10. Sueño en la realidad

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Por la iluminación que brinda la bombilla en la habitación, ahora ya puedo identificar con más claridad a la tipa con cara de "odio a la vida", y noto que su cabello rubio no es más que una simple decoloración. Cabello artificial. Niña artificial. Aunque eso no significa que sea fea, tiene lo suyo, tengo que admitir que es muy bonita. ¿Debería sentir celos?
Evan tiene un aspecto molesto, claro, por la chica que llegó sin invitación a la recámara. La chica, cuyo nombre desconozco, da unos cuantos pasos hasta ubicarse a unos centímetros cerca de nosotros. Su rostro malévolo se retornó a uno completamente diferente, una sonrisa inocente se planteó en su cara. Si la hubiese conocido con esa expresión, probablemente me habría caído muy bien, habría pensando que era una niña buena, de buen corazón. Pero indudablemente, es una máscara. No parece ser más que una persona sin sentimientos que solo le gusta dañar a los demás.

—Así que... ella es tu novia ¿ah? —dice, con sus ojos penetrantes que aparentan ser un arma mortal posados en mí. Entrelaza sus manos, en señal de que espera... ¿una explicación?. Iba a protestar, iba a responderle que eso no era de su incumbencia, pero Evan se adelantó, él lo hizo por mí, tal y como si hubiera leído mi mente y haya tomado la decisión de decirlo antes de que yo lo hiciera.

—Qué te importa —por el modo burlón en que lo dijo, puedo notar que no está molesto, al menos, no parece estarlo.

—¿Por qué no me la habías presentado?, ¿la estás ocultando? —la chica a quien desconozco y al parecer Evan la conoce muy bien se cruza de brazos. ¿Habrán tenido algo?, una relación sentimental, parece.

No quiero ni saberlo.

—Sí, es mi novia —Dejé de examinar a la oxigenada y miré con confusión los ojos de Evan, aunque trataba de aparentar no haberme sorprendido. Él sólo tomó de mi mano y la llevó hacía sus labios para otorgarle un pequeño pero amoroso beso. Un beso que le demostraba que yo era su chica. Que él me había elegido
—¿Contenta? —comienzo a molestarme porque la niña artificial le pide explicaciones a Evan cuando no tiene ni el más mínimo derecho a pedirlas, y él, muy obediente, se las da.
Estoy perdiendo la paciencia.
Mi corazón va tomando un pulso diferente, acelerado, tanto que podría escucharse más que la música retumbando las cuatro paredes de esa habitación. Puedo sentir mis propios latidos.

—¿No me vas a presentar? —la oxigenada se lleva una mano a su pecho.

¿Presentar? ¿Por qué demonios es su obligación presentármela?
Esto ya llegó a mis límites.

—Charlotte —me mira a los ojos—, ella es Madison, mi hermana —dice, entre dientes—. Madison, ella es Charlotte, mi novia. La más hermosa.

¿Su hermana?.
Gracias a dios no me dejó responderle nada vulgar a Madison porque de no ser así no sé que pudo haber sucedido.
Pero... si Madison no fue su novia, ¿por qué dice que yo sí lo soy?.

Ya, ¿te puedes ir, por favor?

—Qué grosero —abre la boca fingiendo estar ofendida.

—Por favor —pide, entre dientes, finalizando con una sonrisa forzada.

—Está bien —rueda los ojos—. Igual, ustedes son demasiado aburridos. Adiós cuñada —se despide, canturreando. Nos lanza un beso imaginario con una de sus manos. Por fin. Inmediatamente "mi novio" se acerca a la puerta y le coloca el seguro a la cerradura. Ya me siento más protegida, aún estando encerrada con este demente a quien quiero demasiado.

—Estás demente —le expreso mis pensamientos. Me mira con ojos... ¿enamorados?. No sé descifrar esa expresión que, no es nueva, pero nunca he descubierto su significado, ni su intención. Rodea mi cintura con sus gruesas y pequeñas manos y me lleva hacía él, haciendo que dé un pequeño tropezón. De nuevo, una inestabilidad corporal y emocional se instalan en mí en menos de un segundo. Así se siente estar con Evan.

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⏰ Última actualización: Sep 25, 2018 ⏰

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