La noche del viernes me hubiera encantado comerme a besos a Evan, pero no lo hice, porque definitivamente no me gusta hacerlo. Besarlo solo siendo amigos. No me gustaría que piense que soy una chica fácil.
Por cosas de la vida —o del destino— me dejé llevar, porque lo quiero, me gusta, y quiero que lo nuestro sea formal. Que funcione. Creo que hice lo que cualquier chica ilusionada haría.Tomo mi mochila.
— ¿Ya nos vamos?—. Le digo a mi madre, que está demasiado ocupada cepillando su sedoso cabello castaño como para haber prestado atención a mis palabras—. ¡mamá! —exclamo con un tono más fuerte.
Esta vez entorna sus ojos, y me responde formando con sus labios una expresión de puchero.
— Ya, ya. Es que, como puedes ver, observar, y notar... yo si cepillo mi cabello —me dice, sintiéndose superior. Notablemente como broma.
Ella deja el instrumento con el que cepillaba —y acomodaba— su cabello sobre la mesa.
Subimos al auto. Pero conforme marcha, me siento "vigilada", que alguien me mira. Miro por la luna del coche, por las ventanas laterales, y no, no noté ninguna presencia, ningún alma sola rondando por la calle.
¡Qué cosas!, accidentalmente miré hacía un lugar, el único lugar en el que olvidé buscar, al que no le di importancia... el retrovisor interior. Hasta allí me di cuenta de que toda mi investigación secreta fue para nada, la mirada acosadora era la de mi madre.
Me quedé mirando el espejo, esperando a que sus ojos se crucen con la míos.— ¿Ocurre algo?—. Expulsa.
— No. La misma pregunta es para ti, ¿no crees?.
— Nada si no te refieres a algo en específico.
Algo en específico. Mmm, tal vez desee conversar sobre lo que pasó ayer. Pfff, ¿Qué estoy diciendo?. Ni siquiera sé si está molesta por como respondí o si le dió lo mismo. Dios mío, me estoy volviendo paranoica.
— Te noto tensa, sólo eso —continua después de unos segundos—. Oye, sobre lo que pasó ayer... lamento lo que dije. Yo sé que lo quieres, que lo aprecias, pero debes aprender a controlar tus emociones.¿sabes?, aveces las personas sólo damos nuestra opinión, y no sabes con qué intención lo hacemos. Únicamente te dije cuál fue mi primera impresión al verlo.
Definitivamente no me estaba volviendo paranoica.
Hago una mueca.
— Lo tomaré en cuenta—. Respondo, respirando profundo, tratando de que no logre ponerme de mal humor.
Bien. Admito que un poco de muchas veces —casi— la mayoría del tiempo soy impulsiva, de buena o mala manera, pero no estoy así por la "discusión" de el día de ayer. Me preocupa Evan, lo que hizo, no me gusta tener que ocultarle cosas a mi madre, porque de esa forma comenzaría a desconfiar de mi, y no deseo eso, pero es necesario callar esto. Aunque me coma por dentro.
En todo el transcurso de mi casa al instituto pensé en el chico que juega a las escondidas, en el que sin conocerte te dice que le gustas, en el que me besó en la primera cita. Él mismo. No puedo dejar pensar en él, tal vez ya me dió a tomar agua de calzón y no me he dado cuenta. Sonrío entre mis pensamientos. Sin notarlo —ni sentirlo— he llegado a mi destino.
— ¿se te olvidó que esta es tu escuela? —dice, con un alto tono de voz sarcástico.
— Ten un buen día —me despido.
Bajo del coche.
Los pasillos del instituto son muy ruidosos, demasiado como para escuchar el toque de entrada. Y los sonidos escandalosos no son mi fuerte para nada.
Ya sentada en mi pupitre, converso con Brooke, es raro, porque algunas veces somos muy femeninas y hablamos sobre moda, zapatos, ropa, bolsos, combinaciones, y otras veces salen temas raros a nuestra conversación como la menstruación, cómo funcionan los hombres, qué se sentiría ser hombre... Hoy es uno de esos días raros.
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INTO YOU
Fiksi RemajaSu nombre es Charlotte Russo. Una chica que tenía una vida feliz. Pero -para su desgracia- se vio en la necesidad de mudarse a Los Ángeles junto con su madre. Para ella es trágico, pues tiene que empezar desde cero: hacer nuevos amigos, acoplarse a...