Primer encuentro.

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Uno:

Primer encuentro.

Los brazos de Dominik me sostuvieron con fuerza, evitando que siguiera golpeando a aquel imbécil

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Los brazos de Dominik me sostuvieron con fuerza, evitando que siguiera golpeando a aquel imbécil. También podía oír los regaños por parte de Sam y el llanto por parte de Lily. Intenté safarme de su agarre, pero todo intento fue en vano.

Los amigos del idiota, le ayudaron a levantarse del suelo. Sonreí al ver que logré sacarle la mierda de dentro, se lo merecía.

—Como vuelvas a intentar acercarte a mi hermana, acabaré contigo —le advertí y aquello no era una advertencia en vano. Pensaba cumplirlo, nadie se metía con lo más preciado para mí y salía ileso.

—¡Estas loco, Blaire! —espetó uno de sus amigos.

No pude evitar reír con frenesí, mientras mi mejor amigo me seguía sosteniendo. ¿Loco? ¡Estaba desquiciado! Y este desquiciado lo mataría si volvía a pasarse de listo.

—Pues este loco es capaz de matarle, si vuelve a intentar drogar a su hermana —solté.

Deseaba volver a lanzarme sobre ese hijo de puta, de verdad lo deseaba. Pero sabía que Dom no me dejaría y entendía porque. Esto podría perjudicarme en la UFC* y mi carrera como peleador de AMM*. Debía calmarme, porque a la larga esto no me convendría. Aunque las ganas de matar a ese imbécil, no se disiparia tan fácilmente.

Muchos aquí sabían que Lily es intocable y que si alguien se atreviese a meterse con ella, pagaría caro su arrebato.

Dominik aflojo su agarre en mí, comprendió que no haría nada estúpido o se equivocó al creerlo. ¡Quería matarle! Arrancar su cabeza, bastardo.

Pero antes de poder acercarme, mi hermana se puso frente a mí; impidiendo mi cometido. Maldición.

—Basta Aiden, no más —suplicó y odie eso.

Lo que menos deseaba era verle llorar y menos aún, que suplicara. Entonces intenté calmarme, pero lo haría por ella. Porque no se merecía esta mierda.

—¡Más vale que os vayáis de aquí! ¡No os quiero volver a ver! —advertí con severidad.

Los imbéciles gruñeron como respuesta a mi advertencia, pero aún así se largaron; aunque fueron escoltados por Sammy.

Respire con profundidad y tomé el rostro de mi hermana entre mis manos. Tenía sus hermosos ojos cafés llorosos y eso me molestó. Si mi padre estuviera aquí, habría acabado con ese hijo de puta y yo no quería ser la excepción. Quería ir en su búsqueda y darle su merecido.

Rodeé a mi hermana con mis brazos e intenté consolorarle. Podía parecer una chica fuerte por fuera, pero en realidad era como un pequeño cachorro. Sonreí ante eso, jamás dejaría que alguien lastimase a mi pequeña.

DestrúyemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora