte en vacío, como si el resto de las personas en el mundo dejaran de existir y sólo quedáramos él y yo, nada más. Cada vez que tenemos contacto físico, yo me elevo a las nubes, mi pulso se acelera causando que mi corazón pierda el control y que mi respiración se acorte. Pareciera que vivo en el espacio. Sencillamente, podría describirlo así porque me falta el aire —el oxígeno—. Y no hace falta más para darme cuenta de que Evan es mi "universo"... literal. Él hace que mi cuerpo funcione así. Por Evan, yo soy capaz de romper cualquier regla: como ir sin casco al espacio, aunque sé que podría morir... bueno, no podría, lo haría por norma. Sin embargo, no distingo si ser capaz de romper reglas por un chico al que quieres sea un beneficio o sea dañino.
Al captar a Brooke por el rabillo del ojo me alejo de Evan. Comienza a acercarse a nosotros con expresión seria. Pareciera que le caemos mal, aunque dudo que yo sea el motivo de su semblante.—Bueno, creo que ya terminó tu tiempo —dice manteniendo su vista en Evan, inclinándose hacia nosotros con las dos manos sobre la mesa. Y yo la observo a ella, con su comportamiento tan inusual. Se comporta como si Evan no fuera de su agrado. ¿Acaso ella tiene que decirme algo y no lo ha hecho? ¿Por qué?. Debo preguntárselo... aunque mi corazón no quiera escuchar la respuesta. Mil supuestas respuestas invaden mi cabeza. Tengo que saber. Si a ella le gusta Evan, que es una de las respuestas queme imagino, dejaré las cosas hasta aquí y me apartaré de él, pese a que, en el fondo... no quiera eso. Es regla de una amistad.
Adiós Evan.—Evan, ¿me podrías dejar a solas con Brooke? —libero mi mano de la suya antes de otorgarle suaves palmadas.
Aprieto los labios sin poder —ni querer— decir nada más, antes de afirmarle que no quiero que se vaya.
Dirige su rostro hacía mí, y puedo ver en sus ojos las preguntas: "¿En serio? ¿Quieres que me vaya?".
De hecho, no.— Por favor —solicito.
Su cuerpo tenso y sus manos formando un puño expresan mucho que no quiere retirarse.
Pero finalmente, relaja los músculos en forma de rendición. Suelta un suspiro.

ESTÁS LEYENDO
INTO YOU
Ficção AdolescenteSu nombre es Charlotte Russo. Una chica que tenía una vida feliz. Pero -para su desgracia- se vio en la necesidad de mudarse a Los Ángeles junto con su madre. Para ella es trágico, pues tiene que empezar desde cero: hacer nuevos amigos, acoplarse a...